Aitor Elordi se cuelga el bronce

Aitor Elordi puso este domingo la guinda a un Cuatro y Medio para enmarcar al colgarse el bronce ante Peio Etxeberria en Mallabia. En su casa. Frente a los suyos. Le hicieron un homenaje humilde y emocionante al iniciar la contienda. El delantero de Aspe contestó con un envite soberbio. Sonrisas al principio. Sonrisas al final. Elordi estará en el tercer escalón del podio del frontón Bizkaia de Bilbao el domingo; además, se gana el derecho a ser el suplente de la final del acotado si Joseba Ezkurdia o Jokin Altuna se sienten indispuestos para jugar. 

Elordi rozó el sobresaliente en un partido tremendamente divertido y entretenido. Peio Etxeberria, un delantero expeditivo y brillante, rayó a buen nivel, pero los errores le pasaron factura. Sobre todo, en la segunda mitad del encuentro, en el que coincidieron dos dinámicas opuestas: Elordi creció y el de Ultzama naufragó. Aitor sacó lustre a un saque impredecible, mientras que su adversario perdió pelotas con la derecha que castigaron el buen hacer de su inicio.

Aun así, el vizcaino, dinámico, atractivo y agresivo, se llevó el gato al agua con ciertos apuros en un tramo final en el que tuvo que sudar la gota gorda. Etxeberria cambió la cara desde el 20-12 con una tacada de seis cartones que le puso cerca del premio final, pero se quedó en la orilla.

Intento de remontada de Peio Etxeberria

Se le demudó el rostro desde el 9-12. Un exceso de confianza en un saque-remate le dejó vendido. Las acciones de Elordi crecieron. Etxeberria se hundió. Redivivo quiso escribir un epílogo diferente hasta el 20-18. Ahí quedó. Los regalos le penalizaron.

Los datos están ahí: Peio acabó con 18 tantos y siete saques; Elordi, en cambio, con 15 tantos y un solo error. 

Final con pimienta

Ocurre que, en un final con bastante pimienta, en el que se acercó peligrosamente el navarro, el mallabitarra sacó fuerzas de flaqueza del gancho. Afinó. Mirada de tiburón. Olor a sangre. Cara o cruz. Se la jugó desde el tres cuando Peio venía dominando. El 20-13, el primer y único error vizcaino en toda la contienda, abrió la espita para que el de Zenotz encontrara el camino de la redención después de acumular dudas. Aprovechó un saque-remate, dos saques, un gancho y un pelotazo por la pared. Elordi sintió el aliento en la nuca.

Peio Etxeberria es un pelotari muy peligroso en el cuerpo a cuerpo. Manista de trinchera con la certeza de una zurda de bisturí. En ese momento crítico, en la frontera del ser o no ser, Aitor sacó el desatascador de la manga izquierda, bajo una muñequera sudada. Macbeth en Mallabia. Fue un gancho inapelable y complicado de ejecutar. En el ancho, Etxeberria se estiró sin opción de alcanzada. La épica de la remontada murió entonces. No hubo clemencia para el de Zenotz, capaz de todo en la final de consolación.

Aitor Elordi celebra un tanto ante Unai Laso. Pablo Viñas