Los límites de velocidad, marcados por las señales de tráfico, las marcas pintadas en el suelo, los paneles luminosos, los navegadores y la normativa general de las carreteras, están para cumplirlos. Pero hay muchos conductores que, a la par que ponen en riesgo su vida y la del resto de usuarios de la vía, se arriesgan a llevarse una multa superando la velocidad máxima permitida, controlando los radares fijos y confiando en que uno móvil no los pille.
Esa multa económica puede conllevar también la pérdida de puntos del carné y, en casos más exagerados, puede convertir al infractor en un delincuente si supera determinadas velocidades según los tipos de carretera. Unos límites que conviene conocer a quien pisa mucho el acelerador, porque aunque mucha gente no se la plantee, conducir a grandes velocidades, aunque no se cause ningún accidente, es un delito.
1.100 delincuentes en 2024
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha hecho recientemente un balance del año 2024 y ha destacado (y lamentado) que se han detectado en España más de 1.100 casos de conductores que han cometido un delito por su notable exceso de velocidad. Lo más llamativo es que la mayoría de ellos han sido captados por radares fijos que están señalizados, con lo que esos conductores tenían todas las posibilidades de haberlos evitado sin dificultad. Otros han caído gracias a las imágenes tomadas desde el aire por helicópteros.
Cuándo es delito
¿Y cuándo ese exceso de velocidad en delito? La DGT lo recuerda: cuando se superan en 60 km/h o más la velocidad permitida en ciudad y en 80 km/h o más el límite máximo en carretera, con lo que todo va a depender del tipo de vía en el que se circule. Así, en autovías o autopistas será delito alcanzar y superar los 200 km/h, mientras que en las carreteras de doble sentido limitadas a 90 km/h lo será llegar a 170 km/h.
Para calcular qué velocidad será delictiva en entornos urbanos habrá que saber cuál es el límite máximo permitido. Si es 50 km/h, el delito llegará si se superan los 110 km/h; si es 30 km/h bastará con alcanzar los 90 km/h.
Pérdida de carné y cárcel
Y el conductor al que se le pille con esas velocidades delictivas puede prepararse para tener problemas importantes, como la prohibición de conducir vehículos a motor entre uno y cuatro años (además de la multa correspondiente) e incluso, en el peor de los casos, se puede tener que enfrentar a penas de prisión.