Baskonia encara esta noche (20.15 horas) un desafío de grandes proporciones. Lo hace envuelto en un mar de dudas en vista del rendimiento y resultados que viene generando en esta desconcertante temporada. Capaz de lo mejor y más a menudo de lo peor, disputa ya la undécima jornada de la fase regular de la Euroliga. Lo hace en el majestuoso Pabellón de la Paz y la Amistad ante el Olympiacos, que un año más aspira a lo máximo.
La nave azulgrana camina errática por las dos competiciones que hasta ahora han arrancado, y por lo que respecta a la europea, cuatro derrotas encadenadas están poniendo cuesta arriba los deseos de entrar en el play-off, o por lo menos en el play-in. El octavo puesto queda a dos partidos y el décimo a uno, por lo que no estaría nada mal cerrar la brecha de derrotas, único marcador cosechado hasta ahora a domicilio tras lo sucedido en las canchas de Estrella Roja, ASVEL, París y Barcelona, y de esta manera poner remedio a los tropiezos consecutivos en el Buesa Arena sufridos contra Efes y Mónaco.
El doloroso trago padecido durante el fin de semana en el Príncipe Felipe de Zaragoza ha ahondado en las dificultades que está teniendo este nuevo grupo de Pablo Laso por adaptarse a la temporada, y ganar en el Pireo ante quince mil enfervorecidas gargantas supondría el revulsivo que ahora mismo necesita. Con la baja de Kamar Baldwin, presente con Georgia en esta ventana FIBA, toca luchar ante la escuadra del técnico ex-Barça Giorgios Bartzokas, en el que militan viejos conocidos como Alec Peters y Luca Vildoza, y faltarán los lesionados Dorsey y Vezenkov, pero no el talento de los Fall, Milutinov, Papanikolaou, Williams-Goss.
Plantilla y adversario que bien conoce Laso. "Ha sido un equipo siempre muy competitivo y físicamente de los mas exigentes. Con jugadores muy grandes, 3-4 muy versátiles y una batería de jugadores exteriores capaces todos de anotar y crear juego", comenta el técnico baskonista.