Desde principios de año, los pasajeros de la línea ferroviaria Bilbao-Santander se encuentran con transbordos en autobús entre Aranguren y Karrantza. Se deben a las obras de reconstrucción de los túneles de Arroyo y Callejo, a la altura de Zalla, que afrontan su recta final. Se prevé que los trenes puedan recuperarse en julio tras una inversión de 7,8 millones de euros por parte de Adif que permite agilizar la electrificación del trazado. Los usuarios siguen a la espera de que Renfe decida aumentar los servicios suprimidos en pandemia que les impiden ir y volver a la capital vizcaina en el mismo día.
El ensanchamiento de los túneles de Arroyo (225 metros de largo) y Callejo (130 metros) y el acondicionamiento de la plataforma ferroviaria de 700 metros existente entre ambos "van a posibilitar un avance en términos de seguridad y sostenibilidad de un tendido de ancho métrico que venía funcionando con combustibles fósiles", explicó el delegado del gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, ayer durante una visita al área de obras. La línea "estaba preparada para electrificar, pero en estos dos túneles no existía gálibo suficiente porque estaban bastante degradados", apuntó el director de Conservación y Mantenimiento de Adif, Ángel Contreras. El cambio hará posible la instalación de la catenaria y la eliminación del límite de velocidad implantado por seguridad.