El paisaje lunar de Jebel Hafeet –un monte pelado, rapado al cero, tonos ocres, arenosos, rocas desnudas, el icono del UAE Tour, su remate– es una mesa de autopsias bajo el sol. La radiografía de las fuerzas y de la fatiga no tiene piedad. Todo queda al descubierto. Uno no puede esconderse en un lugar así, sin ningún tipo de distracción. Los magos también lo tendrían complicado a pesar de sus habilidades para que no se descubriera el truco. Nada altera la acción. Tampoco los sonidos en una montaña sin voz.
Todo es quedo, salvo el esfuerzo que exige una subida agonística que saluda a Adam Yates y subraya a Remco Evenepoel, vencedor en la carrera del desierto. El polvo lo mordió Pello Bilbao, al que el podio se le escapó como arena entre los dedos. Grano a grano. Segundo a segundo. Tres bastaron. La victoria del inglés, que logró 54 segundos de ventaja en meta, empujó al gernikarra fuera de los puestos de honor por tres segundos. La bonificación por el triunfo impulsó el corrimiento de tierras en la parte alta. Evenepoel mantuvo el liderato, se sostuvo Plapp y creció Yates.
Una montaña dura
La jornada definitiva de la carrera era una planicie y la grupa de Jebel Hafeet a modo de corolario, de fondo, hasta que fue el primer plano, el único, en realidad. Todo se concentraba en una ascensión próxima a los 11 kilómetros, con un desnivel medio del 6,6% y algunas rampas ventrudas, por encima del 10%. Un puerto tendido, de ritmo, que debía deshacer un nudo entre los mejores, muy cerca unos de otros. Evenepoel, Plapp y Pello Bilbao bailaban sobre un puñado de segundos.
El examen de la montaña calva, majestuosas aristas, a más de 1.200 metros de altitud, determinaría la carrera. En la ecuación por el podio entró Adam Yates, que parecía lejos hasta que se fue aproximando a grandes zancadas. El inglés que subió una colina y bajó una montaña. Yates enjuició el podio y se adentró en él con determinación en medio del sigilo. “Solo buscaba la etapa. Sabía dónde tenía que atacar”, dijo Yates mientras Pello Bilbao, ajado, sucumbía en el tramo definitivo.
Ataque de Yates
Cuando el líder y Yates se pusieron en pie, el vizcaino, diésel, ciclista de aliento largo, mantuvo la distancia con Evenepoel y Yates a golpe de vista. Buen gestor. Evenepoel y Yates se entendieron en la ascensión, mientras Pello Bilbao compartía con Plapp la persecución. El inglés era el elemento extraño y distorsionador, el que finalmente dinamitó al de Gernika y a punto estuvo también de rebasar a Plapp, que se libró por un segundo.
Explosivo, Yates se erizó en la parte más pesada del puerto. El empuje de Yates descuadró a Remco, que no es tan saltarín ni efervescente. Pello Bilbao y Plapp trataban de equilibrarse pero la distancia se hizo más grande. Indigestión. Yates tomó vuelo y aleteó vigoroso hasta la cima de Jebel Hafeet para anidar en el podio. Evenepoel, diez segundos después, certificó su corona en el UAE Tour. La de espinas fue para Pello Bilbao, que se quedó fuera de la foto de cierre por tres segundos. Adam Yates deja sin podio a Pello Bilbao.
OTRAS CARRERAS
Doblete del Jumbo. Benoot se hizo con la clásica Kuurne-Bruselas-Kuurne al resolver entre el grupo cabecero, en el que se midió a Mohoric, Wellens y Van der Hoorn. Contó con la ayuda de Van Hooydonck. Su compañero fue segundo.
Víctor de la Parte, tercero. El gasteiztarra Víctor de la Parte se hizo con la tercera plaza en la última etapa del Tour de Ruanda, donde Mikel Bizkarra fue décimo en la general final. Euskaltel-Euskadi ganó por equipos.
Faun Drôme. Anthony Perez venció en la clásica francesa.