Las fiestas de La Blanca 2022, que serán siempre recordadas como las primeras tras la pandemia de coronavirus, ya son historia. El ciclo festivo concluyó como manda la tradición esta pasada madrugada con la subida de Celedón a los cielos de Gasteiz tras una nueva jornada tórrida, cargada de actividades para todos los públicos, con sus últimos paseíllos de las cuadrillas de neskas y blusas y, por desgracia, ensombrecida también por dos agresiones homófobas denunciadas en las últimas horas.
Con todo, y a falta de un balance más exhaustivo que se producirá este miércoles, el alcalde de la ciudad, Gorka Urtaran, remarcó ayer en una entrevista en Euskadi Irratia que las de este año han sido “las mejores fiestas de la última década” en la ciudad, con el “respeto” como la tónica imperante desde el 4 de agosto. El primer edil también informó de que “afortunadamente” no se han conocido más casos de pinchazos tras los dos episodios del txupinazo.
Las agresiones machistas y su denuncia pública, de hecho, estuvieron presentes en las últimas kalejiras de esta edición de La Blanca, donde a pesar de las cansadas caras de las cuadrillas las ganas de apurar las fiestas fueron todavía evidentes.
Las seis de la Federación de Blusas y Neskas, que a través de Twitter mostraron su “más enérgica repulsa” frente a los últimos ataques que han salido a la luz, convocaron una concentración silenciosa “en contra de cualquier tipo de agresión” antes de su paseíllo de ida. Medio centenar de blusas y neskas tomaron partes en la protesta, que se extendió durante diez minutos y concluyó con un prolongado aplauso, antes de que los colectivos protagonizaran la kalejira.
Tras la concentración, abrieron el paseíllo Los Bainas, dando buenas muestras de su energía pese al intenso calor y a las escasas fuerzas ya en la reserva, y a ellos siguieron por este orden Los Martinikos, Batasuna, Jatorrak, Gasteiztarrak y Los Biznietos de Celedón, que como bien prometieron en su pancarta festiva han logrado resucitar de entre los muertos tras una prolongada ausencia de cuatro años de las fiestas.
Posteriormente, las 21 cuadrillas de la Comisión de Blusas y Neskas, que se adhirieron a los comunicados de denuncia a las últimas agresiones de Ikusgune y el Ayuntamiento, tomaron el relevo con la condena de estos hechos también en el foco. Abrió la kalejira Akelarre, con la bandera LGTBI sobre el capó de su furgoneta y la presencia entre sus miembros de dos integrantes del colectivo, entre ellas La Polaka.
Les siguieron Margolariak, Txolintxo, Galtzagorri, Zoroak, Petralak –bien surtidos de pistolas de agua y advirtiendo de sus intenciones de no querer irse a casa–, Hegotarrak, Txinpartak –con la bandera LGTBI también colgada de su furgoneta y un agradecido aspersor de agua para refrescar el ambiente–; Zintzarri, Txirrita, Bereziak, Belakiak –al “ritmo de la noche”–, Siberiarrak, Luken, Los Desiguales, Nekazariak, Gautarrak –una de las más nutridas–, Los Alegríos, Basatiak –en medio de un espectacular pogo que acaparó los flashes de cámaras y móviles– y Karraxi.
Cerró la kalejira Okerrak, con su Txanpan Etxea dispensando potes sin parar, y al ritmo del mítico Flying Free, antes de que los sones de los Villanos del Ruido cerraran la comitiva.
Tras el habitual parón, llegaron –ahora sí– los últimos paseíllos de esta edición de La Blanca, los de vuelta, que se desarrollaron también en medio de un gran ambiente como paso previo a los últimos actos festivos y, ya a las 1.00 horas, la despedida del aldeano de Zalduondo. Pero solo hasta el año que viene.
Al detalle
- Punto final. Las fiestas de La Blanca 2022, que serán siempre recordadas como las primeras tras la pandemia, ya son historia. El ciclo festivo concluyó como manda la tradición esta pasada madrugada con la subida de Celedón a los cielos de Gasteiz tras una nueva jornada tórrida.
- Últimos paseíllos. Los últimos paseíllos de las cuadrillas de neskas y blusas y, por desgracia, las dos agresiones homófobas denunciadas en las últimas horas marcaron la jornada. La denuncia de estos hechos estuvo presente en las kalejiras.