Da pena que se acabe una temporada ciclista como ésta, tan intensa desde el principio hasta el fin. Y les dará pena también a los corredores, pues ha sido tan equilibrada de triunfos que todos parecen acabar contentos. Todos menos Roglic, al que las caídas eliminaron del Tour, luego de la Vuelta, y le han impedido disputar el último tramo. Aunque tampoco ha sido un mal año para su palmarés, se llevó dos carreras tan prestigiosas como la Paris-Niza, y el Dauphiné Libéré. La mayor tristeza la experimentarán los tres grandes campeones que cuelgan definitivamente la bicicleta: Vicenzo Nibali, Philippe Gilbert y Alejandro Valverde. Entre los tres atesoran, Giro, Tour, Vuelta, campeonatos del mundo e innumerables clásicas. El italiano y el belga andaban en horas bajas desde hace un par de temporadas, pero Valverde está en un estado de forma envidiable. Tanto, que confesaba que, sintiéndose tan bien a sus 42 años, había vuelto a sopesar la posibilidad de seguir un año más. Sus 133 victorias solo son superadas por el record nacional de nuestro Txomin Perurena, que ganó 156 veces. Aunque las del murciano sean de mayor calidad, como la Vuelta o el campeonato del mundo. Ayer en Lombardía terminó sexto, tras ser segundo en la Coppa Agostoni una semana antes.
Los protagonistas del año han sido las grandes figuras, que han planificado muy bien su calendario para aparecer triunfantes en los momentos elegidos, lo que habla del rigor científico de los entrenamientos, y de su fortaleza psicológica. En las primeras carreras, en Portugal, apareció Remco, para después sumergirse y dar paso a Van Aert, Van der Poel, Pogacar, en las clásicas primaverales del norte, que se remataron con el triunfo de Remco en Lieja. La temporada de las vueltas cortas encumbró a Roglic, a Daniel Felipe Martínez en la Itzulia; y en las grandes, con el Tour en primer plano, la gran sorpresa fue el triunfo de Vingegaard derrotando a Pogacar. El Giro fue muy disputado entre Carapaz y Hindley, ante la ausencia de las nuevas figuras, decantándose para el australiano. La Vuelta fue la puesta de largo de Remco, que remató con un prodigioso triunfo en el mundial. Y ayer, mostrando el ansia de los jóvenes campeones, que no dejan carrera para los demás, Pogacar se impuso en Lombardía, escoltado por Enric Mas y un resucitado Miel Landa.
El ciclismo tuvo el sábado otro protagonista: el récord de la hora. Ésta es una prueba mítica en la historia del ciclismo, que ha estado en manos de los más grandes campeones, Coppi, Anquetil, Merckx, Moser, Indurain. Ayer, Filippo Ganna fulminó el récord existente, dejándolo en 56,792 km/hora, recorridos en el velódromo suizo de Grenches, con un desarrollo de 66x14. Batiendo incluso el record de 56,375 km/h de Boardman, clasificado por la UCI, para “bicicletas no convencionales”. Conviene comentar los entresijos de la historia de este récord. Hasta Merckx se disputaba con una bicicleta de pista tradicional. Los avances de la aerodinámica y los manillares de triatlón, cambiaron completamente la fisonomía de las bicicletas con las que se enfrentaba. El británico Boardman y su compatriota Obree las llevaron al extremo, con geometrías que, según la UCI, desvirtuaban la esencia de lo que es una bicicleta. Anuló los nuevos récords desde Merckx, e impuso que debían realizarse con bicicletas clásicas, volviendo el récord oficial a los 49,431 del caníbal belga. Esas nuevas condiciones desmotivaron los intentos, y el récord cayó en el olvido. Para reanimarlo, la UCI revisó de nuevo la normativa, permitió bicis similares a las usadas en contrarreloj, manteniendo unas medidas entre ejes, y la obligatoriedad de que las dos ruedas fueran iguales. Dejó aquellos récords de las bicis estratosféricas en el limbo de “récords no convencionales”. Volvieron los asaltos, hasta éste de Ganna. Merckx comentó que era la prueba más agónica que había disputado, que no lo volvería a intentar. Indurain, tras su logro en Burdeos, dijo algo parecido.
Antes no era el Giro de Lombardía el que ponía el broche de oro a la temporada ciclista, antes, cuando las carreras no estaban clasificadas en categorías federativas, sino por su propio prestigio, era la Subida a Montjuic. Merckx tiene el récord con seis victorias, por delante de Lejarreta, con cinco. Desde 2007 no se celebra. Se corría a mediados de octubre y yo, que estudiaba en Barcelona, solía estar allí, con el curso recién comenzado. Me gustaba ir, ver de cerca a las estrellas, y después, en la cumbre, acercarme al foso del castillo, donde me había llevado mi padre de niño, para contarme que allí habían fusilado a Lluís Companys. Así que cada año, tras la carrera, le hacía mi pequeño homenaje al luchador catalán. Un año, recién llegado a Barcelona, y recién abandonada mi carrera ciclista, recibí un mensaje desde casa. Debía acudir a Montjuic para transmitir a mi equipo ciclista, que había acudido a disputar la prueba, la mala noticia del fallecimiento de nuestro compañero Bittor Yeregui, en un accidente de coche, en Hernani. Bittor había dejado el ciclismo ese mismo año, como yo. Todavía no había móviles, y yo era enlace para ese recado, para que regresaran rápido y pudieran llegar al funeral. Cumplí la misión. Ese año en mi visita al foso estuvieron juntos Companys y mi amigo Bittor, un gran chaval.