Ainhoa Arteta está de vuelta y vuelve con mucha fuerza, ganas e ilusión. Nos ha quedado claro esta mañana cuando hemos podido compartir con ella una íntima y agradable charla sobre sus deseos, proyectos y también sobre el difícil año que deja atrás. "No estoy al 100% pero sí muy contenta. Queda Ainhoa para rato", afirma.
Se define a sí misma como un "híbrido" en cuanto a sus raíces porque su madre era de Ataun pero su amama era de Ispaster y por lo tanto no tiene problemas en hablar en vizcaíno o en guipuzcoano. Reconoce que con el batua tiene más problemas. Pero ha querido aclarar la polémica surgida en torno a esta cuestión.
"Hace no mucho tuve un conflicto y no sé por qué se montó un disparate. Estaba cantando 'Mirentxu' en Madrid que está escrito cuando aún no existía el batua y dije que me encantaba cantar en mi lengua nativa que era muy goxua y se lió. El euskera existe antes que el batua, tengan respeto".
“ Jamás en mi vida, en ningún momento he desacreditado el batua. Todo lo que se haga por el euskera, el batua, el que se habla en los pueblos, es un patrimonio de la humanidad porque es una de las lenguas más antiguas que existen. Cómo no voy a estar orgullosa del euskera. ”
El recital que va a ofrecer la soprano en el Teatro Arriaga se basa en la canción popular vasca. "Somos un país muy medólico, que canta mucho, al que le gusta el canto coral. Es una labor nuestra, enseñarlo al mundo", afirma.
En este sentido, son varias las piezas que va a interpretar la semana que viene en el Teatro Arriaga y que comenzará con cuatro piezas de Félix Lavilla. Junto a esto destaca las canciones vascofrancesas que reconoce, le cuesta más" porque el acento cambia. El recital acaba con las ocho melodías de Jesús Guridi. "Guridi es para mí uno de los más grandes compositores que ha tenido el País Vasco. Tiene auténticas maravillas", señala y considera que es un "lujo" poder cantarlas en este concierto.
“ El euskera es una de las lenguas más poéticas que hay ”
La música es universal pero en sus conciertos, nos cuenta, suele incluir piezas en euskera que intenta acercar y explicar al público. "Siempre que canto en euskera procuro explicar cada canción. Las explico y la gente se divierte muchísimo porque los textos son muy divertidos. Tienen un tinte poético muy importante", destaca.
Ainhoa Arteta afirma que la preparación para un concierto requiere una preparación enorme y una dedicación exclusiva y completa ya que, recuerda, "nos debemos al compositor".
2022, annus horribilis
No ha sido fácil para la soprano llegar hasta aquí. Todo empezó con el covid en 2021 cuando se contagió si bien del coronavirus se recuperó. Sin embargo después tuvo un cólico de riñón que se complicó. La operación fue muy difícil y terminó en una septicemia.
"Me tuvieron que trasladar en helicóptero porque en ambulancia no me daba tiempo, me moría. Me tuvieron que inducir el coma, estuve diez días y el día 26 de julio, fiestas de Ispaster, los médicos tuvieron que tomar una decisión", recuerda emocionada cuando su pueblo rezaba porque se curara. "Como soy alérgica a la penicilina y ya no quedaba otra opción, no me la habían puesto. Decidieron ponérmela y salí", cuenta.
Con la intubación, sus cuerdas vocales se resintieron y tuvo un quiste en las cuerdas vocales que le impedía hasta hablar. "Nunca me habían intervenido en las cuerdas vocales y mis colegas cantantes se portaron de maravilla. Muchos habían pasado por quirófano y tuve su apoyo y me dirigieron al gurú de las cuerdas vocales. Me operaron en Berlín pero tuve problemas en la cuerda izquierda", señala. Esto le llevó a una segunda operación en mayo y afortunadamente en verano pudo empezar a trabajar. Desde entonces necesita viajar con un asistente porque se cansa mucho además de las amputaciones sufridas en una mano y en el pie derecho donde aún no siente los injertos.
“ 'Tenía que salvar el barco porque me lo habían hundido económicamente ”
Ainhoa reconoce que no está al 100% pero dice que "está en ello". Sigue con la rehabilitación y no piensa parar hasta ser la misma de siempre. "Tengo muchas ganas de encontrarme con mi público porque es un paso más para sanarme emocionalmente", subraya. "Dejarme sin voz hubiera sido matarme en vida", reconoce.
Asegura que es una diva cuando se sube al escenario porque dice haber estudiado mucho para que cada partitura sea un sobresaliente pero nada que ver a cómo es cuando se baja del escenario. "Soy Ainhoa la amiga, Ainhoa la madre, la hija y la txoriburu y me encanta después de un concierto tomarme un par de cervezas o tres porque duermo como un lirón", afirma. Es su forma de bajar la adrenalina.
Insiste la soprano que viene una Ainhoa "mejor" a la de antes porque asegura, "yo moriré aprendiendo".