El Tour percibe su ocaso, su final en Niza. Le restan tres actos que boxear en el cuadrilátero: dos asaltos en la alta montaña, en los Alpes, y la crono entre Mónaco y la Costa Azul. Después de las batallas de los Pirineos, se adentra la carrera en su resolución a través de los majestuosos Alpes. Se eleva la carrera hacia el cielo con una etapa que Pogacar, el líder con 3:11 sobre Vingegaard y 5:09 respecto a Evenepoel, cataloga como reina. El rey quiere seguir en el trono tras las exhibición lisérgica de Plateau de Beille. Una cima en la historia del ciclismo. Una muesca. Al esloveno le atrae la etapa de hoy porque después de conquistar el Giro se asentó en Isola 2000 para entrenar. No se sabe si atacará o defenderá. Sostiene que eso se verá en la última subida. Antes de encaramarse a Isola 2000, se interponen el col de Vars y el pantagruélico La Bonette (2.802 metros), la carretera asfaltada más alta de Francia. Un escenario hostil.
En esos rascacielos se espera el intento definitivo de Vingegaard, que necesita el mejor día posible para batir al líder, que se muestra sereno ante un trazado que suma 4.400 metros de desnivel. El menú alpino se concentrará mañana con una ráfaga de cinco ascensiones: un puerto de Segunda y cuatro de Primera. Con un recorrido de 132 kilómetros, la pugna podría empezar en la subida del Col de Braus. A continuación, no darán tregua la ascensión de los puertos de Turini, de la Colmiane y, por último, de la Couillole, con una subida final de 15,7 km y una pendiente media de un 7,1% . Suma un desnivel acumulado de 4.600 metros. Rematará el Tour la crono entre Mónaco y Niza. 33,6 kilómetros con ascensión a la Turbie y el col d’Eze. El Tour se define en tres asaltos.