El Baskonia no está muerto, pero sí en coma. El conjunto azulgrana continúa sin encontrar una solución a sus numerosos problemas, no hay cambios en la plantilla y tampoco en la mentalidad ni en el juego. Ante un Armani Milan que dos días antes compitió en Kaunas contra el Zalgiris y que podía acusar el poco tiempo de descanso, los de Spahija dieron la sensación de ser ellos los necesitados de oxígeno.
Desde el arranque hasta el bocinazo final, exceptuando unos minutos de lucidez hacia el final del tercer cuarto, el Baskonia estuvo a merced de los pupilos de Ettore Messina y dejó claro que ya solo piensa en la Euroliga como un campo de pruebas para la ACB.
Si Spahija afirmaba en la previa del encuentro que había visto una actitud diferente en sus jugadores esta semana, ese cambio no se notó en la puesta en escena del equipo, en la que la gran novedad fue el ingreso de Marinkovic en el quinteto inicial en lugar de Granger en el puesto de escolta.
Esa variante no sirvió para lavar la cara del equipo, que en el arranque se mostró impotente en ataque, con el lanzamiento de tres como único recurso ofensivo. De hecho, los azulgranas solo fueron capaces de anotar una canasta de dos en todo el primer cuarto mediante un posteo de Costello y ni siquiera Enoch fue capaz de atinar con un gancho totalmente solo debajo del aro. Así las cosas, el Armani Milan, más creativo en ataque y liderado por Melli, Hall y Hines, se fue distanciando en el marcador hasta amasar una ventaja de dos dígitos al final de los primeros diez minutos (21-10).
Con la segunda unidad de ambos equipos sobre la cancha, Costello, lo único destacable del Baskonia en ataque en el encuentro, aprovechó la sequía del cuadro local para anotar y recortar diferencias hasta el 24-17. Ese acercamiento, sin embargo, no fue más que un espejismo, ya que Delaney y Daniels, de regreso en la cancha, se encargaron de apagar la inocente llama azulgrana y devolver el encuentro a los mismos derroteros que en el primer cuarto.
Las dificultades azulgranas para generar buenos lanzamientos reaparecieron y regresar a la pareja exterior Baldwin-Granger tampoco mejoró lo visto en el arranque con Marinkovic en cancha. Un despiste en el marcaje a Daniels a solo tres segundos del descanso puso el 40-25 en el marcador, que ponía ya muy cuesta arriba el choque para el Baskonia a pesar de quedar todavía 20 minutos por delante.
AMAGO DE REMONTADA
La charla del descanso, si la hubo, no surgió ningún efecto, ya que el Baskonia regresó al parqué con menos acierto si cabe. Tras un primer triple de Marinkovic, llegó uno de esos parciales demoledores que acostumbran a encajar los gasteiztarras esta temporada y el Armani Milan, tras anotar 15 puntos de forma consecutiva, parecía dejar el partido listo para sentencia con el 55-28.
Debieron ver muy clara la victoria los locales, ya que en ese momento soltaron el pie del acelerador y eso permitió a los de Spahija tener más facilidades en ataque, anotar en transición y crecerse momentáneamente. Alentados de nuevo por el acierto de un eficiente Costello, los vitorianos respondieron al parcial encajado al inicio del cuarto con otro similar de 5-20 hasta llegar a colocarse a solo 12 puntos con el 60-48, metiendo el miedo en el cuerpo a los locales. A todos, al incombustible Sergio Rodríguez, que destapó su talento con dos fantásticos triples que enfriaron los ánimos azulgranas.
La estocada resultó esta vez definitiva para los gasteiztarras, que si ya tenían poca confianza en sus posibilidades, se vinieron abajo y se dejaron llevar en el último cuarto, que se hizo eterno. Baldwin, como ya ha ocurrido en otras ocasiones este curso, aprovechó los minutos de la basura para inflar su estadística y el Armani Milan para deleitar a su público con alguna canasta para la galería. Al final, entre la relajación local y el punto de intensidad extra que pusieron los visitantes cuando ya todo estaba decidido, se consiguió maquillar un marcador que no engaña a quienes sufrieron el encuentro hasta el último pitido.
En resumen, otra derrota más del Baskonia, que ya acumula seis consecutivas en el torneo continental y con la única buena noticia de que ya solo quedan diez partidos para terminar el sufrimiento de la Euroliga.