La etapa de una leyenda albiazul llega a su fin. El ciclo se cierra después de ocho intensas temporadas. Víctor Laguardia no seguirá en el Deportivo Alavés. El central maño dice adiós a la escuadra albiazul al no poder llegar a un acuerdo con el club para su renovación.
Fin al culebrón del verano. Laguardia ya es historia del Alavés. Historia con letras mayúsculas. No en vano, el jugador maño ha sido uno de los mejores defensas que ha tenido la entidad del Paseo de Cervantes en estos más de cien años de vida. Un káiser en la zaga. Un bastión insuperable que se ha ganado el cariño de la afición babazorra por su entrega y compromiso desde que llegó a Vitoria procedente del Zaragoza allá por un lejano mes de julio de 2014.
Desde entonces, el jugador aragonés ha sido un pilar para el amplio número de entrenadores que ha tenido el Alavés en su banquillo durante estos ocho años. 14 nada menos, desde Alberto López en el curso de su debut, el 2014-15, hasta Julio Velázquez, el tercero y último que tuvo la pasada campaña. Con Bordalás, en su segunda temporada en Mendizorroza, disputó 39 de los 42 partidos en Segunda División.
Incombustible. 3.466 minutos sobre el césped en esa campaña 2015-16 bajo la batuta del preparador alicantino, en la que el Alavés lograría el ascenso. Siempre al pie del cañón. Tan solo las lesiones de rodilla le han impedido disputar más partidos con la camiseta albiazul. De hecho, por culpa de unas molestias en su articulación se perdió otra cita histórica como fue la final de Copa del 28 de mayo de 2017 ante el Barça.
Las lesiones de rodilla
Sin embargo, un guerrero como Laguardia siempre vuelve. Así lo hizo en la temporada 2017-18. Ese curso, Víctor Laguardia se convirtió en el mejor fichaje de invierno del club. El Alavés de Abelardo sufría en el fondo de la tabla y era un serio candidato al descenso.
Pues bien, el central aragonés, que volvía en un estado de forma increíble tras superar una larga y grave lesión –la tercera– en su rodilla derecha se convirtió en uno de los principales artífices de la impresionante remontada firmada ese curso por el conjunto gasteiztarra.
La pesadilla para Laguardia había comenzado en abril de 2017 cuando tras un choque con Boateng, frente a la Unión Deportiva Las Palmas, se volvió a dañar su articulación. El club le aplicó un tratamiento conservador con la confianza de que pudiera disputar la final de Copa un mes después. No fue posible. El maño estuvo la friolera de ocho meses en el dique seco.
Trabajo duro, muy, muy duro durante una larga y costosa fase de recuperación. Dio sus frutos. De hecho, Laguardia regresó a los terrenos de juego con una fuerza increíble el 10 de enero frente al Formentera, en la vuelta de los octavos de final de la Copa. No acusó la inactividad. 90 minutos al mejor nivel. Como siempre, todo garra y entrega. De hecho, muchos podrían pensar que acusaría su inactividad. No fue así. Es más, ese día sorprendió a todos ya que lució un aspecto físico impecable y realizó un partido soberbio. Estaba de vuelta.
Así se confirmaría meses después en los que se volvería a convertir en un jugador indiscutible en el eje de la zaga. Sin descanso. Incluso, el jugador maño marcó en esa recta final de la temporada un gol clave para la salvación ante el Levante. Vital para Abelardo. También para los que llegarían después. Una pieza básica para todos ellos. No es de extrañar, habida cuenta de que Víctor Laguardia ha sido un seguro de vida en la zaga, lo que le permitió incluso para postularse para la selección española hace unos años.
Calidad, garra y corazón
Su calidad, garra y corazón le sirvieron para ser una figura transcedendental, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Por ello no fue de extrañar que la pasada temporada se convirtiera en el primer capitán del club tras la marcha de Manu García. Un capitán ejemplar y entregado por la causa del Alavés.
Por ello, Víctor Laguardia siempre tendrá un hueco en el corazón de los hinchas albiazules. El jugador zaragozano se ganó desde su llegada a los aficionados. En cada presentación siempre era uno de los más aclamados. Ahora, todos ellos ven con pena como uno de sus iconos no seguirá en el club. Ocho años en Gasteiz le convirtieron en uno de la casa.
Sin embargo, ahora los caminos de Víctor Laguardia y el Deportivo Alavés se separan. El defensa aragonés pone fin así a su etapa en Vitoria tras ocho temporadas, en las que ha disputado 265 partidos.
Quería seguir
Han sido semanas de tiras y aflojas, pero al final al jugador no le ha convencido la oferta a la baja del cuadro babazorro por lo que buscará acomodo en otro destino.
El descenso de categoría y la pérdida de músculo económico de la entidad babazorra han jugado en su contra. Laguardia era consciente de que su ficha se vería reducida, habida cuenta del descenso de categoría, pero confiaba al menos en que el Alavés se acercara a sus pretensiones. Sin embargo, no ha sido posible.
El bravo jugador maño se va sin poder despedirse como le hubiera gustado, sobre el césped y vistiendo de albiazul. Y es que Laguardia quería seguir en la que ha sido su casa durante ocho años. De hecho, el jugador se ha comprado una vivienda en Gasteiz ya que su intención era la de seguir residiendo en la capital alavesa y jugando en el Alavés, sabiendo incluso que quizá no tendría un papel tan protagonista como en ejercicios anteriores .
El futuro
Ahora tendrá que buscar acomodo en otro equipo. Al menos, el hecho de no tener contrato y ser agente libre le permitiría firmar incluso una vez que acabe el mercado de fichajes este jueves 1 de septiembre.
De momento, en este aspecto tampoco está teniendo mucha suerte el defensa maño. Y es que hasta la fecha tampoco es que le hayan llovido ofertas. Sonaron la del Sporting de Abelardo y su exequipo, el Zaragoza, junto a la del Intercity de Primera Federación; suculenta a nivel económico, pero cuya realidad es que estaba un peldaño por debajo de Segunda y que deportivamente no convencía al exjugador albiazul.
En las últimas horas también ha salido a la luz el posible interés del Granada. Tiene tiempo para cerrar su marcha al conjunto andaluz. Lo que está claro es que ya no seguirá en el Alavés. Adiós al káiser.