¿IMAGINAN quedarse con la memoria en blanco? Después del cáncer, el Alzheimer es la segunda preocupación de salud de los ciudadanos, según las encuestas. Y no se equivocan. La enfermedad que se lleva los recuerdos, que condena al olvido por la pérdida y muerte de neuronas, es cada vez más frecuente y cada vez más larga por el creciente envejecimiento de la población. Cerca de 40.000 vascos sufren actualmente olvidos continuados, repiten insistentemente las mismas preguntas y las mismas historias, pierden continuamente objetos, y cambian de lugar las cosas. Pero también sufren de manera habitual distorsiones de la memoria, combinan recuerdos recientes y remotos, tienen dificultades de expresión, y presentan alteraciones en el lenguaje o problemas de razonamiento y juicio.
Lejos de mitigarse, el problema irá a más. Los expertos aseguran que en 2050 alrededor de 120.000 personas en Euskadi, y cerca de tres millones en el Estado español, tendrán Alzheimer, el triple que en la actualidad. Por lo que, con motivo de la celebración hoy jueves del Día Mundial del Alzheimer, es preciso “visibilizarlo y sensibilizar a la población para que tome conciencia de la importancia de esta patología”, según destaca el geriatra José María Jiménez Páez .
Además, alrededor del 35% de los casos de esta enfermedad está sin diagnosticar pese a que la detección precoz es crucial para iniciar el tratamiento de manera temprana, enlentecer la progresión de la enfermedad y retrasar su desarrollo. Porque cuando se pierde la memoria se pierde la identidad y seguramente olvides la cara de las personas a quien amabas.
La profesora del departamento de Medicina de UIC Barcelona, Mercè Boada, insistió ayer mismo que cada vez más se detecta la enfermedad en fase “leve o moderada”, mientras que años atrás se diagnosticaba a los pacientes “con demencias ya muy severas”. “Para que se haya producido esta evolución ha hecho falta un cambio cultural, especialmente en los médicos de atención primaria, que ahora valoran esta queja y la consideran indicio de demencia. Así como el gran esfuerzo en investigación que ha permitido que, al cabo de 20 años, el panorama del tratamiento esté cambiando”, señaló.
Y aunque todavía no se dispone de cura, hay esperanza. De hecho, existen tres nuevos fármacos que disminuyen la progresión de la enfermedad un 30% a los 18 meses. Así lo aseguró ayer Alberto Lleó, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica de Enfermedades Neurodegenerativas. “Es indudable que estamos en un momento histórico. Por primera vez hay fármacos que pueden modificar el curso de la enfermedad, los tratamientos aprobados hace más de 20 años actúan sobre los síntomas, pero no sobre las causas de la enfermedad “, destacó.