Tras su pasión, su oficio, está la dedicación intrínseca que este conlleva, sacrificios como no poder cogerse vacaciones cuando lo desea o no entender de jornadas laborales. Julián Ajuriaguerra es pastor desde siempre, pastor del Gorbea desde hace unos años, y con nosotros ha querido compartir las predicciones para este verano en el que nos encontramos inmersos.
¿Lleva toda su vida ligado al pastoreo? ¿Ha sido una profesión heredada?
Desde que nací, en casa siempre ha habido ganado -ovejas, vacas...-. De todo. Cuando vivía mi hermano, me fui una temporada a trabajar a una empresa, pero al tiempo decidí volví a casa. Llevo ya treinta y dos años en casa con el pastoreo y también haciendo queso.
¿Qué le diría a quien ve desde fuera el oficio de pastor y no lo conoce?
El trabajo diario es bastante duro, te tienes que olvidar de las horas de trabajo y los días de vacaciones no se los puedes coger cuando quieras. Las horas no se contabilizan. Además, para ser un buen pastor y un buen productor de producto lácteo, lo primero de todo es que te guste tu trabajo, es la clave para dedicarte a ello y poder triunfar.
¿Y cómo llegó a ser pastor del Gorbea?
Es una tradición de mi padre, que pronosticaba el tiempo con las témporas. En el verano teníamos las ovejas pastando en el Gorbea, y me pusieron de pastor del Gorbea porque Jacinto -Sagarna- ya había fallecido.
Ha cogido su relevo y también sus responsabilidades. ¿Qué entraña, además de tratar con nosotros, con los medios de comunicación, ser pastor del Gorbea?
Es cierto que suelo tratar con mucha gente, con los medios de comunicación, tanto prensa como televisión y radio. Siempre me he movido en ello, porque me gusta atender a la gente.
Saber predecir y pronosticar el tiempo es además algo que otorga la experiencia, y la observación, ¿verdad?
Empecé cogiendo el relevo al aita, y luego, cuando estás activo en ello, te preocupas de mirar cuando son las témporas, las corrientes de aire que hay... De ahí pronosticas el trimestre, más o menos. No es exacto, pero aunque fallemos algo pronosticamos el tiempo de tres meses.
A quienes somos profanos en el mundo de la meteorología y disfrutamos del monte, ¿a qué señales nos invita a prestar atención?
Cuando son las témporas hay que mirar a la luna y a las corrientes de viento; de ahí sacas más o menos la conclusión de los próximos tres meses. Hay que tener en cuenta cómo está la luna, qué día hace... Por ejemplo este año las témporas de verano han tocado el 31 de mayo, el 2 de junio y el 3 de junio, y ahí estuve al tanto. Además, la semana siguiente, el miércoles, que es la que llaman la contratémpora, hay que observarla también.
O sea que debemos estar ojo avizor esos días.
Sí, por lo menos esos tres días y la contratémpora. De ahí tengo pronosticado yo este verano, y va tal y como lo pronostiqué. De momento no estoy fallando en nada, y creo que llegará septiembre y diré lo que estoy diciendo ahora mismo. La previsión fue de un verano con unos calores insoportables, mucha humedad, mucha tormenta... Este año los baserritarras vamos a andar muy mal para secar la hierba por ejemplo, porque tres-cuatro días seguidos no va a hacer. Y las granizadas que están cayendo por ahí...
El año pasado fue radicalmente diferente, con fuertes sequías.
En abril estuvimos muy preocupados de lo que podía venir este verano, porque estábamos arrastrando la sequía, pero en las témporas cambió y mira cómo estamos ahora. Ahora no hace falta agua, ahora hace falta buen tiempo.
En las últimas décadas habrán notado cambios, con esas nevadas que antes llegaban para quedarse y ahora apenas duran uno o dos días.
Nosotros hemos tenido en el caserío nevadas de hasta 90 centímetros, pero es lo que dices, hoy empieza a nevar y mañana desaparece.
¿También notan esos cambios en verano?
Es lo que ha pasado ahora en el mes de julio. Lo que no se esperaba, el cambio de las témporas, ha llovido más que todo el invierno junto. Muchísimos litros.
Ahora que ya tenemos el verano encima, más personas estarán acercándose a los montes. ¿Siente que las personas respetan ese entorno natural?
Hay de todo, personas que respetan muy bien, pero otras que no respetan nada. Hay gente que cuida muy bien los montes, recogen los plásticos del bocadillo, basuras... Además, en el parque del Gorbea los perros hay que llevarlos atados y por lo general la gente lo hace fenomenal. Hay muy buena gente, que es de admirar, pero hay otros que...
El año pasado también lo pudimos ver especialmente con la sequía, la proliferación de incendios en nuestro entorno. ¿Cómo se vive eso siendo pastor?
Es un desastre ecológico para todos, para el ganadero, para el medio ambiente, para todo... Con los incendios hay que tener mucho cuidado. El año pasado fíjate el desastre que hubo en Nafarroa. Fue una catástrofe, y con eso hay que tener cuidado. Este año en verano-verano no creo que tengamos tanta sequía aquí en Euskal Herria y creo que nos vamos a librar bastante bien.
Y si pudiera pedirle un deseo al futuro para los pastores, ¿cuál sería?
Que los políticos se involucren con los jóvenes que quieran ser pastores, ganaderos o que quieran entrar en el sector primario. Poco a poco el sector primario tiende a desaparecer, y eso va a ser muy grave porque los que cuidan el monte, los parques y la naturaleza son los ganaderos con el ganado. Tienen que ayudar a la gente tenga amor por estos oficios.