Borrón y cuenta nueva. La Navidad de 2022 ya es historia. Detrás de las paredes de los hogares se habrán escondido historias de risas y llantos, esas que surgen cuando se junta mucha gente.
Fechas tan especiales nos afectan a todas y todos pero, ¿más a las personas con problemas de salud mental?. Depende. Así lo explica Iker Arrizabalaga, psicólogo de la Asociación Guipuzcoana de Familiares y Personas con Problemas de Salud Mental, Agifes.
Fechas tan especiales como la Navidad alteran el día a día de todas las personas pero, ¿afectan más a quienes tienen problemas de salud mental?
Sí, claro. Las personas que tienen problemas de salud mental son en principio más vulnerables al cambio de las rutinas por ciertos eventos. Hay gente que sin tener ningún problema de salud mental no quiere saber nada de la Navidad. Depende de lo que evoque a cada persona.
¿Por ejemplo?
Una persona con problemas de salud mental que esté un poco deprimida o esté aislada lo sufrirá más. Los problemas de salud mental se manifiestan más a la hora de relacionarse con otras personas. Puedo tener mis cosas, que si no me dificultan el día a día a nadie le importan. Normalmente las navidades conllevan encuentros, se echa en falta a las personas que ya no están... Todo eso revuelve a cualquier persona. Hay quien está esperando estas fechas y hay quien no, quien se ve obligado a estar. En los anuncios todos salen contentos y felices y, si yo tengo un problema de salud mental, tengo un malestar y puedo pensar que todos están contentos menos yo, que soy un desgraciado. Además, en esas reuniones familiares no es raro que surjan conflictos.
Muchos factores cruzados.
Por norma general, las personas con problemas de salud mental van a tener más obstáculos para aceptar los cambios y las alteraciones en la rutina. Si estoy mal y estoy acostumbrado a estar en casa más protegido, en mi entorno, y de repente me encuentro con una cena con diez personas, habrá quien reaccione quedándose en su habitación o quien pida que no inviten a determinadas personas, que puedes ser familiares cercanos. Pero, por línea general, las navidades no sientan bien, porque si tengo problemas de salud mental y una dificultad para regularme emocionalmente y para relacionarme y afrontar situaciones diferentes, estos encuentros me van a costar más.
¿Este tipo de reuniones se trabajan previamente con las familias?
Es un tema que se repite cada año y hay mucha gente que, si tiene en la familia un miembro con problemas de salud mental, se pregunta cómo se organizará. Normalmente las familias se ponen más alerta y más nerviosas por cómo gestionarán el encuentro. Porque, además, se supone que en esos encuentros hay que estar bien. Normalmente al final las cosas acaban yendo mejor de lo que se ha pensado. Eso tiene que ver con la salud mental, con las expectativas que nos hacemos sobre lo que va a pasar, que normalmente son más catastrofistas de lo que después ocurre. Eso a veces nos dificulta poder vivir el momento. Si estás alerta, pendiente de cómo reacciona la persona con problemas de salud mental, estaré más a la defensiva.
¿Y la propia persona?
En la medida que son adultas deciden si quieren estar o no. Muchas los evita. Ese evitar afrontar este tipo de situaciones es una tónica habitual.
Días de cambio en la alimentación, ingesta de alcohol...
Son fechas en las que se consume más alcohol y esto provoca que la gente se deshiniba, en lo positivo y en lo negativo, porque también aumenta la agresividad.
¿Y si la fiesta se pasa en soledad?
Hay que diferenciar entre la soledad que es elegida y la que no lo es. Hay quien tiene opción de pasar las fiestas en compañía y declina la invitación para evitar situaciones que salen da la rutina, donde no controla y no sabe cómo va a estar. Opta por aislarse, lo que es una de las principales señales de que nuestra salud mental no va bien. Se busca la soledad, en principio, como protección pero se vuelve un círculo vicioso que va dificultando el relacionarse. El cambio, el movimiento, son sinónimos de salud. Una buena definición de los problemas de salud mental sería el de la resistencia al cambio. El cambio es algo natural y es parte de nuestra vida. Pero a la vez necesitamos de los demás para nutrirnos de afecto y cariño y de cosas materiales. El conflicto se da ahí.
Momentos de ausencia. ¿Cuándo la persona no está bien esas faltas son más duras?
En general, una persona con problemas de salud mental es más vulnerable ante situaciones de estrés y de pérdida. Las pérdidas afectivas hay que digerirlas y a veces no se consigue. Puede ser que en esas fechas se evoque más a las personas que faltan. Algunas faltan porque han fallecido, pero otras porque no quieren estar. Eso a veces fastidia más. La persona no se entiende sin relaciones afectivas. Algunas ausencias, depende el motivo que las explique, pueden ayudar a que me ponga las pilas, me mueva. Pero normalmente no.
No todos los cambios son iguales
No, claro que no. Depende del hecho. Por ejemplo, las vacaciones. Si son algo programado y deseado, sirven para desconectar. Pero si el conflicto está, por ejemplo, en la familia y me voy de vacaciones con ella, pueden pasar muchas cosas. y no todas buenas. Si las vacaciones son un descanso en mi ocupación que yo deseo, son algo positivo. ¿Qué pasa si no trabajo? Que me da igual que sea lunes o sábado. Si tengo un problema de salud mental, me aíslo y me da igual qué día sea. En ese contexto, las vacaciones tienen menos sentido.
¿Y en el día a día?
Hay cambios más problemáticos, como que en vez de una persona te atienda otra. Las personas con problemas de salud mental, en general, llevan mal los cambios. Imagina a una persona obsesiva cuando se le cambia algo. Se le altera todo y le entra la inseguridad. Pero los cambios son oportunidades y los conflictos son oportunidades de cambio.
¿Positivos?
A una persona le puede sentar mal el cambio, pero el reverso de la moneda es que puede ser una oportunidad. En una reunión familiar puede salir todo mal, pero puede ser también un buen momento para que se intente solucionar el conflicto que surja,
¿Esos cambios se trabajan con la persona?
Hay cambios elegidos y otros que se dan porque no hay más remedio. Cuando hay cambios que se sabe que van a venir se intenta trabajar en ellos, se explican. Se le acompaña en el cambio y así es más fácil. Si es inevitable, se puede trabajar en la aceptación. Si es evitable, estas personas van a tratar de evitar el cambio, se van a resistir con uñas y dientes.
Un modo de autoprotejerse
Sí. Tratarán de evitar situaciones en las que tengan que afrontar retos de la vida. Tratan de guardarse y que sean otras las personas las que hagan por ellos