El Mundial de Australia y Nueva Zelanda entra en su recta final, y ya han quedado en la cuneta grandes favoritos como Estados Unidos, todavía vigente campeón, o Países Bajos y Suecia, segundo y tercero de aquella octava edición, disputada en Francia. A estos dos, en cuartos de final y semis, ha mandado a casa la selección española, que ya ha hecho historia y que quiere seguir haciéndola alcanzando ante Inglaterra su primera estrella este domingo (12 horas, horario de Euskadi). Su primer título mundial y así igualar el logrado por los hombres en Sudáfrica 2010.
Es el tercer mundial en el que está 'la Roja', también el tercero para un indiscutible puntal en el centro de su defensa sea quien sea el máximo responsable de su banquillo, primero Ignacio Quereda y más tarde el actual, Jorge Vilda. A sus 32 años, cumplidos el mes pasado, a Irene Paredes solo le queda añadir la muesca de ser campeona del mundo a un currículum tan ejemplar como intachable desde que, allá por 2006, tras militar en el equipo del pueblo, el Ilintxa, decidiera abandonar su Legazpia natal. Hasta entonces llevaba años y años jugando al balón en un mundo masculinizado como el del fútbol, y nunca cejando en su empeño, parecido le sucedió al fichar por el Urola de la vecina Zumarraga al año siguiente, y al siguiente por el Zarautz, si bien las niñas iban animándose por hacer piña e ir formando un equipo.
Meteórica carrera con todos los títulos por clubes
Sus innatas condiciones físicas y técnicas a nadie metido en este mundillo pasaban desapercibidas, y también solo un año más tarde, a los 17, da el salto a una Real Sociedad que, siendo otra cosa respecto a los clubes de pueblo, no era ni por asomo en infraestructura lo que a día de hoy es pese a que ya estaba en la categoría de élite. Irene recala en Zubieta, donde cuaja tres destacables temporadas, jugando 89 partidos, que tendrían continuidad con otros 125 durante los cinco cursos que vistió de rojiblanca al pasar a la disciplina de Lezama.
Paredes se labró un hueco al ser conocida como una de las figuras de un Athletic que reverdeció los laureles de la década anterior gracias al título liguero conquistado en 2016 por la plantilla que entrenaba Joseba Agirre. Su meteórica progresión seguía subiendo como la espuma, y ese mismo año se decide a fichar por el París Saint Germain, coincidiendo con la gallega Verónica Boquete, con quien ya había disfrutado el Mundial de Canadá un año atrás.
En la 'ciudad de la luz' otros cinco años y 125 apariciones sobre el verde, además de una liga y otra copa del país vecino que añadir a un palmarés que se vio notablemente incrementado a su llegada al todopoderoso FC Barcelona. En solo dos campañas, dos Ligas, dos Supercopas y una Copa de la Reina, títulos adornados con el broche de oro de la última Liga de Campeones conseguida en Eindhoven. Una Champions que el Barça acababa de llevarse a su llegada, y sin la que se quedó el año pasado al ceder en la final ante el Lyon.
A no ser que algún día le de por cruzar el salto y probar la atrayente y competitiva liga yankee, no se puede estar más cerca de los altares del fútbol mundial. Irene lo ha logrado todo a nivel de clubes, y al de selecciones puede asimismo alcanzar la gloria este domingo en el estadio olímpico de Sydney.
El caso de 'las 15' le aparta de la selección
Camino de cumplir toda una década como fija y de cumplir un centenar de 'caps' -es evidente que las lesiones, pocas y de menor rango, le han respetado-, Irene siempre ha sido fundamental en los planes de Vilda excepto cuando hace dos años estalló el caso de "las 15", conflicto surgido debido al plante de una quincena de jugadoras que contaban habitualmente y que reivindicaban una preparación manifiestamente mejorable y un 'modus operandi' en el seno del grupo en el que la ambición, a su juicio, brillaba por su ausencia.
No formando parte de ese grupo, pero mostrándose a favor de su alegato, se le consideró una de las cabecillas de la rebelión y dejó de formar parte de las convocatorias, al punto de perderse la Eurocopa del año pasado, regresando el pasado 31 de marzo, sin mediar explicación alguna acerca de su ausencia. Todo regresó a la normalidad tras el duro trago pasado, y el éxito le ha llegado otra vez de inmediato. La final está ahí, y la recompensa es infinita en caso de ganarla.
Ha jugado todos los minutos de los seis partidos del torneo, ante Costa Rica, Zambia, Japón, Suiza, Países Bajos y Suecia, y tiene pinta que también los jugará el domingo. Muchas hay que por su calidad, esfuerzo y tenacidad, con humildad, sin haber metido nunca ruido, se merecen levantar una Copa del Mundo. Y una de ellas es una de las nuestras, una de las mejores en su puesto sin discusión, ya formó parte en 2017 en el equipo ideal del FIFPRO World XI. Gran ejemplo y reflejo para la juventud. Para la cantidad ingente de niñas amantes de este deporte que llevaban hasta ahora la camiseta de Messi y que ahora se fijan en las finalistas de este Mundial. De vencer al combinado inglés, la temporada le va a salir redonda e inimaginable.