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Las charlas con Marina Marroquí siempre nos remueven por dentro. Es el momento en que la venda se nos cae y vemos aquello que a menudo como padres y madres nos negamos a ver porque puede resultar muy doloroso o provocarnos miedo pero la realidad es tozuda y cuanto antes nos enfrentemos a ella, mucho mejor.
En este 25-N, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia Machista, esta educadora social, experta en violencia machista y también víctima, nos acerca la mirada de la adolescencia con la que habla y a la que escucha a diario con los talleres que imparte en colegios e institutos. Es, quizás, lo primero: escucharles, hablarles en su mismo idioma, con su jerga, y después que sean ellos y ellas los que escuchen. A menudo se produce un cambio en su mentalidad porque subraya Marina Marroquí, "la adolescencia tiene una capacidad brutal para cuestionarse, para conectar pero a veces la información no les llega".
A eso contribuye que diariamente tienen su cabeza, ojos y oídos en las redes sociales y no todas son iguales ni los mensajes que puedan ver en ellas, los mismos. Pero empieza a haber un denominador común que es la negación de la violencia machista.
"Lo peor es que en las nuevas generaciones haya calado tanto. La violencia machista ha mutado y para esas nuevas generaciones la normalización de la violencia sexual es tremenda. Nos han adelantado por la derecha", lamenta.
Sin embargo, cree que es una situación que se puede revertir. Sólo hay que dar con la tecla. "La adolescencia tiene una capacidad brutal para cuestionarse, para conectar. El problema es que la información a veces no les llega", afirma y destaca la diferencia entre las redes sociales que usan los menores. "Cualquiera de mis publicaciones la pongo en Instagram donde la media de edad ronda los 26 años y todo lo que me dicen es maravilloso pero la misma publicación la pongo en Tik Tok donde la edad media baja bastante y el 90% son insultos", subraya. "Este tipo de redes promueven mucho esos mensajes negacionistas y son las que mayoritariamente usan estos adolescentes", advierte. "Son esas redes las que moldean sus valores e ideología", añade.
“ Hay que reaccionar ante esas nuevas violencias machistas. Lejos de poder erradicarlas, buscan mutar y hay que reaccionar. La equidistancia no vale ”
Marina Marroquí
Negacionismo también entre las chicas
La negación de la violencia machista no afecta únicamente a los chicos adolescentes, también les afecta a ellas. "Cala mucho. Ellas se vuelven defensoras máximas de ellos incluso por encima de su integridad", afirma. "Antes cuando impartía los talleres me decían que su novio las llamaba puta por cómo iban vestidas. Ahora ya no los encuentro", destaca afirmando que lo que ahora le dicen es mucho peor.
En este sentido asegura que los chicos también "pagan un precio" y es que es uno de los objetivos de los talleres de Marina Marroquí, "que se cuestionen si el machismo les está haciendo el hombre que quieren ser y que vean el dolor que sufrimos nosotras. Les educan poco en inteligencia emocional", destaca.
“ Al principio es cachondeo y bromas y ellos son los protagonistas absolutos. Cuando yo cuento mi historia al final, ellos callan y ellas hablan ”
Marina Marroquí
Durante las charlas que comparte con ellos y con ellas y que duran unas tres horas, asegura que "al principio es cachondeo y bromas y ellos son los protagonistas absolutos contando lo que ven, en ocasiones cosas de violencia extrema. Cuando yo cuento mi historia al final, ellos callan y ellas hablan. Hay muchos chicos que se quedan al final y esperan a que ellas hablen conmigo porque creen que lo que ellas tienen que decir es más importante", destaca.
Y es que insiste, algunos chicos abren los ojos después de escuchar. "Yo estoy tres horas en sus vidas. ¿Qué se podría hacer con profesionales cualificados?", cuestiona. "No podemos echar la culpa a la adolescencia, están pagando el precio de la sociedad que hemos creado y las herramientas que no les hemos dado", afirma. "En el último taller de Málaga un chaval me decía 'es que me has cambiado la mirada, la forma de ver las cosas, ya no las voy a ver igual'.
"Mi taller detecta mucha violencia de género y sexual en las chicas pero cómo se cuestionan ellos, cómo ven el machismo, se vuelven agentes activos y se preguntan qué hombre quiero ser", resalta. "Yo no hago magia. Es un proyecto en su idioma pero yo estoy tres horas en sus vidas. Si esto fuera reglado, la respuesta sería mayor", destaca.
Cambios legislativos
Esta experta en violencia machista no echa la culpa ni a la educación ni a la familia. "La comunidad educativa está implicada. La familia y la escuela están haciendo un esfuerzo titánico para que la sociedad sea mejor pero los cambios son más legislativos", denuncia. "No pueden salir de las facultades de magisterio, de psicología, de trabajo social, sin ninguna formación en esto. Los equipos psicopedagógicos están obsoletos. Necesitamos que se hable de igualdad transversal y de educación sexual real", remarca.
Y es que, añade Marina Marroquí, "la educación sexual plena es el mejor antídoto. El sexo lo sufres o disfrutas dependiendo de la sexualidad en la que te has desarrollado. Tenemos que sembrar antes", afirma recordando que están expuestos a la pornografía a edades muy tempranas. "Es el peligro. Les llega la violencia más extrema y lo conectan con el sexo y es peligrosísimo. Hay que prepararles. Un niño de 8 años no entiende si le hablas de sexo pero sí les podemos decir que reírse de que alguien hace daño a otro tiene peligros y que si pasa, se lo tienes que contar a mamá y papá", explica.
El entorno digital
El mundo de los menores está en internet, en los grupos de WhatsApp, en los videojuegos, las redes sociales, en cada canción. "No somos conscientes de que el entorno digital nos gana la batalla", alerta. "La vulnerabilidad de tu hijo es brutal. Tienes que ver si tu hijo dice insultos cuando juega al fortnite, si revienta el mando contra el suelo cuando pierde porque eso le está construyendo. Son las decisiones que toma. Hay que romper la brecha generacional", aconseja.
Junto a esto es importante que tengamos en cuenta la socialización, el ir en grupo y hacer en grupo. Vemos cada vez con más frecuencia violaciones múltiples, agresiones en grupo. "La palabra manada es perfecta. Están en cada instituto del país. Me río de una compañera de clase que aparece desnuda. Esa socialización en base al grupo tiene más importancia que nunca", advierte.
“ Me encuentro con niñas de 14 años que nunca lo han contado y se rompen para pedirte ayuda. Ella se da cuenta a los 14 y yo me di cuenta a los 19. Solo pido un día en que esto no suceda ”
Marina Marroquí sufrió en sus propias carnes la violencia machista y en esos talleres se enfrenta a un dolor, el de las chicas que deciden contarlo y que ella conoce tan bien. "Me encuentro con niñas de 14 años que nunca lo han contado y se rompen para pedirte ayuda. Esa mezcla de dolor, de saber que sigue pasando pero el alivio de que ella se da cuenta a los 14 y yo me di cuenta a los 19. Solo pido un día en que esto no suceda", reconoce.
"La mejor venganza es ser feliz y que te conviertas en la persona en la que quieres ser. La educación está en el valor y en las consecuencias de actuar de acorde a tus valores", concluye.