Lo lleva en la sangre. "Mi padre fue presidente de los Amigos del Camino de Santiago en Navarra cuando la ruta todavía empezaba a salir de sus siglos de letargo. Así que toda la familia vivimos el renacer y algunos nos quedamos enganchados de por vida", explica el periodista Carlos Mencos (Pamplona, 1978) autor de algunas de las guías más reconocidas y premio Aymeric Picaud a la difusión de esta ruta milenaria.
Carlos presentó ayer en el Palacio del Condestable de Pamplona su nueva publicación, El Camino: 50 lugares con encanto de Somport y Roncesvalles a Santiago. Porque, explica, "a veces, transmitimos imágenes del Camino muy uniformes, como si todo fuera una gran recta por la llanura castellano leonesa.
Pero los paisajes y sus pueblos son muy variados y en ellos encontramos lugares y rincones muy especiales, e incluso algunos pasan inadvertidos para la mayoría de los peregrinos". Y tenía ganas de alumbrar este libro porque "a veces transmitimos imágenes del Camino muy uniformes, como si todo fuera una gran recta por la llanura castellano leonesa. Pero los paisajes y sus pueblos son muy variados y en ellos encontramos lugares y rincones muy especiales, e incluso algunos pasan inadvertidos para la mayoría de los peregrinos".
Los lugares
En la ruta propuesta por Carlos destacan las grandes ciudades (Pamplona, Logroño, Burgos, León, Ponferrada...) y los monumentos más importantes e históricos. También lugares relevantes por su naturaleza, como la Foz de Lumbier, el alto de la sierra del Perdón o las cuevas de Atapuerca.Y emplazamientos emblemáticos, como la Cruz de Ferro o el inicio de los últimos cien kilómetros para llegar a Santiago. "Todas ellas son estampas que el peregrino verá, fotografiará y no olvidará. Pero serán solo una parte de las innumerables imágenes que se grabarán en su mente y en su corazón".
Carlos Mencos, antes del acto de presentación este viernes. Foto:Iban Aguinaga
"La ruta es un compendio de historia y arte, pero también de emociones, de amistad, de solidaridad, de hospitalidad, de alegrías y sufrimientos, de encuentros y despedidas. Son tantas las imágenes como pasos das en la ruta. Un libro de 50 lugares del Camino siempre se quedará corto. También uno de 100 o de 500. Porque para entender la ruta jacobea hay que vivirla. ¡Qué difícil le resulta a un peregrino describir lo que se siente y recibe en el Camino de Santiago! Solo cuando vas y te sumerges en él atisbas todo lo que obtienes y puedes dar. Un libro de 50 imágenes, por tanto, es una invitación. Una llamada para recordar que la ruta sigue ahí, esperando inmutable año tras año. Aguardando a que te des cuenta de que no hay que buscar un hueco al Camino sino que la ruta es la que te abrirá una ventana con aire nuevo para tu día a día. Un pase para calzarse las botas, ponerse la mochila y dar el salto a la ruta milenaria", invita el autor.