Barakaldo llora la pérdida de uno de sus vecinos más ilustres y queridos, ayer falleció a los 95 años, Julián Larrea, todo un referente en la lucha y de reconocimiento de la vida rural y los herri kirolak.
Su palmarés deportivo superaba las 20 txapelas como aizkolari y tronzalari, además de haber sido campeón de España de caza en varias ocasiones.
Su funeral se oficiará hoy viernes, día 10, a las 19 horas, en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Retuerto, en Barakaldo.
Nacido en 1929 en Trapagaran, en el barrio de Ugarte, este vecino del barrio barakaldés de Gorostiza, deja un legado impagable, ya que desde su caserío Monto, situado en la carretera que va a El Regato, de forma desinteresada, durante más de 20 años, ha enseñado a miles de escolares, cómo es la vida en el mundo rural, los secretos de la huerta, la apicultura, aizkolaritza, o su colección de cencerros y utensilios que elaboraba artesanalmente...
Un hombre muy activo, siempre dispuesto a abrir las puertas de su casa con una gran labor pedagógica y divulgativa entre los escolares, empezó a cortar troncos con 45 años, esta pasión por la aizkora le acompañó durante años transmitiéndola a su hijo y a su nieto.
A través de las redes sociales, la alcaldesa, Amaia del Campo, ha trasladado su cariño y condolencias a la familia y allegados de este ilustre vecino. Precisamente en 2020, el Ayuntamiento reconoció su labor con el premio 'Jolín', después de haber proporcionado a Barakaldo "grandes alegrías en lo deportivo, como aizkolari", pero, sobre todo, "en reconocimiento a su humildad y humanismo que le llevó a participar de manera desinteresada durante 22 años en el programa educativo municipal Ezagutu Barakaldo".
También el Orfeón barakaldés ha tenido unas palabras de recuerdo a este vecino tan querido, o Gorostiza Bizirik: "Agur, Julián, ha sido todo un placer compartir la vida contigo, seguirás siendo el mejor allá donde estés. Goian bego".
Su caserío Monto construido hace unos 170 años, es un auténtico museo etnográfico popular, con su colección de cencerros, guadañas, azadas, yugos... Unas 3.000 piezas diferentes, a las que se añade una colección de 400 hachas, algunas con más de 500 años de antigüedad.