En el ámbito gastronómico existen una serie de platos que superan todas las fronteras y se consumen en todo el planeta. Un ejemplo de ello son las albóndigas, todo un clásico en las cocinas de muchos países que cuenta con una infinidad de formas de elaboración dependiendo de la carne utilizada y la salsa que las acompaña.
En la sección gastronómica de Imanol Arruti, la receta presentada esta semana de la mano del cocinero Damián Serrano han sido unas deliciosas albóndigas en salsa de vino de Madeira. Esta forma de preparar este producto tan poco conocido sirve para demostrar, una vez más, la versatilidad que ofrece el plato.
Como se ha mencionado, el hecho de consumirse en muchos países hace que las albóndigas pueden prepararse de múltiples formas. Así, aquí van 7 salsas que dar un toque especial a las albóndigas.
Salsa de tomate clásica
Una de las formas más sencillas y conocidas de preparar las albóndigas es mediante una salsa de tomate. El motivo detrás de ello es que el ácido del tomate resalta a la perfección el sabor de la carne. Para poder elabora esta salsa, se requieren tomates frescos o enlatados, ajo, cebolla, aceite de oliva, sal, azúcar, pimienta y algunas hierbas aromáticas como albahaca u orégano y cocinarlo todo a fuego lento.
Salsa barbacoa
En caso de buscar un sabor más ahumado y dulce, también se puede utilizar una salsa barbacoa. Esta también puede ser algo picante, que funciona con una albóndigas elaboradas con carne de cerdo. En caso de querer hacer la salsa barbacoa desde cero, es necesario utilizar ketchup, azúcar moreno, vinagre, salsa Worcestershire, mostaza, ajo en polvo y un toque de salsa de soja y esperar a que se espese y caramelice.
Salsa de mostaza y miel
Si se busca una albóndigas con toques agridulces, la salsa de mostaza y miel es la opción a escoger. Al contrario que la anterior salsa, esta funciona mejor con aquellas elaboradas con carne de pollo y pavo. Para su elaboración, se necesita cocinar a fuego bajo mostaza Dijon con miel, un poco de crema o nata líquida, sal, pimienta y un poco de zumo de limón.
Salsa de crema de champiñones
Una salsa de champiñones cremosa es perfecta si se busca un plato más sofisticado y elegante. La textura suave de la salsa de champiñones envuelve las albóndigas, dándoles un toque cremoso. Para hacerla, se requieren champiñones frescos, mantequilla, ajo, cebolla, vino blanco, caldo de pollo o de carne, crema para cocinar y un poco de perejil fresco.
Salsa de yogur con hierbas
Para una opción más ligera y fresca, la salsa de yogur con hierbas es la mejor alternativa. Funciona especialmente bien con albóndigas de cordero o de pollo, ya que aporta una frescura que contrasta con el sabor de la carne. La preparación es muy sencilla: hay que mezclar yogur natural con ajo picado finamente, zumo de limón, eneldo, menta, perejil, sal y pimienta. También se puede añadir un toque de aceite de oliva.
Salsa teriyaki
Para un toque oriental, la salsa teriyaki es una excelente elección. Esta salsa dulce y ligeramente salada se prepara con salsa de soja, azúcar, jengibre, ajo, miel y un poco de vinagre de arroz. Es ideal para albóndigas de carne de cerdo, ya que potencia el sabor de la carne y le da un brillo atractivo.
Salsa al curry
Para los amantes de los sabores especiados, una salsa al curry puede ser la mejor opción. Esta salsa combina especias aromáticas con leche de coco. Es perfecta para albóndigas de pollo o cerdo. Para hacerla, hay que sofreír cebolla, ajo, jengibre y especias de curry (puede ser curry en polvo o una mezcla de especias).