Quedan 14 días para el comienzo del curso escolar y todavía hay niños y niñas que no saben a qué centro van a acudir. Es el caso de 30 familias, que se encuentran en lista de espera de admisión en el IES Padre Moret-Irubide, en el barrio pamplonés de la Txantrea. “Es un problema que llevamos arrastrando 9 años, cada junio ocurre lo mismo”, critica Miriam López, una de las madres. Ahora Educación ha inscrito de oficio a sus hijos e hijas, la mayoría procedentes del colegio Doña Mayor, en el Instituto Ochoa de Olza de Ezkaba, su centro de referencia. El consejero de Educación Carlos Gimeno explicó que no era posible abrir una nueva línea en Irubide e insistió en la calidad de todos los centros navarros.
Durante el verano, estas 30 familias ya habían mostrado su desacuerdo con su centro adjudicado, así como otras 120 familias que también reclamaron como primer centro de elección a los IES Basoko, Navarro Villoslada, Valle del Ebro y al Colegio San Francisco Javier de Tudela. Educación cerró las puertas del cambio a todos ellos. López explica que, en su caso, la mayoría de familias provienen en un origen del colegio Cardenal Ilundaín, centro que ofrece el Programa PAI, con un 40% de horas lectivas en inglés. Ese colegio estaba saturado en su día y les propusieron que sus hijos estudiasen en el CP Doña Mayor, donde continuarían el programa de inglés y después cursarían la ESO y Bachiller en Irubide, completando así la formación en el Programa British.
Un cambio en 2014
El problema es que en 2014 cambió la organización de centros y Doña Mayor dejó de estar adscrito a Irubide y pasó a estarlo a Ochoa de Olza, donde no se ofrece el Programa British. “Cuando entras, piensas que tus hijos van a poder estudiar todos los cursos con el programa, pero luego nos lo cambiaron”, explica Anabel Martínez, una madre cuya hija mayor sí pudo acceder al colegio deseado antes del cambio. Sin embargo, su hija pequeña es enviada a Ochoa de Olza. Ante las quejas de los padres en años anteriores, se instauró un programa plurilingüe pero que sigue sin cumplir las expectativas. En Ochoa de Olza sus hijos estudiarían cinco horas menos de asignaturas en inglés a la semana y acabarían la ESO con un nivel B1, por debajo del B2 que alcanzarían en Irubide. Además de la posibilidad de cursar Bachillerato en Reino Unido. “Queremos dejar muy claro que no tenemos ningún problema con el instituto Ochoa de Olza, ni dudamos de su calidad, pero es que no ofrecen el programa que cursan nuestros hijos”, insisten en sus reivindicaciones.
El “sinsentido” que critican las familias es que Educación ha abierto una nueva línea en Ochoa de Olza para que puedan acudir estas familias mientras les niegan poder abrir una nueva en Irubide, a pesar de que este sí la ha solicitado. Critica Diego Astorgano, padre, que han “pedido una solución y nos han dado justo lo contrario”. “Hicimos las preinscripciones en abril, han tenido tiempo para solucionarlo”, explica María Trigos, una de las afectadas.
Se reunieron con el consejero Gimeno cuando se encontraba en su cargo en funciones y “no quiso comprometerse”. Ahora, que renueva cargo, le exigen que les dé una “respuesta cerrada” y no “siga mareando con respuestas ambiguas”. Critican que la única contestación que han recibido desde Educación es que “es un proceso vivo”. Sin embargo, las listas de admisión no están actualizadas desde el 14 de julio y no ha habido ningún cambio más allá de algún caso individual distinto. A pesar de que la dirección de Irubide solicitó la apertura de una nueva línea todavía no han obtenido respuesta y piden que llegue ya, porque “los niños también están hechos un lío”.
La última reacción de Educación de inscribir de oficio a sus hijos en el Ochoa de Olza les aleja aún más de poder conseguir sus demandas tanto para este curso como para los próximos. Reivindican que les urge la decisión para poder conciliar los horarios de sus hijos e hijas con los suyos. Los dos centros tienen horarios distintos de entrada y salida, y Trigos recuerda que “no podemos organizarnos en el trabajo todavía”. Fernando Matillas insiste en que “son nuestro hijos los que han decidido que quieren venir aquí. No podemos hacer otra cosa más que apoyarles”. Anuncian movilizaciones si es necesario y no admiten resignarse.