La familia del comerciante Ángel Berrueta, quien murió el 13 de marzo de 2004 en Pamplona por los disparos de un policía nacional fuera de servicio dos días después de los atentados del 11-M, sigue a la espera de su reconocimiento en Navarra como víctima de motivación política.
El crimen, que en la propia sentencia condenatoria de 2005 se vincula al clima social de crispación tras los atentados del 11-M, tuvo lugar cuando la mujer del policía bajó a la tienda de la víctima, de 60 años, para pedirle que colocara en el cristal un cartel con el lema 'ETA no', a lo cual el hombre se negó.
Entonces la mujer subió a su domicilio, colindante con el comercio de la víctima, y explicó a su marido e hijo la discusión que había mantenido, tras lo que ambos bajaron a la tienda y, de forma sorpresiva, el hijo le asestó una cuchillada para seguidamente el padre efectuarle cuatro disparos.
"Voy a matar a ese hijo de puta"
Mientras esperaba el ascensor en el rellano de su portal, una vecina coincidió con Valeriano de la Peña y su esposa Pilar Rubio. Ambos bajaron por las escaleras y pasaron junto a ella, tras haber discutido con Ángel Berrueta a través del portero automático. Así lo relató en el juicio una testigo, quien explicó en la vista que el acusado "iba callado", pero que vio que en su mano llevaba una pistola. Sin embargo, su mujer sí se dirigió a ella: "Me dijo: voy a matar a ese hijo de puta". Esta vecina explicó que no entendió las palabras de la acusada, a pesar de que instantes antes había coincidido en el exterior del portal con Berrueta, que le comentó que "iba a denunciarla" por el incidente que se había originado por la pretensión de la mujer de pegar un cartel contra ETA en su tienda.
La testigo aseguró que no vio bajar al hijo del matrimonio con ellos y que cuando se disponía a entrar en el ascensor escuchó los disparos. "Después oí bajar a alguien por las escaleras", añadió. Esta persona que oyó la testigo podría ser otro vecino que, alarmado por los disparos, decidió bajar a la calle. "Estaba en una habitación de mi casa, situada encima de la panadería y oí los tiros. Me asomé a la ventana y vi a Valeriano salir de la panadería diciendo: ya está. Entonces me temí lo peor", afirmó.
"Pide una ambulancia que me han matado"
Ángel Berrueta fue consciente de la gravedad de sus heridas desde el primer momento. La primera persona en atenderle tras el crimen fue un vecino de San Juan que pasaba por las inmediaciones y escuchó los disparos. "Al entrar en la panadería, vi a un señor tambaleándose. Estaba sangrando y me dijo que llamara a una ambulancia, que le habían matado". Asimismo, otra comerciante que regenta una droguería junto a la panadería del fallecido explicó que al entrar en el local vio a Berrueta que "se tapaba el vientre con las manos. Me dijo que pidiera una ambulancia, que me han dado". Los vecinos de San Juan que declararon en la vista afirmaron que, con anterioridad a los hechos que terminaron con la vida de Ángel Berrueta, no tenían conocimiento de que entre los acusados y la víctima se hubiera originado ninguna discusión, ni ningún problema personal. Varios clientes del comerciante pamplonés indicaron que Berrueta era una persona "conocida y respetada" en el barrio y que no tenían problemas con nadie, tampoco con la acusada o su familia.
Delito de asesinato
El 27 de junio de 2005, un jurado popular consideró culpables de un delito de asesinato con alevosía al policía nacional y a su hijo, tras lo que el magistrado les impuso 20 y 15 años de prisión, respectivamente. Asimismo, los jurados consideraron culpable a la mujer de un delito de provocación y el magistrado la condenó a 10 años de cárcel.
Una familia "ninguneada" por las instituciones
Diez años después, durante la presentación de la plataforma Ángel Gogoan, la familia de Berrueta denunció que seguía siendo "ninguneada" por las instituciones navarras, cuando el fallecido "también es una víctima del conflicto político".
Esta situación cambió cuando, el 13 de abril de 2021, el Ayuntamiento de Pamplona reconoció a Ángel Berrueta como víctima de motivación política con el apoyo de todos los grupos, salvo UPN y PSN.
Además, en 2023, tras el verano, la 'Comisión navarra para el Reconocimiento y Reparación de víctimas de motivación política provocadas por grupos de extrema derecha y funcionarios públicos' retomó su actividad con la comparecencia de la familia de Berrueta.
La familia recordó en la comisión que sufrieron "cargas policiales mientras velaban el cuerpo de Ángel, amenazas de muerte continuas por teléfono prolongadas durante años, roturas de cristales de la tienda o pintadas en la puerta de casa".
El objetivo de esta comparecencia fue conseguir que Berrueta y su familia sean reconocidos como víctimas de motivación política en base a la Ley Foral de 2019.
El pasado 11 de marzo, la Junta del Gobierno Local del Ayuntamiento de Pamplona acordó instar al Gobierno de Navarra a que reconozca a Berrueta y su familia como víctimas de motivación política, cuando se cumplen dos décadas de su asesinato.
Berrueta volverá a ser homenajeado este 13 de marzo en la calle Martín Azpilicueta de Pamplona, donde tuvo lugar el asesinato, con un acto organizado por la plataforma Ángel Gogoan.