No era la empresa más sencilla, ni mucho menos. Entre otras cosas, pero principalmente, porque el Athletic no dependía de sí mismo para alcanzar la séptima plaza, la última que daba acceso a disputar la próxima temporada competiciones europeas. Pero en el Ramón Sánchez Pizjuán nunca dio la sensación el conjunto rojiblanco de creer en sí mismo ni en su capacidad de ganar al Sevilla, que vivió un partido bastante cómodo y al que solo la falta de pegada de sus delanteros le impidió encarrilar la victoria en la primera mitad. Por si fuera poco, tampoco el Barcelona le echó un cable en su cita ante el Villarreal, que no falló, se llevó los tres puntos del Camp Nou y paseará su nombre el próximo curso por el Viejo Continente. En una noche muy gris a nivel colectivo, un nuevo fiasco cuando no tocaba, el Athletic no fue capaz si quiera de cumplir con lo único que estaba en su mano, esto es, lograr la victoria, y dijo adiós a Europa por quinta temporada consecutiva.
Aitor Elizegi, que tiene esta noche su último examen como presidente del Athletic en la Asamblea Extraordinaria en la que se someterá a votación la propuesta de nuevos estatutos del club, no pudo cerrar su etapa llevando al equipo a jugar en Europa, un hecho que no ha conocido desde su llegada al trono de Ibaigane, toda vez que el conjunto rojiblanco no pisa competiciones europeas desde que jugara la Europa League en la campaña 2017-18, con José Ángel Ziganda en el banquillo.
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El todavía máximo dirigente del club vivió desde el palco del Pizjuán la impotencia de sus futbolistas, incapaces de poner en aprietos al Sevilla, que no tenía en juego más que un plus de dos millones y medio de euros en caso de que diera caza al Atlético de Madrid en la tercera plaza. Los colchoneros no fallaron, pero por si acaso, el conjunto hispalense hizo sus deberes, algo que no pudo conseguir el Athletic. Dos versiones de una misma necesidad en el Pizjuán. Pero la cruz fue la rojiblanca, de nuevo cuando no tocaba.
Si la salida de Elizegi es segura, pues él mismo avanzó hace ya algunos meses que no se presentará a la reelección en los comicios que tendrán lugar el próximo 24 de junio, las dudas giran en torno a la continuidad de Marcelino García Toral en el banquillo rojiblanco. Ayer, con el partido cuesta arriba, la imperiosa necesidad de lograr los tres puntos por si al Barça le daba por remontar, y una imagen algo pobre de sus futbolistas, especialmente en la segunda mitad, le costó dar entrada a Asier Villalibre. Una decisión algo difícil de entender, entre otras cosas porque sentó a Raúl García en el descanso, muy probablemente por los problemas musculares que arrastra desde el choque con Osasuna, y el gernikarra no salió al verde hasta pasado el minuto 70. Entonces, el Sevilla ya ganaba 1-0.
Al margen de esta cuestión deportiva, Marcelino ha sido incapaz de devolver al equipo a Europa, teniéndose que conformar con una insuficiente octava posición. Hoy decidirá su futuro, al menos la parte que le corresponde, que es la relativa a si quiere o no quiere seguir en Bilbao. La otra cuestión debe ser respondida por los tres aspirantes al trono de Ibaigane, toda vez que Jon Uriarte dio ayer el paso definitivo. Ninguno de ellos se ha atrevido a mojarse con respecto al técnico, toda vez que han echado balones fuera cuando se les ha cuestionado por él.
Menos dudas hay en el vestuario, donde la opinión mayoritaria es favorable a la continuidad de Marcelino. Son continuas las muestras de cariño que le llegan de los distintos componentes del mismo cada semana, pero todo es una incógnita alrededor del asturiano. Agur Europa y... ¿agur Marcelino? l
La cifra
100
Mikel Vesga se convirtió ayer en centenario en liga, competición en la que disputó su encuentro número 100 con la camiseta del Athletic. El gasteiztarra fue titular, pero fue sustituido al descanso y dejó su puesto en el once a Dani García. Ha necesitado cinco temporadas para alcanzar esa cifra. Ha marcado tres goles.