Osasuna perdió en el último partido de la temporada y se despidió del campeonato con una derrota ante la Real Sociedad, resultado que no echa un borrón en el expediente del curso, que de nuevo ha sido notable porque se logró otra vez la continuidad en la máxima categoría. La consecución de la permanencia, el único objetivo que debe impulsar el rendimiento del equipo, se ha logrado con autoridad y suficiencia, cosa que no debe endulzar el amargo trayecto realizado ni obviar las numerosas dificultades vividas en el torneo. Los problemas para lograr la permanencia en Primera resultaban insalvables al final del año pasado, hundidos en el pozo de la clasificación, pero la reacción del grupo ha estado por encima de todo lo previsto. Ha habido calma en los momentos difíciles, tensión bien encauzada en las situaciones de crisis -una larga crisis en la que no se logró ganar durante varios meses-, mejoría en defensa y también en ataque, paso adelante de todo el mundo. Todos los factores se fueron dando la mano para que Osasuna continúa otra temporada en Primera División, absoluta felicidad para el osasunismo, premio económico para el club que anda en las cuentas con el agua al cuello y trabajo colosal para una plantilla que no está entre las punteras de la categoría, pero que ha sabido competir, sufrir y superar a otras mejores.
Osasuna no ha estado al nivel de la Liga pasada, un campeonato sobresaliente, un torneo en el que siempre estuvo fuera de la zona de peligro, pero este curso ha estado en el notable porque ha sacado una tacada de puntos al descenso y ha ejecutado una reacción que habla de unidad y compromiso del grupo. Una labor bien redondeada.
Por esto, porque el trabajo estaba hecho, y porque las luces se encienden casi siempre cuando está todo fundido en negro, hubo parsimonia en el partido de ayer frente a una Real Sociedad que padecía sobrexcitación y nerviosismo. Circunstancias reunidas que condujeron a un partido flojo en general, con la vista nublada en cuanto se miraba la portería contraria y en consecuencia con una raquítica estadística de remates entre los tres palos -uno para cada equipo-. Fue un partido tan desarreglado en esta faceta que consagró la máxima infantil trasladada al fútbol profesional: el que meta, gana. Y así fue.
Estos partidos con casi todo resuelto, suelen guardar también regalos traídos fatalidad. A Unai García, el central de la casa que ha tenido una presencia menor en las alineaciones, condicionada por el gran estado de forma de Aridane y David García, se le cruzó el destino negro en una jugada al inicio del segundo tiempo. En una pugna limpia con Isak en el centro del campo, la rodilla de la pierna izquierda se le quedó flexionada en mala posición tras su acometida a ras de suelo. Fue un gesto antinatural que hacía pivotar al futbolista sobre la articulación doblada. Una pirueta terrible que habrá que esperar qué factura pasa.
Las evidentes intenciones de la Real Sociedad estuvieron diluidas ayer en una mezcla espesa compuesta por nerviosismo, errores impensables y falta de acierto. Equipo de buen manejo de balón y vértigo en los últimos metros, el conjunto guipuzcoano rondó el gol en un par de ocasiones en el primer tiempo y en otras tantas en la reanudación, pero fue aplazando su tarea por una evidente ausencia de acierto. De hecho, el gol de la victoria fue en el único lanzamiento entre los tres palos de la Real, a cuatro minutos del 90, y no fue un gol limpio. En el remate decisivo de Isak medió el palo y un rechace sobre el meta rojillo, Juan Pérez.
Osasuna, menos espoleado por las necesidades, tampoco estuvo especialmente ducho en la faceta rematadora y solo unos minutos antes del gol de la Real, se atrevió a pintar la estadística de remates a puerta, con un lanzamiento manso que detuvo Remiro.
Fue muy poco para el típico encuentro de final de temporada en el que se suele imponer la necesidad sobre otros factores y en donde el resultado muere a los pies del más obligado. Una despedida como otra cualquiera, pero con el trabajo hecho. l
- Ficha técnica:
0 â Osasuna: Juan Pérez; Nacho Vidal, Unai García (Ramalho, m. 54), David García, Manu Sánchez; Torró (Moncayola, m. 46); Roberto Torres, Oier, Íñigo Pérez (Javi Martínez, m. 80), Kike Barja (Jony, m. 80); Gallego (Budimir, m.69).
1 â Real Sociedad: Remiro; Gorosabel, Aritz, Le Normand, Monreal; Zubimendi, Guevara, Silva (Carlos Fernández, m. 74); Portu (Januzaj, m. 82), Isak (Roberto López, m. 90), Oyarzabal (Barrenetxea, m. 82).
Gol: 0-1, m.86: Isak.
Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité andaluz), asistido por Martínez Moreno y Carreño Cabrera. El colegiado mostró amarilla a Gallego por parte de Osasuna.
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo octava y última jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio El Sadar a puerta cerrada.