El Gobierno aprobó ayer un paquete de medidas urgentes para la eficiencia y el ahorro energético, que incluye elevar la temperatura del aire acondicionado en verano a un mínimo de 27 grados y reducir la de las calefacciones en invierno a un máximo de 19 grados en todos los edificios administrativos, espacios comerciales así como estaciones de autobús, tren y aeropuerto. Así, esta medida extiende las normas de temperatura que ya se aplican en los organismos de la Administración a los transportes públicos, centros de trabajo, comercios y negocios de cara al público.
Las medidas estarán vigentes hasta el 1 de noviembre de 2023 y tendrán que ser puestas en funcionamiento en los siete días siguientes a su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Asimismo, se exigirá a los establecimientos que mantengan sus puertas cerradas para evitar que el frío y el calor se escapen, el alumbrado de escaparates y los edificios públicos deberá estar apagado a partir de las 22.00 horas y se elevará la frecuencia en la revisión de las calderas para detectar ineficiencias, aunque en este caso se dará de tregua para su entrada en vigor hasta el próximo 30 de septiembre.
Igualmente, deberán incorporarse carteles para explicar estas medidas de ahorro en los establecimientos, así como para informar sobre las temperaturas y niveles de humedad. Las medidas también incluyen la exigencia de adelantar la inspección de eficiencia energética en aquellos edificios obligados que hayan realizado el anterior trámite antes del 1 de enero de 2021. Esta primera batería de medidas es un primer paquete “importante y potente” que será completado con el plan de contingencia que se presentará en septiembre y que permitirá poder “cumplir al 100% para poder garantizar la solidaridad con Europa”.
“La situación es crítica y se puede producir un corte de suministro de gas procedente de Rusia en cualquier momento”, advirtió la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante la rueda posterior al Consejo de Ministros celebrado ayer. “Europa necesita nuestra ayuda”, subrayó. La vicepresidenta apoyó así las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien el pasado domingo señaló en una entrevista que “debemos estar preparados para lo peor”.
“Es un momento que Europa se juega mucho. Un grado menos en nuestro termostato nos permite ahorrar un 7% de nuestro consumo energético”, apuntó Ribera. Esta misma semana, los países de la UE han aprobado la propuesta de la Comisión Europea de reducir un 15% el consumo de gas de cara a un posible corte total del suministro por parte de Rusia este invierno, en represalia por las sanciones occidentales por haber invadido Ucrania.
Un porcentaje que países como el Estado español, acogiéndose a excepciones, podrán reducir a la mitad, pero que inevitablemente implica un esfuerzo por parte de los ciudadanos y de la industria europeos para ir poniendo fin a la dependencia de los combustibles fósiles que llegan desde Rusia y de los que son consumidores sobre todo Alemania y otros estados centroeuropeos.
Contribución individual
Durante una visita a la localidad vallisoletana de Matapozuelos horas antes del Consejo de Ministros, Ribera se mostró convencida de que los españoles “no van a pasar frío” en sus casas el próximo invierno, ya que España no presenta los problemas que sí se dan en otros países del este y norte de Europa. “En nuestro caso está asegurado abastecimiento, tenemos un perfil diferente, pero sí es importante insistir en la llamada para que en la medida que podamos, contribuyamos”, recalcó.
La vicepresidenta tercera abogó por compatibilizar las medidas de confort térmico con un uso “inteligente y eficiente” de un recurso energético que puede facilitar a los países vecinos el acceder a aquello que no se consuma aquí, algo que en invierno puede pasar, ejemplificó, por usar “un jersey cómodo o un abrigo”. En este sentido, Ribera apeló a la contribución individual que pueda hacer cada ciudadano para ahorrar energía. Insistió en que el mensaje “más importante” es que “en un contexto tan complicado se trata de “ayudar a los vecinos de la Unión Europea” y “cómo evitar el riesgo de racionamiento”.
En este objetivo, la vicepresidenta defendió la importancia de la colaboración de todas las administraciones y del sector privado, sobre lo cual aseguró que las conversaciones mantenidas con la patronal para la aplicación de estas medidas ha tenido una recepción “positiva”. “Eso no significa que esté de acuerdo, pero a mí me gustaría destacar que hay una inmensa mayoría de personas e instituciones que entienden y que quieren contribuir a lo que debe ser un esfuerzo colectivo”, apostilló. Por último, Ribera se refirió a la posibilidad de rebajar la velocidad en autovías y autopistas como medida de ahorro energético para recordar que, aunque no haya una “limitación expresa”, una “conducción prudente” contribuye a una reducción de las necesidades de combustible. “Al igual que modificar un grado en el termostato puede conllevar un reducción del 7%en el consumo, una reducción de la velocidad puede suponer una reducción importante también del consumo energético”, sostuvo. l
Las medidas
19 grados
en invierno. Las medidas de ahorro energético incluyen elevar la temperatura del aire acondicionado en verano –a un mínimo de 27 grados– y reducir la de las calefacciones en invierno –a un máximo de 19 grados– en todos los edificios administrativos, espacios comerciales así como estaciones de autobús, tren y aeropuertos.
22.00 horas
Escaparates. Se exigirá a los establecimientos que mantengan sus puertas cerradas para evitar que el frío y el calor se escapen. El alumbrado de escaparates y edificios públicos deberá estar apagado a partir de las 22.00 horas.
100%
Solidaridad. Esta primera batería de medidas es un primer paquete que será completado con el plan de contingencia que se presentará en septiembre y que permitirá poder “cumplir al 100% para poder garantizar la solidaridad con Europa”.
15%
Consumo de gas. Esta misma semana, los países de la Unión Europea han aprobado la propuesta de la Comisión Europea de reducir un 15% el consumo de gas de cara a un posible corte total del suministro por parte de Rusia este invierno.