Los portavoces de la sociedad micológica Arriola de Amurrio estaban ayer apesadumbrados, y no era para menos. De hecho, pese a los muchos kilómetros recorridos desde el pasado jueves en busca de ejemplares con los que configurar su conocida exposición micológica de otoño, ayer domingo sólo lograron acercar a la cancha del frontón municipal una muestra de 350 especies de setas y hongos. Es decir, en torno a la mitad del completo catálogo de la riqueza micológica de Amurrio y su entorno, con el que han logrado sorprender al público en pasadas ediciones.
“Este año ha sido horrible para la micología y, especialmente, en Ayala. Hemos andado 200 kilómetros a la redonda y hemos salvado la muestra buscando la humedad por vaguadas, riachuelos y costa, que hay algo más, pero el viento sur no ha perdonado en ningún sitio y eso se ve en la pésima calidad de los ejemplares”, resumió a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el presidente de Arriola, Fernando Egiluz, que reconoció que han tenido que recurrir a “meter cada especie envuelta en albal en la nevera, para que aguantara un poco, y rociarla con agua para que en la exposición lucieran con sus colores habituales, pero ni por esas”, lamentó.
Con todo, “nos podemos dar con un canto en los dientes. A primera hora hemos pasado por Laudio a ver que habían conseguido para su muestra, y poca cosa”, apuntó. Y es que en ambos municipios culminaban ayer con estas explosiones sus respectivas semanas micológicas de otoño que, en el caso de Amurrio, alcanzaban su decimonovena edición y arrancaron el pasado 22 de octubre.
Las más raras
No obstante, el público pudo demostrar de una variopinta muestra, en la que no faltaron curiosidades raras de ver, gracias al experto micólogo, Alberto Villanueva Zarama. “Es nuestro asesor principal y gracias a él tenemos en la muestra ejemplares realmente extraños que ninguno de nosotros nos atrevemos a coger”, apuntó Egiluz, en referencia a la Conocybe Hornana. Una seta de muy pequeñas dimensiones, sin valor culinario y catalogado hace muy pocos años en Austria por el micólogo Horn, y de ahí su nombre. “La he encontrado en una escombrera de restos de podas y es la primera vez que la clasifico”, explicó Villanueva, que no quiso dar mucha importancia a esta rareza, puesto que “ lo raro este año es poder ver setas en general”, subrayó quién, según le reconocieron los de Arriola, “nos ha salvado la muestra. 130 de las 350 especies expuestas forman parte de la sección de setas de madera que nos ha traído, que aguantan de un año para otro”.
De hecho, las ausencias de especies habituales y apreciadas en gastronomía como la Cantharellus, la amanita caesaria o el boletus aestivalis fueron un hecho, aunque no faltaron tres de los denominados cuatro ases de la baraja: los hongos edulis, pinicola y aereus, junto con morchelas, lengua de vaca, galampernas o níscalos, por lo que respecta a especies comestibles.
Asimismo, en la exposición primaban las tarjetas amarillas y rojas, que son las que utilizan los de Arriola para señalar las especies sin valor culinario, no comestibles e incluso tóxicas y mortales, tales como la Amanita phalloides. “Es normal. En el monte lo que más abunda son las setas venenosas o no comestibles. Por ello, ante la menor duda, lo mejor es dejarlas y, en caso de cogerlas, preguntar a los expertos antes de cocinarlas e ingerirlas, para no tener que lamentar males mayores”, recalcaron.
Asesoramiento gratuito
Por eso, ellos mismos ponen en marcha cada año su servicio de información en torno a la micología. “Este año las consultas presenciales en nuestra sede de la Casa de Cultura, son los lunes de 18.30 a 19.30 horas. Estaremos hasta diciembre, que suele ser el fin de temporada, y atenderemos encantados cualquier duda”, apostilló Egiluz que, no obstante, se mostró agorero ante la posibilidad de una remontada. “La sequía ha hecho estragos y, aunque haya llovido algo esta semana, ahora ya llega el frío y veo bastante difícil que el micelio rebrote”, sentenció.
Certamen de pintxos
En donde no ha habido temor a las especies de hongos venenosos es en las barras de los bares de Amurrio. Y es que un total de diez establecimientos han estado compitiendo durante los últimos tres fines de semana por lograr los 200 euros del mejor pintxo micológico por elección del jurado o los 150 euros que se llevará la mejor creación según el paladar vecinal. Se trata del Alanbike, Albizabal, El Crucero, El Desván, La Terraza, Taberna Frontón, Ustai y Txoko Gorri, así como los ganadores del año pasado: El Rinconcito y el Atxubi. Los de esta edición se darán a conocer esta semana, una vez culmine el recuento de la votación popular.
Y es que todas las personas que hayan probado un mínimo de siete de las diez creaciones de micogastronomia en miniatura a concurso, pueden votar por su favorito rellenando las cartillas del certamen y depositándolas, antes de las 10.00 horas del miércoles 9 en las urnas habilitadas en la casa de cultura y el ayuntamiento. El mero hecho de participar también posibilita a cada votante entrar en el sorteo de dos premios de 250 euros cada uno.
A poner un broche de oro al mikoturismo egunak también ayudó ayer la celebración de la marcha Gorobel que, desde hace 36 años, organiza el club de montaña local Mendiko Lagunak por las cimas de Sierra Salvada, y que volvió a verse secundada por en torno a un millar de montañeros de todos los rincones de Euskal Herria. La cifra tope que permite la marcha.