Carla Barber ha recibido tantas críticas en las últimas horas por una captura que ella misma compartió de la pantalla de su teléfono móvil que se ha visto obligada a dar explicaciones, pero no a disculparse o a rectificar. La influencer, modelo y cirujana estética compartía unas stories en su cuenta de Instagram en las que contaba el problema que había tenido con su empleada de hogar y niñera de su hijo Bastian. Curiosamente lo relataba a sus más de un millón de seguidores tras bajar de un avión asegurando que no lo había grabado dentro de la aeronave “porque no quería que nadie se enterase de mi vida”.
La cosa es que su empleada, Mayet, natural de Filipinas, le avisó con sólo un día de antelación de que había decidido quedarse en su país y no regresar a España tras las vacaciones de Navidad. “Hola, señora. ¿Cómo están todos, especialmente Bastian? Lo echo de menos, pero lo siento porque quiero quedarme aquí en Filipinas. De nuevo lo siento mucho”, escribía Mayet.
Barber mostraba ese mensaje y también su respuesta, en la que educadamente se lamentaba de que no la hubiera avisado con algo más de tiempo. A partir de ahí, el drama: “Definitivamente subrrealista (así, con 'b') este comienzo de año 2023. Conseguiré sobrevivir. Al final siempre salgo de todo”, escribía. Y en sus stories explicaba su complicadísima situación: “Teniendo en cuenta que estoy sola en Madrid con un bebé de 8 meses, embarazada de (otro de) 6 y mi familia vive en Canarias… Nuevamente a seguir buscándome la vida solita”.
Eso sí, tampoco parecía que tuviera mucha confianza en su empleada de hogar, porque ya había buscado alternativas. “Como soy previsora, hice entrevistas, he ido probando ya gente y un desastre todo”.
Pero más allá del verdadero y lógico incordio que es enterarse con menos de un día de antelación de que su empleada de hogar no vuelve, lo que no ha gustado nada en las redes sociales es cómo tenía guardada a Mayet en la agenda de su teléfono móvil. En sus capturas se veía perfectamente que la había registrado como “Filipina Mayet”, lo que le ha ocasionado numerosas críticas, acusándola de racista y de clasista.
Tanto que la canaria ha respondido con otra historia en la que trata de justificarlo, sin conseguirlo del todo. “Hasta los mismísimos de que haya gente capaz de criticarlo todo. El nombre fue el que me pasaron cuando me mandaron su teléfono hace dos años y así se quedó. Compraros una vida ya de vez y dejadnos a las personas buenas en paz", escribe, añadiendo que es un “nombre descriptivo”. “Punto en boca”, termina.