Tras aplazarse una semana, al fin ha llegado la final del programa de Telecinco Bailando con las estrellas, en la que esta noche se medirán sobre el escenario María Isabel, Athenea Pérez, Bruno Vila y Adrián Lastra. Con el actor, al que hemos podido ver a lo largo de su carrera en series y películas como Velvet, Fuga de cerebros, Toc Toc o Camilo Superstar, y que ya el año pasado ganó la edición americana de Mira quién baila, hemos charlado para que nos cuente cómo encara esta esperada final para la que lleva tiempo ensayando junto a su compañera Sara García.
Hemos podido verle en distintos musicales, recientemente también en una serie musical. ¿Cómo está siendo ahora este paso por el programa?
Muy duro (risas).
No tiene que ser nada fácil, no.
No, no tiene nada que ver hacer una serie musical, o una comedia musical. Cuando he hecho teatro musical nunca me he tenido que enfrentar al baile. Porque es verdad que muchas veces en teatro musical, excepto en musicales muy característicos donde los personajes tienen que bailar en todo momento, cuando haces musicales como los que yo he hecho los personajes no bailan nunca. Encima, cuando haces ese tipo de bailes que yo había hecho algo en Estados Unidos, y vienes con la presión de haber ganado, que sabes que el listón lo tienes que poner muy alto en todo momento, te enfrentas a trabajar y ensayar 8-9 horas al día para que pueda salir.
Se dice pronto.
Sí. Por eso hay tanto cansancio, tanto físico como emocional. Los cuatro concursantes con las cuatro parejas de baile estamos todos felices de poder haber conseguido este premio, porque yo creo que tenemos que saber que ya hemos ganado. Ahora puedes demostrar cosas que has aprendido, pero ya no tienes una evolución. La evolución ha sido durante todo el programa, y ahora lo que hay que hacer es disfrutar de este día. Porque si no, no vale la pena hacer un trabajo.
¿Cómo son las sensaciones justo antes de saltar al escenario? ¿Se tiene vértigo, nervios...?
Antes de salir a cada gala hay mucho nervio. Estás ensayando durante muchas horas, muchos días, para luego jugártelo todo en un minuto y medio. Porque no se premia que hayas ensayado bien, o que en los ensayos te haya salido bien. Se premia lo que muestras en el directo, y ahí se suma algo que tú no eres capaz de controlar que se llama adrenalina o nervios; y hay veces que sales al escenario y no te sale como te gustaría que saliese. Cada vez que subimos la rampa antes de salir al escenario, Sara y yo nos abrazamos y decimos: “Vamos a gozar, vamos a disfrutar, a hacer que la gente disfrute un montón”.
En muy poco tiempo han progresado mucho. Se nota una gran complicidad entre Sara y usted. ¿Hay alguna clave o secreto para lograr esa química?
No sé si hay secretos, pero hay algo que hemos hecho los dos, que viene también de la forma de ver el trabajo, la profesión, que es trabajar trabajar trabajar, y sobre todo empatizar muchísimo con el otro. Entender las frustraciones, entender los enfados que podamos tener. No uno con el otro, sino cada uno individualmente. Las creaciones que ha hecho esta mujer han sido maravillosas, y el truco no sé cuál es. Saber escuchar, saber que la vas a cagar muchísimas veces y que estás delante de una profesional que lleva muchos años en este mundo.
Y, si antes hablábamos de los nervios, también me gustaría preguntarle por los nervios antes de las valoraciones del jurado. ¿Cómo se vive ese momento?
Soy muy tranquilo. No suelo tener nervios a la hora de los juicios del jurado, porque estás ahí para que te valoren, no para que te juzguen. Estás haciendo una competición de baile. Tú sabes que cuando termines te van a decir: “Tienes que tener cuidado con esto, con lo otro...”. Tú sabes también si lo estás haciendo bien, si la estás cagando, si lo estás haciendo bien dentro de tus límites... Y si te ha salido un baile malísimo sabes que el jurado te va a dar hasta en el carnet de identidad. Pero es verdad que cuando llevas algo tan trabajado es muy difícil, a no ser que haya algo externo a ti, que vaya a ser como un fracaso total. Además, lo que tenemos en la final va a ser muy potente y nos vamos a arriesgar mucho, pero es esta frase tan típica de que “quien no arriesga no gana”. Es verdad, y es lo que vamos a hacer.
Está claro que van a darlo todo. ¿Cuáles diría que son sus puntos fuertes y los de sus compañeros?
La fortaleza de María Isabel es la constancia y las ganas de evolucionar, sobre todo las ganas de demostrar por qué lleva desde los cinco años encima de un escenario. Porque cada día se va reinventando. Athenea creo que tiene algo que no tenemos ninguno, que son unas aptitudes innegables. Según salió la primera gala e hizo el contemporáneo... Tiene algo que no tenemos ninguno. Tiene una elasticidad, una carrera de gimnasta artística, que yo por mucho que me esfuerce no me voy a poner el tacón en la cabeza en la vida. Bruno, por su parte, para mí tiene algo que le hace muy especial. Esa niñez que tiene de la primera vez que está teniendo este boom televisivo con Reacción en cadena. Hay algo donde él tiene muchas ganas de superarse, que está trabajando y compaginando sus dos trabajos, sus grabaciones de Reacción en cadena con Bailando, y él tiene muchas ganas de alzarse con el trofeo. Y creo que lo que tenemos nosotros, tanto Sara como yo, es la constancia, las horas que le echamos.
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¿Tiene algún deseo para hoy?
El deseo que tengo es que el público -cuando hablo del público hablo también del jurado- disfrute mucho de lo que se va a hacer. Deseo que no haya competitividad mala, que no haya envidias, que no haya celos, y sobre todo que haya mucho amor entre los que estamos allí. Que nos ha costado mucho. Que nos queramos, que gane quien gane da igual, nunca te va a cambiar la vida nada, ganes Bailando con las estrellas o el Goya. Lo único que te cambia la vida es lo que tú hagas para cambiarla día tras día. El deseo es disfruta, que te lo mereces.