Corría el año 1985 y era la víspera del domingo de resurrección. Un grupo de chavales de EGI, las juventudes del PNV, calentaba motores para celebrar el Aberri Eguna en la casa del aitite de Iñigo Iturrate, en un clima de jolgorio y con el nivel de decibelios que cabía esperar en una reunión de veinteañeros. Pero uno de ellos permanecía encerrado en una habitación para preparar su intervención en representación de EGI. Al día siguiente, en la feria de muestras de Bilbao, ese joven de aspecto espigado y discurso vehemente comenzaba a forjar una carrera política que, de manera muy simbólica, lo ha llevado a presidir el Euzkadi Buru Batzar casi exactamente 40 años después de ese día de la patria vasca. Era Aitor Esteban, tenía 22 años y ese fue su primer mitin nacional como tal, tras su estreno en la campaña de las generales de 1982. Este es el primer recuerdo que conservan sobre él muchos coetáneos del jeltzale, que asumirá la presidencia del EBB a partir de este domingo. Destacan de él esa “capacidad de concentración”, su carácter autodidacta y su empeño en absorber todos los detalles cuando un asunto despierta su interés, como sucede con su pasión por los indígenas (sobre todo, los lakota). Para desconectar, elige su pequeño remanso de paz en Cañamaque, la aldea natal de su ama en Soria. No son ni 30 vecinos.

Aitor Esteban, al fondo, en el Aberri Eguna de 1985 en Bilbao
Las emisiones y libros clandestinos
Aitor Esteban (21 de junio de 1962, Bilbao) es un representante “100% PNV”, como lo describen sus allegados. El sentimiento abertzale se le despertó en casa, de la mano de su aita Jose Luis, ya fallecido. Su aita era un absoluto convencido de la causa vasca aunque su entorno familiar no estuviera politizado. En esos tiempos difíciles, a Jose Luis lo sacaron pronto de la escuela pero su espíritu autodidacta lo condujo a devorar libros por su cuenta y, al parecer, ese carácter lo ha heredado Esteban, además de toda una colección de obras sobre gramática de todo el mundo. A Esteban lo marcaron a fuego las horas que pasó con su aita escuchando las emisiones clandestinas de Radio Euzkadi durante el franquismo, así como las crónicas de la guerra que escribió George Steer en su libro El Árbol de Gernika, que la familia escondía bajo la tapa de la persiana. Hasta tal punto lo impactaron esas vivencias, que Esteban se afilió al PNV antes que su aita.

En Fort Robinson, donde asesinaron a Caballo Loco
Curso de lakota online con un profesor norteamericano que ya es parte de su familia
También a una muy temprana edad, surgió su interés por los pueblos indígenas. “Aitor jugaba a indios y vaqueros encima de la lavadora de su ama. Él siempre iba con los indios. Tiene una tendencia que parece, más que cultural, genética, porque es impresionante que desde pequeño se posicionara con las minorías. Lo sigue haciendo”, apostillan desde su entorno. Con el tiempo, Esteban se empezó a interesar de manera más profunda por la historia de esos pueblos, y esa curiosidad lo llevó a aprender la lengua inglesa, para ser capaz de entender los libros sobre indígenas americanos y mesoamérica. Cuando conseguía juntar algo de dinero, lo invertía en exclusiva en comprar libros sobre los nativos, hasta alcanzar los 500 que atesora en la actualidad. No fue sencillo. Cuando comenzó la universidad, su aita estaba en paro, y Esteban tuvo que compaginar estudios y trabajo.
Pero estaba claro que su interés no era una afición pasajera. En buena medida, ha definido su vida. Y hay una persona clave. Esteban ha sido profesor de Derecho en la Universidad de Deusto y, desde esa atalaya, ha tenido la oportunidad de relacionarse con universidades norteamericanas y de conocer a una persona a la que ya considera parte de su familia: el profesor Raymond Bucko SJ, el responsable de que Esteban pueda desenvolverse en la lengua lakota, uno de los pueblos nativos norteamericanos de las tribus sioux. Hace casi 30 años, buceando en internet, vio que este profesor tenía un curso online y le escribió buscando algo de complicidad: el experto es jesuita y Esteban le dijo que trabajaba en una universidad de la misma confesión. El profesor, extrañado por el ferviente interés de una persona que residía a miles de kilómetros de distancia, lo puso a prueba con un test. “El resultado fue tan bueno, que Ray no pudo más que aceptarlo en su curso online”, relatan quienes lo conocen. Desde entonces, la familia de Esteban y este profesor se ven todos los años, han pasado largas estancias el uno en la casa del otro, y el experto bautizó a uno de los hijos de Esteban.

Algunos de los regalos que le han hecho sus amigos. Son pipas auténticas
Su casa está plagada de regalos de los pueblos nativos, casi todos personales, con un “valor sentimental incalculable, no económico”, y que Esteban guarda como oro en paño, como su colección de más de media docena de pipas. Ha acudido a visitar sus lugares y ha estado también en Fort Robinson, donde asesinaron a Caballo Loco por su resistencia ante el invasor blanco. De sus viajes por el mundo se ha traído también una colección de casetes, discos y todo tipo de grabaciones de minorías y pueblos indígenas. También “tuvo una época en la que le dio por el country”. Y tiene “playlists” para todos los estados de ánimo y las confecciona para los demás, o busca canciones que no están en los circuitos más comerciales a modo de regalo. Lo hace sin tener una extensa formación musical, más allá de haber tocado el txistu por ser una tradición vasca.

Sus primeros libros de lakota
Autoaprendizaje en euskera... y gramática árabe
Sus inicios con el euskera también estuvieron marcados por el autoaprendizaje. “Su aita fue quien lo inició en el euskera, no lo hablaba pero fue muy autodidacta, y tenía una gramática del euskera con la que hacía ejercicios rudimentarios con Aitor cuando era un preadolescente. Para Aitor, defenderse en euskera era una necesidad, y lo estudió con denuedo. Pasó alguna temporada en un caserío de Gipuzkoa para hacer mintzapraktika y se apoyó mucho en la lectura de los clásicos para mejorar no solo la sintaxis, sino para pensar en euskera, que como euskaldunberri cree que lo tiene que mejorar”, explican. Para no perder fluidez en ningún idioma, lee libros en castellano, euskera, inglés y francés y, en sus ratos libres, hace ejercicios de gramática árabe.

Donibane Lohitzune, 1979, mitin del lehendakari Leizaola. Esteban aparece a la izquierda, con gafas
Primeras apariciones
A su pareja, la expresidenta del Bizkai Buru Batzar Itxaso Atutxa, la conoció en el PNV. Habló con ella por primera vez en una reunión de EGI en el edificio Granada de Bilbao, a la que Esteban acudió como responsable de la territorial. Ese día, el 20 de noviembre de 1984, los GAL habían asesinado a Santi Brouard, amigo personal de Javier Atutxa, su futuro suegro. Pocos meses después, comenzaron a salir juntos. Tienen dos hijos cuya intimidad quieren preservar, aunque en la era de internet es una batalla perdida.

Con EGI, haciendo campaña desde su organización municipal de Rekalde por Jon Castañares. Esteban está al lado de la ikurriña
Allá por el año 1979, un joven delgado, de pelo negro y con gafas empieza a aparecer en las imágenes de las grandes citas del partido. Se ve a Esteban en un mitin junto al lehendakari Leizaola aún en el exilio, con 16 años y pocos meses después de afiliarse; aparece en la campaña del alcalde de Bilbao Jon Castañares, participa en la asamblea territorial de Bizkaia en 1986 (en la época de la escisión de EA)... Y, en una de las anécdotas más curiosas que se pueden encontrar estos días, aparece en una rueda de prensa previa a las elecciones europeas de 1984, flanqueado por su gran amigo Iñigo Iturrate y por Mikel Huizi, en una convocatoria que cubrió Andoni Ortuzar en su época como corresponsal de política de DEIA. A Esteban lo han inspirado las figuras de Ajuriaguerra y el lehendakari Aguirre, así como la idea de la “justicia social”, y sus retratos han colgado todo este tiempo en su despacho en Madrid.

Iñigo Iturrate, Aitor Esteban y Mikel Huizi, en una rueda de prensa previa a las elecciones europeas de 1984
“Aitor es 100% PNV, se identifica con el ideario y las formas de hacer del partido, tiene ideas claras en lo nacional, pero es pragmático, y está comprometido con la justicia social. A pesar de su fama de ser vehemente, sabe trabajar en equipo, delegar responsabilidades y escuchar, y acepta las críticas. Le gusta que le digan las cosas claras, con franqueza, y no rodearse y escuchar solo a los aduladores. Le gusta la franqueza y la practica”, apunta el exparlamentario Iñigo Iturrate, quien anticipa que Esteban estará comprometido con la renovación y la incorporación de las mujeres a pesar de la composición de la próxima Ejecutiva.
Paseos en quad por Cañamaque
Dicen de Esteban que su mente está en ebullición “las 24 horas, 7 días a la semana”, que le cuesta desconectar. Y, en mitad de tanta concentración, Iturrate suele bromear con él para tratar de bajarlo a tierra lanzándole un “Houston, Houston”. El portavoz en el Congreso ha estado sometido a una fuerte exposición mediática durante sus 12 años como cara visible en la Cámara, del total de 20 que lleva en esa institución, y en los últimos tiempos ha protagonizado campañas extenuantes. Antes, se fogueó en la Diputación de Bizkaia como secretario de Presidencia, y en sus Juntas. Y, para desconectar, elige el monte. O elige las eras de Cañamaque, desde donde emigró su ama Obdulia. Los veranos de Esteban y su hermana transcurrieron allí, en la casa de los abuelos, el centro neurálgico de la familia y punto de encuentro de multitud de primos que llegaban desde otros puntos del Estado. Allí sigue viajando Esteban, y allí han pasado los veranos sus hijos para aprender a respetar esas raíces.
Le gusta perderse con el quad por cualquier paraje y sigue conociendo lugares y caminos que algunos mayores del lugar han olvidado ya. “Son sus momentos de soledad, de una intimidad que le gusta mucho y que necesita”, dicen desde su entorno. También le gusta ir al monte para hallar esa paz mental. Fue scout de niño, y en EGI se apuntaba a las travesías. Ese gusto por conectar con la naturaleza lo ha llevado a vivir en un pueblo, Zeberio.

Imagen actual; de fondo, Cañamaque
Su otra gran afición es el rugby, “una filosofía de vida que aplica después en otras cuestiones”, aunque a su ama no le hacía tanta gracia cuando llegaba de barro hasta las cejas “después de jugar en el Bilbao”. Aunque quienes lo conocen dicen que no es muy futbolero, sí es un “gran seguidor” del Athletic, también del femenino: “Sabe cómo está la plantilla femenina cada semana, quién está de baja, quién ha hecho un buen partido... Sigue al club con verdadera devoción”. En los últimos años, se ha aficionado al baloncesto, y sufre con el Bilbao Basket.

Aitor Esteban, de niño, en verano, en casa de los abuelos
"Vehemente, pero dialogante"
Como sucede cada vez que un jeltzale ocupa altas responsabilidades, al entorno de Esteban le han preguntado estos días desde varios medios estatales por su “juventud independentista radical”, o la posibilidad de que la relación con el PP empeore tras sus rifirrafes con Miguel Tellado. “Es muy firme en algunas cuestiones”, dice Iturrate, para añadir que no va a emprender ninguna operación con Vox. Pero, a partir de ahí, recuerda que el PNV sí colaboró con el popular Mariano Rajoy cuando Esteban ya era portavoz (ha quedado para la historia su célebre cruce dialéctico sobre el grano y el tractor), y mantiene una “buena” relación personal con Rafael Hernando. “Aitor es vehemente, pero dialogante”, resume. Cree que el PNV tendrá un presidente “responsable”, autodidacta, y “hecho a sí mismo”.