La pobreza aumenta y la solidaridad se vuelve más necesaria que nunca. En Navarra, son 95.000 las personas que se encuentran actualmente en riesgo de pobreza y exclusión social. En 2021, el 12,3% de la población navarra se hallaba en esta situación, dato que ha incrementado hasta un 14,7% a lo largo de este año, es decir, 20.000 navarros se han sumado a unas condiciones de desigualdad contra las que es importante luchar.
Así, como cada 17 de octubre, la Plataforma de Entidades Sociales (PES) conmemoró ayer el Día Internacional contra la Pobreza, presentando la jornada Aquí no hay quien viva: pautas para el cambio global.
La Plataforma de Entidades Sociales está compuesta por las asociaciones CERMIN, REAS, la Red de Navarra de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social, y la Coordinadora de ONGD de Navarra. Juntos crearon un espacio abierto al debate y a la reflexión.
“La pobreza no es solo no tener dinero”. Bajo esta afirmación, June San Millán, responsable de Mercado Social en REAS, plantea una carta de principios basados en una economía solidaria. Entre sus valores destacan la cooperación, el trabajo digno, la equidad comprometida con el entorno y la sostenibilidad ecológica. “Si la economía trabajara así, la pobreza no estaría en esta situación”, aseguró San Millán, basándose en que “los parámetros actuales para medir la pobreza están desde un punto de vista absolutamente económico” y, por lo tanto, “dejan de lado otros factores que también tienen que ver con la pobreza”. Desde REAS, afirman que deben establecerse nuevos indicadores para medir el bienestar social. También, es importante llevar a cabo la economía de otra manera, teniendo en cuenta “los límites biofísicos del planeta”, declaró San Millán.
Ricardo Hernández, Presidente de la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, manifestó que, aunque “se han fortalecido las alianzas entre organizaciones, todavía hay que concretar más”. Afligido y expresando que “la pobreza en Navarra es una realidad que existe y persiste”, le preocupa especialmente cómo la situación actual afecta a niños y jóvenes. “Los jóvenes están peor ahora que hace 20 años. Tienen menos oportunidades”, señaló.
Además, también está el factor de la pobreza estructural, es decir, aquella que “se transmite de generación en generación”. Hay familias que van “arrastrando” la pobreza de sus padres y abuelos, y esto “no se ha logrado resolver ni mejorar”, indicó Hernández. Por otro lado, a todo esto se le suma que “el tener empleo no te garantiza nada. Antes, había familias que con un empleo podían salir adelante, ahora no”, continuó Hernández.
Políticas necesarias y urgentes
“Los políticos deben impulsar políticas para el avance social”, declaró Mariluz Sanz, presidenta de CERMIN. Denunciando que los precios han aumentado y los salarios son bajos, aclaró que “hay gente a la que cada vez le cuesta más llegar a fin de mes”.
Ricardo Hernández también se mostró a favor del desarrollo de políticas que favorezcan la inclusión social. “Hay población que vive en los márgenes y hay una falta de oportunidades, y nadie da una respuesta rápida ni urgente”, declaró.
Asimismo, Juan Mari Erice, presidente de la Coordinadora de ONGD, expresó que, a pesar de que “todos los grupos políticos se han comprometido a luchar contra la desigualdad, queda muchísimo por hacer. Hay que sembrar unas semillas que favorezcan la distribución de la riqueza.
La sociedad postpandemia
Erice señaló que “desde la pandemia ha habido un retroceso”, ya que, en un solo año son 20.000 las personas que se han sumado a una situación de riesgo de pobreza. Sanz también se mostró preocupada por este aumento, porque “aunque nuestra comunidad no es la que peor está después de la pandemia, las cifras son alarmantes”.
Edurne Redín, directora de la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, manifestó que “mucha gente no tenía una vivienda digna para poder sobrevivir durante la pandemia en unas condiciones apropiadas; algunas familias vivían en una sola habitación sin cocina”.
Lo que la Plataforma de Entidades Sociales tiene claro es que, desgraciadamente, a raíz de la pandemia la desigualdad social empeoró, y es necesario concienciar a la sociedad para poder avanzar.
“Con la pandemia, la desigualdad empeoró y apareció la brecha digital”
Edurne Redín, directora de la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, señala que, con la pandemia mundial, “la desigualdad social empeoró”. Además, a ello se le sumó la aparición de la brecha digital.
“De repente la Administración se digitalizó y muchas personas no tenían ni medios ni conocimientos para afrontarlo. Aquí es donde entra en juego el concepto de analfabetismo digital”.
Son muchas las personas que no tienen redes sociales, que no tienen una conexión a Internet o que no están preparadas para asumir lo que conlleva este cambio radical en la manera de trabajar. “No todo el mundo tiene ordenadores ni wifi. No todo el mundo está preparado para afrontar las condiciones laborales de una sociedad en pleno auge digital”, indicó.
¿Dónde hay más pobreza?
“Normalmente, la desigualdad social incrementa en núcleos poblacionales más grandes. Al final, las personas van a buscarse la vida donde creen que hay más oportunidades, y ahí es donde son mayores los focos donde se concentran personas en situación de exclusión social. Podríamos situar las grandes ciudades de Navarra, aunque también zonas agrícolas que tienen oportunidades de empleo con menores estudios o requisitos”, declaró Redín.
Las bases para luchar
“Desde nuestra entidad creemos que son cuatro los ejes sobre los que hay que trabajar. Por un lado, la articulación de prestaciones económicas. Por otro, se necesita una mayor inversión en políticas activas, no solo en empleos, sino también en viviendas, salud, educación y formación. Por último, reclamamos la función pedagógica de la comunicación política, buscando la cohesión social”.