A Osasuna no le basta con asediar al Betis

Osasuna cayó en el campo del Betis en un encuentro en el que un acción individual de Borja Iglesias resultó decisiva. Al equipo de Arrasate no le alcanzó en esta ocasión para atacar el resultado pese a que jugó el tramo final del partido –más de veinte minutos– con un jugador más por la expulsión de un rival. Osasuna se lanzó entonces al asedio que no fue suficiente frente a un rival que se supo defender y sufrir. La apuesta de Arrasate por avalanzarse a por el resultado se quedó a medio camino porque no hubo claridad en los últimos metros –alguna versión distinta– y también un acertado tono defensivo de su rival.

Osasuna conoce la primera derrota pese a ofrecer una imagen correcta durante muchos minutos, solo estropeada por la falta de lucidez en los últimos metros. El equipo rojillo realizó sin embargo una buena labor defensiva, solo empañada por la desatención en la acción del gol, y la estadística del Betis refleja semejante esfuerzo: solo fue capaz de lanzar en una ocasión entre los tres palos, pero la calidad de su remate bastó para desnivelar el resultado. A Osasuna, que intentó agobiar a su oponente a base de centros y de llegadas, le faltó gestionar con más sosiego sus aproximaciones porque no fue capz de disparar entre los tres palos en el segundo tiempo, ni siquiera en los minutos de superioridad encontró la calma necesaria o no acertó a la hora de fabricar su juego, porque quizás resultó demasiado previsible. Una de las lecciones de este inicio de temporada excelente.

No cabe duda de que encontrar el camino del gol es el salvoconducto para la calma y eso es lo que hizo el Betis en el primer tiempo. Borja Iglesias, que es un bicho, encontró un par de metros en los que maniobrar –entre Moncayola y Nacho Vidal– y, a partir de ahí, su clase como goleador hizo el resto con un latigazo duro y cerca de la escuadra, imposible para el portero. Hasta el gol del ariete local, Osasuna había planteado un partido con su personalidad por delante, con ganas de tener el balón y con un manejo interesante para circular por primera vez en la Liga como visitante. No había ocasiones, no se encontraba la senda para llegar a la portería rival, pero había una pugna apreciable.

El gol del Betis fue de los que duelen porque llegó con ambientación. Antes de que Borja Iglesias se desatara, Osasuna había rozado el suyo. Fue una jugada con intervenciones de Moncayola y Chimy Ávila como trámite previo al disparo al poste de Moi Gómez. El centrocampista mandó su zurdazo a la madera y su rechace, recogido por el hiperactivo Rubén Peña, también tenía su veneno hasta que Rui Silva, danzando de un lado a otro, se cruzó en el remate con indudable habilidad. Ahí comenzó a despedirse del resultado el equipo de Arrasate.

No tuvo Osasuna tiempo de insistir porque el Betis marcó a continuación y desniveló para su lado el resto del primer tiempo. Los minutos finales estuvieron a su cargo y sendas oportunidades de Álex Moreno, con intervención salvadora de David García, y William Carvalho, que envió a la grada tras haber hecho un par de virguerías, estuvieron a punto de liquidar a un Osasuna que no se merecía semejante final porque estaba trabajando bien.

Osasuna salió con la cabeza alta tras el paso por el vestuario y, de hecho, encontró una oportunidad a los diez minutos de la reanudación. Rubén Peña, un atacante solvente ayer en su posición de hombre de banda derecha ante la titularidad en el lateral de Nacho Vidal, se fabricó una diagonal fantástica a la que no siguió un remate adecuado tras haber descolocado a los defensas.

El Betis dio un paso atrás ante el empuje de un Osasuna que supo manejarse con el balón. La expulsión de Pezzella, una torpeza evidente porque sacó los tacos a pasear en la pantorrilla de Manu Sánchez en una jugada sin sentido, le ofreció a los rojillos un argumento diferente para afrontar los veinte minutos finales con uno más. Arrasate hizo cambios para confirmar que iba a ser un ataque firme y sin concesiones. Las buenas intenciones, sin embargo, no se concretaron pese al bombardeo constante sobre el área del Betis, que no acabó de sufrir.