Osasuna terminó con una dolorosa derrota en los minutos finales el paso por su particular zona caliente del calendario, en donde le ha tocado librar cuatro combates seguidos contra otros tantos peces gordos en la lucha por la Liga y de donde ha salido en tres ocasiones trasquilado. El equipo de Arrasate estuvo mucho tiempo esperanzado y a la altura del rival, impuso su buen trabajo defensivo, no exento de dominio de la situación en el primer tiempo, pero finalmente tropezó cuando todo estaba cifrado en la labor de contención y resistencia. El ímpetu del Atlético, mejor que los rojillos en la segunda mitad, llevó a Osasuna a caminar por el alambre y, al final, a dudar, temblar y caer.
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Fue una jugada en la que casi todo empujó hacia el desastre. Osasuna concedió un córner cuando no era necesario –Nacho Vidal mandó de cabeza el balón por la línea de fondo cuando estaba huérfano de peligro– y en el saque de esquina, Felipe se aprovechó de la salida en falso de Sergio Herrera, que midió mal las distancias y llegó tarde al despeje, y remitió el balón al fondo de la portería. A tres minutos del 90, una amarga sentencia por adelantado que supuso un bajonazo en toda regla.
Sin ser peor que el Atlético, Osasuna se quedó sin botín en el Wanda y le repitieron la lección de que ante los grandes, los errores –uno solo basta– tienen consecuencias terribles. A los rojillos les falta subir algún peldaño más para que sus grandes esfuerzos con los grandes repercutan de forma más positiva, menos crispada. La ecuación entre una buena imagen y un mal resultado da como resultado una decepción.
Osasuna enseñó en el primer tiempo la plnata de equipo sólido fuera de casa. Una labor defensiva impecable, sustentada en un planteamiento exitoso –como en el Bernabéu– y sostenida por la solidaridad de todos los jugadores, estuvo también arropada por una considerable personalidad del grupo, que llevó las riendas del partido muchos minutos. El Atlético se conformó entonces en el papel de equipo dominado ante un rival más firme en sus convicciones, que nunca le esperó y, al contrario, robó y templó en zona enemiga. Fueron muchos minutos de hegemonía a los que solo faltó algo más de chispa en el ataque. Quizás demasiado trabajo reunido.
Del tono gris del Atlético buscó evadirse Griezmann. El francés fue el único futbolista que sacó algunos metros para escaparse de la vigilancia de la buena defensa de Osasuna, pero sus malas intenciones siempre encontraron un ángel de la guarda que las desbarató. La ocasión más clara fue suya, pero ahí se le cruzó también David García, ayer de nuevo colosal. A pesar de que el conjunto madrileño llegó a equilibrar mediado el primer tiempo el dominio, la ocasión más clara correspondió a Osasuna. Torró largó un gran disparo desde fuera del área y a su espléndido zapatazo respondió una no menos excelente intervención de Oblak.
La segunda mitad fue un ejercicio de resistencia bien construido por parte de Osasuna. Si en la primera parte el Atlético se había mostrado constante, previsible e inofensivo con su goteo continuo de centros sobre el área Sergio Herrera, en la reanudación aumentó la potencia de estas turbinas y se aplicó a un suministro de balones aún mayor. La propuesta fue un juego de frontón porque los zagueros de Osasuna enseñaron su altísima relación con el buen momento del equipo y lo devolvieron todo. Y por esto, porque Unai, David García, Juan Cruz y compañía no temblaron en su labor, el peligro local fue el de aquel que merodea, pero no muerde.
Sergio Herrera no había necesitado casi intervenir, aunque el Atlético le había complicado la vida en una aparición de Koke en la que no midió la salida y se comió al centrocampista, aunque sin mayores consecuencias. En otro lío entre piernas de defensas de Osasuna intentó Carrasco marcar en la ocasión más clara, que se marchó fuera. Los rojillos estaban a punto de llevarse el premio de aquel que aguanta –un punto–, pero todo se desmoronó en un suspiro, muy cerca del final. Quizás la resistencia tuvo un límite y defensas y portero estaban con la lengua fuera y la vista nublada después de esta apreciable lección de abnegación y entrega. El gol de Felipe por el fallo en cadena hizo que Osasuna enseñara en el tiempo de descuento su única intención de reacción, cuando Roberto Torres probó de nuevo la categoría de Oblak, que desvió a corner. El final a la desesperada aún le permitió al Atlético aumentar la renta con un disparo al poste, después de que Sergio Herrera se hubiese sumado a rematar un córner. Osasuna terminó en el Wanda desesperado. No era para menos.
- Ficha técnica:
1 - Atlético de Madrid: Oblak; Vrsaljko (Carlos Martín, m. 84), Savic, Felipe, Hermoso; Llorente (Kondogbia, m. 74), Koke, Lemar (Luis Suárez, m. 65); Correa (De Paul, m. 65), Griezmann (Cunha, m. 74), Carrasco.
0 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Unai García, David García, Juan Cruz, Manu Sánchez (Roberto Torres, m. 88); Jon Moncayola (Barja, m. 88), Lucas Torró (Oier, m. 65), Darko Brasanac (Íñigo Pérez, m. 74); Chimy Ávila (Budimir, m. 65) y Kike García.
Gol: 1-0, m.87: Felipe.
Árbitro: Sánchez Martínez (C. Murciano). Amonestó al local Griezmann (m. 45) y a los visitantes Manu Sánchez (m. 55) y David García (m. 81).