El auge de la tecnología y de los móviles ha derivado en una auténtica pandemia digital ante la que padres, profesores y distintos perfiles profesionales batallan como pueden. Es innegable que estas herramientas tienen beneficios, pero las pantallas también ocultan muchos peligros: exposición al cyberbullying y la pornografía, problemas de adicción... Por eso, desde hace un tiempo se han instalado con fuerza en el debate público cuestiones como la edad idónea para el primer móvil o la necesidad de restringir su uso en ciertos ámbitos.
El doctor Miguel Ángel Martínez-González, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y catedrático de la Universidad de Navarra, ha dedicado varias publicaciones a estas cuestiones. En su último trabajo, "12 soluciones para superar los retos de las pantallas", ofrece todo un repertorio de recursos para hacer frente a estos riesgos. Hoy los hemos analizado en Onda Vasca con Txema Gutiérrez.
Comunicación y diálogo, claves
Una de las primeras soluciones que plantea el doctor Martínez-González no tiene que ver con nuestros hijos, sino con nosotros mismos: Es necesario que prediquemos con el ejemplo. "Los hijos ven, cuantifican y evalúan siempre cómo sus padres usan las pantallas, cuántas horas, dónde y cuándo. Si pides que no se lleven el teléfono móvil al dormitorio, ellos deben ver que tú eres la primera persona que no lo hace nunca".
Siguiendo con lo anterior, es imprescindible evitar lo que en la jerga actual se denomina Phubbing, un término que surge de la combinación de los anglicismos phone (teléfono) y snubbing (desprecio). ¿Cuántas veces le ha pasado que está tomando algo con un amigo y éste mantiene una conversación con usted mientras no pierde de vista la pantalla? Una suerte de desprecio hacia nuestro interlocutor contra la que debemos luchar con todas nuestras fuerzas, llegando incluso al punto de evitar siquiera sostener el teléfono en la mano -aunque no lo estemos mirando- cuando otra persona nos hable.
Parking para móviles
Padres e hijos deben pactar y negociar -que no imponer- unas reglas de uso de la tecnología. Esto implica acordar espacios libres de tecnología, como el baño o el dormitorio, establecer un "toque de queda digital" (que también deben aplicarse padres y madres) o hacerse con un parking de móviles, un recipiente donde encerrarlo en ciertos períodos del día como las comidas, el tiempo de estudio o a la hora de dormir. Este método es, según los expertos, efectivo para mantener una buena higiene mental y mantenerlos alejados de las redes en las horas punta de actividad de los depredadores.