Osasuna tiene pendientes de amortizar un total de 13,8 millones de euros por la compra de hasta 11 jugadores: 6 millones por Ante Budimir (costó 8), 1,5 por Juan Cruz (costó 3), 1,4 por el Chimy Ávila (costó 3,3), 1,4 por Rubén García (costó 3,5), 1,3 por Lucas Torró (costó 2,09), 625.000 euros por Marc Cardona (costó 2,5 millones), 555.000 por Darko Brasanac (costó 1,3, pero ha aflorado una variable de 200.000), 500.000 por Rober Ibáñez (costó 2), 271.000 por Aridane (costó 2), 168.000 por Nacho Vidal (costó 900.000) y 40.000 por Sergio Herrera (costó 300.000).
La aclaración viene al caso porque desde el club se pusieron el sábado en contacto con este periódico para matizar que esa cantidad no se puede imputar en las cuentas como deuda, como apareció publicado por error en la edición del sábado, sino como amortización, que, según la explicación recibida por responsables de Osasuna, se trata de la división de la cantidad abonada por el futbolista entre la duración de su contrato. Según la misma fuente, las cantidades no amortizadas irán al balance de pérdidas de la entidad en el caso de que el futbolista abandone la disciplina del club antes de la finalización del contrato. Sirven como ejemplo los 625.000 euros de Marc Cardona y los 500.000 de Rober Ibáñez, ambos fuera del club desde el pasado verano (después del cierre del ejercicio pasado) pese a tener un año más de contrato, cifras que, según explicaron desde el club, pasarán a engrosar el balance de pérdidas en las cuentas del curso en ejercicio.
Desde Osasuna reconocieron en la misma conversación que todavía están pendientes de pago 6 millones de euros del préstamo de 8 para abonar al Mallorca el traspaso de Budimir (obviando, eso sí, los altos intereses de este crédito y su gasto de apertura), mientras que el resto de operaciones (incluida la de Moi Gómez de este mismo verano por 1,5 millones) ya están satisfechas y no computan como deuda.