El jeltzale atendió a este periódico el viernes, y ayer para actualizar su opinión sobre las medidas. Sobre la futura tasa a las eléctricas, coincide en que todas las partes asuman costes de la crisis, pero espera que no lo acaben sufragando las familias y la industria
Decía usted que el Gobierno español tiene que tener una hoja de ruta clara tras la debacle en las elecciones andaluzas. ¿Le da la sensación de que esa hoja de ruta existe, por los primeros pasos que ha dado?
—No. Hoy por hoy, no. Van improvisando. Y ese es el problema. Pero, si queremos llegar a un final de legislatura sosegado, vamos a tener que poner muy claro qué es lo que se va a hacer y lo que no. Porque, si no, vamos a encontrarnos con sorpresas a cada vuelta de esquina, cada semana. Sobre todo, porque las mayorías empiezan a estar ya un poquito en cuestión. ERC ha votado en contra de muchas iniciativas. El Gobierno lo tiene que tratar con ERC, y con nosotros, de común acuerdo, sabiendo en qué temas vamos a entrar y en cuáles no. Y hay que ser muy concreto y no pecar de ser demasiado ambicioso pensando que existen mayorías absolutas donde muchas veces no las hay.
Que Sánchez haya acelerado el decreto anticrisis, la Ley de Memoria Democrática o la reunión con el Govern sí se ha presentado como una señal de que quiere mantener la mayoría progresista y con los nacionalistas vascos y catalanes...
—Bueno, el decreto era casi obligado. Lo preocupante es que lo tengan que hacer. Yo ya dije hace tres meses cuando se aprobó el decreto que, si llegábamos a julio en una situación económica parecida y había que prorrogar las medidas, malo. Porque son medidas puntuales. Hay que pensar en medidas estructurales. Quizás hay que prolongar algunas medidas, no digo que no, pero es un agujero al Presupuesto y no sabemos cuándo acabará la guerra en Ucrania. La Ley de Memoria la han vuelto a impulsar, pero mantienen diferencias muy grandes con ERC. La han lanzado para forzar la situación. Y en Catalunya, no han hecho otra cosa que reunirse. No han llegado al fondo de los acuerdos sustanciales, y se ha visto el grado de ejecución de los compromisos estatales en Catalunya...
¿Ha habido un diálogo previo o una negociación con el PNV sobre el decreto anticrisis?
—No. El primer contacto se produce el jueves a las 20.30. Me pilla en el avión. Contesto a las 21.30 o 21.20. Me dicen que me pasan el documento, pero es un documento que no es completo, y no aparecen los plazos para los que se plantean las medidas. Aparecían las medidas del anterior decreto, pero se contaba con que la prórroga añadiera algo más. Con una reunión de subsecretarios el viernes en la que se fija el contenido, y un Consejo de Ministros el sábado, si me pasan un papel a las 21.00 de la noche del jueves... Van por libre. Tiran para adelante y confían en que no te opongas a las medidas. No es buena dinámica.
¿Quiere decir que la rebaja del IVA de la luz aboca a que el PNV vote a favor?
—Dos semanas antes, en el Senado, el Gobierno se había manifestado diciendo que eran medidas cosméticas que no llevaban a ninguna parte. Estoy sorprendido. No da la impresión de que haya un plan. Este 5% de rebaja está bien, a algunas familias puede que les alivie un poquito, pero de media supone cinco o seis euros. No creo que sea la solución. Hay que contemplar el problema de manera más estructural. Para mí, la solución es la reforma integral del mercado eléctrico, de la que ya habla Von der Leyen.
¿Hay alguna medida en el decreto que impida el respaldo del PNV?
—Más allá de grandes anuncios, tenemos que ver la letra pequeña del decreto y el efecto que algunas de las medidas pueden tener.
La tasa a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas se incluirá en una proposición de ley al margen, pero Sánchez da por hecho que entrará en vigor el 1 de enero. ¿El PNV está dispuesto a apoyar una tasa de la que recelan las eléctricas?
—Llevamos tiempo diciendo que la coyuntura actual tiene que ser asumida con costes por todas las partes, empezando por las eléctricas. Lo que en ningún caso puede suceder es que este tributo acabe siendo absorbido por el mercado y sufragado por las familias y por la industria, ni que produzca otros efectos en cascada que sean contraproducentes. Veremos qué es lo que presentan en el Congreso, pero no deja de ser curioso que el Gobierno pretenda aprobar una ley sin presentarla como proyecto de ley y tras los correspondientes informes preceptivos, sino usando a sus grupos parlamentarios para un objetivo gubernamental.
Pedía usted a Sánchez que tenga claro que debe reunir los votos y evitar iniciativas que generen conflicto. ¿A qué leyes se refiere? ¿Le pide aparcar leyes recentralizadoras, como las de Vivienda, Cohesión Sanitaria...?
—... ¡la Ley de Deporte! Algunas son auténticos despropósitos. Otro ejemplo: las residencias. Y eso que Podemos teóricamente es pro derecho a decidir. Y la ministra Belarra es navarra.
¿El PNV está dispuesto a votar en contra de la Ley de Vivienda, o ahora se lo va a pensar dos veces porque Sánchez está débil?
—A hablar nunca nos negamos. Estamos hablando. Pero yo lo veo fatal. Y no es solo el PNV. Lo tienen fatal con ERC también. A la Ley de Vivienda no le veo mucho futuro.
¿Debería Sánchez retirar estas leyes antes que propiciar una derrota en el Congreso?
—Con otras, ¿sabe lo que hace? Prorroga los plazos de enmiendas sine die, como hizo con la Ley de Secretos Oficiales. Pues puede hacer lo mismo. Simplemente, que no se convoquen las ponencias o las comisiones, si no quiere perder la cara retirando las leyes. La Ley de Vivienda, por lo pronto, ahí está parada.
Las transferencias del Estatuto de Gernika no se mueven. ¿Augura usted conflicto?
—El Gobierno vasco se queja de que hay un calendario propuesto por el Gobierno español e incumplido, y el Gobierno español no tiene iniciativa. Y tiene toda la razón. Quien debería estar moviendo la cuestión es el Ministerio de Política Territorial que lleva la portavoz, Isabel Rodríguez. Y el Gobierno vasco se queja de que los papeles que envía a ese Ministerio se quedan ahí. No hay impulso político. Pero también es verdad que estamos negociando alguna cosa, como los ferrocarriles, con los responsables correspondientes. Tengo esperanzas de que pueda llegar a buen puerto. Los otros papeles que se han enviado, el Ministerio no los está moviendo.
¿Las transferencias y los fondos europeos van a condicionar la posición del PNV en los Presupuestos?
—Tendremos que hablar de algunas cosas, evidentemente. Los fondos son un tema esencial. En muchos de los grandes proyectos, todavía no hay una decisión tomada por parte del Gobierno estatal. Lo que les reclamamos es que tomen una decisión. Calviño nos pidió deprisa y corriendo en octubre que le mandáramos tres proyectos, y se los mandamos. El Gobierno español tiene un atasco de campeonato. Y el atasco, sobre todo, es generado por el Ministerio de Economía. Porque hay proyectos a los que se ha dado el visto bueno por parte de algunos ministerios, y siguen parados en el Ministerio de Economía. Cada vez que intentamos aclarar ese tema, Calviño pasa por encima como si no fuera con ella.
¿Pedirán a Pedro Sánchez que ponga las pilas al Ministerio de Calviño?
—Tenemos que tener una conversación con el Gobierno, desde luego, y muy seria, sobre cómo va a ser esto de aquí al final de la legislatura.
¿Se reunirán próximamente?
—La semana que viene están metidos en la OTAN, luego está el debate en el Congreso... Debería ser antes de agosto.
¿Que se haya activado la ponencia de la Ley de Memoria Democrática es señal de que habían hablado previamente con ustedes?
—No. Nos avisaron de que iban a tirar adelante, pero no hay mayoría. Nosotros tenemos la mejor voluntad del mundo. Hay que discutir algunas enmiendas, y a algunas nos han dicho que sí.
El PSOE traslada que está dispuesto a aceptar al PNV la restitución de los documentos incautados por el franquismo. ¿Le consta oficialmente, y que hay margen para recuperar la sede del Gobierno vasco en París?
—Ahí hay muchas cosas: desde los documentos del Gobierno vasco y algunas diputaciones; hasta objetos y banderas de personas físicas y jurídicas. Estamos hablando de esos asuntos.
¿Pero no está cerrado?
—No vemos con malos ojos la ley, pero nos gustaría que algunas enmiendas fueran atendidas. Hay algún otro grupo, del cual se necesita su apoyo, que hoy por hoy sí está enfrente de la ley.
¿Y eso no hace más fuerte al PNV para encarrilar esas demandas o recuperar la sede?
—Sí, pero la cuestión es sumar los votos. Igual con los votos del PNV no es suficiente.
¿Pero usted detecta una actitud más proclive en el Gobierno español a ceder?
—Quieren sacar la ley ahora, porque no se van a atrever con unas elecciones municipales más cerca. Puede haber mayor apertura.
¿Es la antesala de que se vaya a reactivar la reforma de la 'Ley Mordaza'?
—Uf... Nosotros hemos hecho lo indecible. La propuesta era nuestra, y hemos intentado buscar fórmulas para generar una mayoría, pero ha habido una postura inflexible en algunos grupos de izquierda. Esquerra no ha sido nada flexible. La inmovilidad supone que nos vamos a quedar con la ley de Rajoy. Algunos grupos tienen que reflexionar si no es mejor cambiar las cosas aunque no sean 100% a tu gusto, que dejarlo como está, 100% a disgusto. No hay una mayoría suficiente, y el PP no va a dar facilidades.
¿Debería el PSOE reactivar la reforma de la Ley de Secretos Oficiales y la del CNI, en este nuevo contexto en el que necesita reenganchar al electorado de izquierdas?
—Si hiciera reformas, el PSOE marcaría perfil y reengancharía un poco al electorado, pero creo que están pensando en que le pueden machacar en los medios de comunicación. Dicen que van a presentar un proyecto de secretos oficiales y del CNI. Nosotros ya hemos presentado los nuestros, pero no dejarán que se tramiten.
¿Recomienda al PSOE gobernar en solitario?
—Él sabrá lo que tiene que hacer. Las iniciativas presentadas por Podemos no están consensuadas con el Gobierno y luego provocan un choque entre los portavoces parlamentarios. Seguramente nos vamos a tener que acostumbrar.
En cuanto al conflicto catalán, tras la reunión entre los gobiernos, no ha salido nada concreto. ¿Debería Sánchez dejar de dar rodeos y presentar una oferta de modelo territorial?
—Claro, lo debería haber hecho hace ya mucho tiempo. El problema es que, a medida que la legislatura se acorta, hay menos posibilidades de que lo haga y, por lo tanto, vuelve a posponer un problema estructural del Estado, aliena a los socios en gran medida, y simplemente sigue buscando cómo dar la siguiente curva, sin más.
¿No está haciendo Sánchez lo suficiente en ese terreno para atraerse a ERC?
—No. Y ERC es un partido complejo en su estructura interna también. Cuanto antes lo hubiera hecho el Gobierno, mejor para la estabilidad de la legislatura y para que la sociedad asumiera que eran decisiones que se tenían que tomar.
El PP no necesita a Vox en Andalucía. ¿Estamos ante un nuevo PP que hace posible el acercamiento al PNV?
—Me da la sensación de que no es un nuevo PP. Feijóo le dijo antes de las elecciones al presidente andaluz que él decidiera si necesitaba los votos de Vox. Feijóo no hacía ascos a una coalición.
Feijóo quiere un adelanto electoral ahora que el PP se ha hecho fuerte en varias comunidades. ¿Se ha acercado en privado al PNV?
—No, no ha habido acercamiento. Si se refiere a reuniones, llamadas expresas o hablar de futuro, no hay nada. Yo haría una reflexión: hace tres meses, el PP se cargó a su líder, estaba hundido en las encuestas, y ahora resulta que dicen que arrasará en las próximas elecciones. No sabemos qué puede suceder. Y, si me pregunta si el PSOE querría un adelanto electoral, entiendo que no. Incluso sin Presupuestos.
Ahora que el PP está centrado en ir a elecciones, ¿sería ingenuo que el Gobierno español pensara que le va a salvar votaciones más allá de los pactos de Estado?
—Ya verá cómo va a sacar alguna ley facilitada por el PP y en contra de los socios de gobierno.
¿Además de la Ley de Seguridad Nacional?
—Sí. Deporte, por ejemplo. En Deporte no podemos votar a favor, tal y como está, y con el caso que nos están haciendo, y tampoco creo que a ninguno de los partidos abertzales se les ocurra votar. Creo que al final la aprobarán con el PP. Esta, y algunas más. Y el interés de convocar elecciones no sé si el PP lo tiene ahora o prefiere madurar un poco la situación.
¿Y que coincidan generales y autonómicas en mayo es una hipótesis que está circulando?
—Espero que no, porque no es bueno.
Contaminaría las elecciones municipales y forales vascas...
—Sin duda. Y les quitaría carga y provocaría que se discutieran temas del Estado cuando en Euskadi la situación es diferente. Daría una información equivocada a la gente de cuáles son las propuestas y las medidas que se tienen que tomar. No creo que sea una buena idea. Es nuestra opinión y lo que pediremos, pero quien tiene la sartén por el mango es quien la tiene.
¿El PNV votará la reforma del Consejo General del Poder Judicial para que pueda volver a nombrar a dos jueces del Constitucional?
—Me llamaron a las 13.00 del jueves. Yo del tema del Constitucional y del CPGJ me borro. Es una vergüenza absoluta, con el PP demostrando que controla ámbitos jurídicos, y el Gobierno cambiando una ley y ahora dando marcha atrás. Ya veremos lo que hacemos en la votación, porque tampoco tiene mucho sentido no dejar al Gobierno nombrar los dos puestos, y nosotros ya le habíamos avisado de que iba a tener problemas cuando cambió la ley. Con este cambio que anuncian, habría una mayoría más favorable al Gobierno.
"Sánchez va improvisando, y tiene que tratar con ERC y con nosotros de común acuerdo lo que va a hacer en lo que queda de legislatura"
"El Gobierno tiene un atasco de campeonato con los fondos europeos y lo provoca Calviño; tenemos que tener una conversación muy seria"
"Yo ya me borro del CGPJ; avisamos al Gobierno de los problemas que iba a tener y ya veremos lo que hacemos en la votación de la reforma"
"No creo que hacer coincidir ?las elecciones generales con las municipales y forales de mayo sea buena idea y así lo diremos"