Tal día como hoy, hace 40 años, Bilbao contemplaba cómo la lluvia arrasaba con la ciudad, que estaba disfrutando de su Aste Nagusia, al igual que producía importantes destrozos en otros puntos de Euskadi, llegándose a anegar un centenar de localidades vascas (fotos: Angel Ruiz de Azua)
Durante la tarde y noche de ese 26 de agosto, las intensas lluvias torrenciales coincidieron con la pleamar y derivaron en una gran riada. Aumentó el nivel del agua varios metros y se produjeron grandes pérdidas materiales, e incluso de vidas humanas. Cayeron 503 litros por metro cuadrado de precipitación en solo 24 horas.
El número de víctimas podría rondar entre los 34 y 43 en toda Euskal Herria, además de 5 desaparecidos y daños materiales por valor de unos 1.200 millones de euros.
Bermeo, Galdakao, Etxebarri y Llodio también resultaron muy afectados por las más de 1.500 millones de toneladas de agua que cayeron entre los días 26 y 27 de agosto. De Bermeo, incluso, se llegó a comentar que había desaparecido engullido por las aguas del mar.
En Bilbao se vieron afectados comercios, calles, carreteras, puentes, suministro de electricidad y agua, y distribución de alimentos. La recuperación de las graves consecuencias originadas fue gracias a un gran esfuerzo de las instituciones, pero no hubiera sido tal si no hubiera ido acompañado de la solidaridad de voluntarios procedentes de infinidad de rincones, que colaboraron en operaciones de limpieza y retirada de los escombros y el barro.
"Ese día estaba en Mungia", recuerda para Onda Vasca Ibón Areso, ex alcalde de Bilbao y arquitecto, "Trabajaba para el Gobierno Vasco, era el delegado de Urbanismo y Vivienda en Bizkaia y, por tanto, me tuve que reincorporar muy rápido porque hubo problemas de gente que vivía en infraviviendas y lo perdieron todo", señala.
"La transformación de Bilbao no fue causa de las inundaciones, lo fue la crisis industrial y el paro, pero sí que fue la gota que colmó el vaso", señala Areso. "Las inundaciones sí que sirvieron para regenerar el Casco Viejo, que estaba decadente, y renació. También hubo una incidencia urbanística importante en La Peña, y en la zona del Peñascal, que era una zona de vivienda autoconstruida y quedó destrozada. Sin olvidar Zorrotzaurre, que tiene forma de isla, y si no hubiera estado el ismo, los estudios que hizo el puerto demostraron que el nivel del agua hubiera bajado 1,80 metros".
Pedro Barreiro, gerente del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, se encontraba el día de las inundaciones en otra localidad. "Veraneábamos en Sopelana, que fue uno de los municipios menos afectados en ese momento, y como éramos gente joven vinimos a Bilbao para ayudar en las tareas de desescombro como otros miles de afectados", rememora.
Acerca de la posibilidad de que se pueda repetir una incidencia meteorológica similar en la capital vizcaína, Barreiro señala que "decir que no existe riesgo sería falsear la realidad, aunque nos pillaría más preparados", comenta,