Adama Boiro es otro de los jugadores, como Beñat Prados, Unai Gómez y Mikel Jauregizar, en su día, hace no mucho, que, auspiciado por Ernesto Valverde, ha conseguido derribar la puerta del primer equipo y hacerse un hueco en un Athletic que, un año más, está dando el máximo optando a grandes logros.
Peculiar es a todos los niveles la historia vital de este chaval que el próximo 22 de junio cumplirá 23 años. Nacido en Dakar, capital de Senegal, arribó a Pamplona con apenas cuatro años, y ya de muy chiquillo se vio que despuntaba en esto del fútbol. A primeros de 2024 el club rojiblanco abonaba los dos millones de euros que acarreaban la rescisión del contrato que le vinculaba al Club Atlético Osasuna, al que llegó en 2014.
Para entonces había hecho sus pinitos iniciales en el San Jorge, el equipo del barrio, donde coincidió con el pequeño de los Williams en categoría benjamín, para acabar pasando al Ardoi. En la sección de basket jugaba allí su hermana melliza Awa. Tres años en la vecina Zizur Mayor y en infantiles, para Tajonar. Y tras dos cursos y medio en el Promesas, traslado a Lezama a primeros de 2024.
La segunda vuelta del ejercicio anterior, ejerciendo de extremo por esa banda zurda, Adama contribuyó a que el Bilbao Athletic de Carlos Gurpegui lograr el retorno por la vía rápida a la Primera Federación. Fueron trece partidos jugados y un gol. Precisamente los mismos números que a fecha de hoy lleva a las órdenes del Txingurri, quien vio claro que el pasado verano era ya hora de darle la oportunidad de seguir creciendo desde lo más alto.
Sus portentosas cualidades físicas le permiten ser un jugador de largo recorrido, y bajar al lateral le ha supuesto un tiempo de adaptación, además de fortalecer sus capacidades defensivas. Algo que ha ido consolidando con el paso de la competición y los partidos en una temporada en la que el míster ha decidido, con buen tino, hacer participar a todo su plantel. Treinta jugadores en concreto, tras el debut, el sábado ante el Girona, de Maroan Sannadi y Endika Buján.
En la lista de minutaje, Adama llega a los 855 siendo el decimoséptimo elemento más utilizado. Efectuó su estreno el 28 de agosto en el triunfo (1-0) sobre el Valencia y, también en San Mamés, justo tres meses después, su bautismo europeo le deparó estrenarse como goleador cuando abrió la cuenta en el 3-0 sobre el Elfsborg sueco. Con su trabajo, talento e incondicional entrega, y con partidos como el último, ya se ha ganado a la parroquia de La Catedral.
Sus presencias sobre el verde están constatando que el dinero desembolsado ha merecido la pena al punto de quedar prácticamente amortizado en un jugador comprometido con su club, de momento, hasta junio de 2029. Una adquisición rentable a la que aún le queda mucho por pulir y ganar en experiencia, y para ello cuenta con un buen profesor. Yuri Berchiche, que sobrepasa los dos mil minutos jugados en este puesto de '3' y sigue siendo el elegido de Valverde a sus 35, le está enseñando todos los trucos del gremio para ser mejor futbolista y como para que el relevo este garantizado.
Y cuando ha tenido que salir a la palestra para ocupar el lugar del zarauztarra, como ocurrió hace tres meses debido a la sobrecarga en el psoas, ha cumplido y su crecimiento está resultando exponencial. Tiene buen maestro, y lo está sabiendo exprimir. Adama progresa adecuadamente y 'a lo bajini'. Sin hacer ruido, como lo hizo el equipo la pasada temporada y también esta. La Copa ya no es posible pero hay frentes abiertos y mayúsculos desafíos, tanto en Liga como en la Europa League, que, de conseguirlos, harán que este 2025 el del Athletic sea también un año histórico.