Con cinco años, Eduardo Llop veía cocinar a Karlos Arguiñano –una vez en Hallowen se disfrazó del cocinero vasco– en la televisión pública de Perú. A esa temprana edad, Eduardo ya aprendía a cocinar con su abuela y ayudaba a su madre en las comidas familiares de los domingos.
La pasión por la gastronomía no cesó, estudió cocina en la Universidad de San Ignacio de Loyola en su país e inauguró -fue la primera promoción- el Basque Culinary Center en Donosti. Tras varias experiencias como chef, Eduardo se lanza –junto con su "hermano de sangre", Diego Navarro, y su amiga, Valentina Hernández– a dirigir su propio restaurante en Pamplona, Les Amis.
Este nuevo establecimiento, situado en la calle Pozo Blanco y que hereda la licencia de hostelería del antiguo restaurante Amostegui, parte de la cocina francesa contemporánea, "la nouvelle cuisine, para realizar una fusión con la cocina asiática tanto en técnicas como en productos y algún toque de autor. Es inevitable que los productos peruanos intervengan en la composición de los platos", asegura Eduardo, chef de Les Amis.
Por ejemplo, señala, utilizará lúcuma, una fruta –su favorita– procedente de los valles andinos de Perú y que se emplea especialmente en dulces y helados. "Casa a la perfección con el chocolate. Vamos a elaborar un postre con lúcuma y chocolate con técnicas francesas como los mousses, coulants y cremosos", indica.
Eduardo adelanta otros platos para abrir boca: solomillos a las tres pimientas con puré de tupinambo, salsa bordelesa –clásica de la cocina francesa porque procede de la zona vinícola de Burdeos– y migas con pimienta de Espelette; pollo de Bresse –se crían en el este de Francia y solo se exporta el 5% de la producción– "con una cocción inspirada en el cocinero Georges Blanc", ñoquis de patata y tomillo limonero o rodaballo marinado en teriyaki –una técnica de cocción japonesa en la que los alimentos se asan en adobo dulce– con salsa de alubias.
Los amigos
Eduardo explica que el nombre del restaurante, Les Amis, los amigos en francés, no se ha escogido al azar: "Conozco a Diego desde los cuatro años. Íbamos juntos al colegio porque nuestros padres fueron oficiales de la marina y nosotros estudiábamos en el centro para hijos de la marina. Somos hermanos de sangre, tenemos una amistad muy fuerte y siempre habíamos soñado con abrir un restaurante", indica Eduardo.
"Desde chiquitito siempre he tenido el sueño de poder regentar un restaurante, pero nunca desarrollé mi carrera por ahí. Pero cada vez que venía a Pamplona conversaba con Eduardo sobre esta posibilidad y la estuvimos trabajando en los últimos meses a distancia", relata Diego, socio capitalista de restaurante.
Pero, sobre todo, Les Amis se refiere a la amistad entre Valentina, somelier, y Eduardo, que surgió hace cinco años en el restaurante de cocina Nikkei Mixtura, en Huarte. "El concepto gastronómico de Mixtura lo monté yo, allí conocí a Valentina y formamos una bonita amistad porque coincidíamos en gustos, en aspectos culinarios muy particulares y en el afán por la cocina francesa. Después de estar cinco años en Mixtura, ambos pensamos que había llegado el momento de abrir nuestro restaurante", recuerda Eduardo.
E incluso el cuadro que decora el restaurante lo ha pintado un amigo de Eduardo. "Queremos que la sensación sea como cuando invitas a un amigo a casa. No va a ser una experiencia tan rígida como comer en un restaurante de mantel, pero con una gran calidad", defienden.
"La mesa del chef"
Desde Les Amis aseguran que quieren ser "cautos, precavidos" y por eso la apertura fue parcial. "Tenemos un equipo de sala y cocina consolidado –por el momento seis trabajadores– pero preferimos ir poco a poco y abrir con unas pocas mesas", comentan.
Entre ellas, la mesa del chef, situada en el sótano del restaurante. "Es una mesa exclusiva para ocho personas máximo. Un espacio reservado e íntimo donde se ve la cocina y el chef te atiende personalmente. Los platos serán los mismo pero más personalizados".