Un varapalo monumental. Al Athletic se le cae la Copa. Se queda sin su tercera final consecutiva en el torneo del K.O, cuando todo pintaba muy bonito después de las noches mágicas que regaló ante el Barça y el Real Madrid. Claro, aquellos exitazos los firmó en su guarida y en esta ocasión le tocaba ganar en Mestalla porque no lo hizo en el partido de ida.
El Valencia quizá se supo ganador con el 1-1 que se llevó de San Mamés. O al Athletic le ha penalizado equivocarse en el momento decisivo ante un rival que no es mejor que él. Lo evidente es que el Athletic, que pierde su primera semifinal después de ganar las ocho anteriores en el cómputo de tres competiciones, ha sucumbido por deméritos propios y no volverá a La Cartuja, en la que ha jugado tres finales en 2021.
Porque no ha aprovechado ninguna de sus llegadas, con mención a la clarísima ocasión de gol que ha desperdiciado Iñaki Williams en el último tramo del primer periodo, cuando, en cambio sí lo ha hecho Guedes al poco del error fatal del rojiblanco. Porque tampoco ha sido fiable a la hora de optar a la remontada, porque sus grandes referencias no han estado a la altura esperada y porque Marcelino, además, no ha dado con la tecla buena en sus decisiones para superar a su exequipo, al que le hizo campeón hace tres años y por se le admira tanto en el entorno valancianista. El Valencia, que espra rival para la final, ha encendido la mecha en la antesala de sus Fallas y el Athletic se ha quemado.
Hubo también fútbol. No mucho, por cierto. Como se intuía. El partido de ida fue el referente. Marcelino lo definió entonces como un encuentro de Regional en algunos conceptos, lo que es habitual en los equipos de Bordalás, al que no le ruboriza su forma de jugar. El asturiano, venerado por el entorno valencianista, es igual de inflexible que su colega de profesión en su idea, con la que, curiosamente, le dio al Valencia el mencionado título copero en 2019.
Batalla psicológica
La batalla psicológica, por tanto, estaba servida después de muchos días en que determinadas declaraciones no hacían más que calentar el duelo. Tocaba hablar en el verde, donde los dos conjuntos tiraron de unos planes que cotizaban casi nada en las apuestas por lo previsibles que eran.
Bordalás se inclinó por aplicar el sistema de tres centrales, quizá un tanto temeroso de las virtudes rojiblancas, y Marcelino tuvo que cambiar de urgencia su once originario a causa de los problemas estomacales que sacudieron durante el calentamiento a Óscar de Marcos, lo que daba la oportunidad a Iñigo Lekue. El percance del segundo capitán, que tampoco pudo participar en el primer capítulo de la eliminatoria víctima del covid-19, se recibió como un pequeño jarro de agua fría ante la importancia del momento. Y, ya se sabe, cuando un partido comienza torcido...
El primer acto fue un retrato de una realidad. El partido, pensado como una lucha sin cuartel, estaba indicado para sacar la testosterona, por lo menos en la misión de ganar los duelos en el cuerpo a cuerpo, y sacar rédito a los detalles que deciden este tipo de enfrentamientos tensos. Una semifinal requiere de un punto de calidad que diferencie y el Athletic no lo tuvo.
El conjunto rojiblanco, sin embargo, aguantó el arreón inicial del Valencia, propiciado más por el ímpetu ambiental que por juego. Marcelino se olía el escenario y los leones aguardaron para activar su plan. Dejó que los centrales valencianistas asumieran la salida de balón y el Athletic comenzó entonces a robar y armar contras por las dos bandas, además de buscar la velocidad de Iñaki Williams.
Lo hizo a medias. Tuvo llegadas, pero en ninguna de ellas tomó la decisión acertada en el último toque. El debe fue más acentuado en el caso del mayor de los Williams, que se equivocó casi siempre tras ganar la espalda a sus marcadores y a la hora de ejecutar ese pase que es medio gol.
Intento descoordinado
Sí se lo dio Muniain a los 41 minutos. El navarro filtró un servicio genuino e Iñaki se plantó ante Mamardashvili. Dudó si golpear o regatear. No hizo ni una cosa ni otra y su intento descoordinado tocó con el cuerpo del meta georgiano. Un error fatal que conlleva lamento. Y así fue, porque de seguido Guedes, que sí tiene mayor repertorio ofensivo, cogió un despeje centrado de Yeray para sacar un derechazo desde el exterior del área que sorprendió a Agirrezabala. Un bofetón en toda regla. Un detalle que decide. Incluso el Valencia, con muy poco, estuvo cerca de hacer el segundo en los instantes finales por medio de Soler.
El tanto del portugués dibujó un nuevo escenario al que se tenía que adaptar el Athletic. consciente de que le tocaba jugar otro fútbol. Ya no había otra salida. Se trataba de un examen de calidad. Coger la posesión y trabajar soluciones que pudieran romper el pétreo sistema de Bordalás, que empezaba a sentirse a gusto en el fango. O sea, en detener el juego cuando le convenía a base de faltitas, arañar segundos cuando tenían la ocasión. Lo esperado, vamos. El Athletic, con todo, se tenía que abstraer de ello y sacar su mejor versión.
Suyo fue el dominio y Marcelino, que prescindió del único delantero que le quedaba en el banquillo, tiró de un triple cambio que quizá lo tenía pensado de antemano salvo la excepción de la entrada de Petxarroman por Lekue. Con Sancet y Vencedor quiso más juego. En balde, como fue también el recurso de Nico Williams, cuyo punto de explosividad tampoco sirvió. Hubo algunas opciones, pero ninguna de fuste, ya fuera por precipitación, por desacierto en el último centro, por falta de un mayor impacto de los Muniain, Iñaki Williams... Una colección de carencias que frustra el sueño de jugar una nueva final de Copa.
Ficha técnica
VALENCIA: Mamardashvili; Foulquier, Diakhaby, Alderete, Paulista (Min. 83, Hugo Guillamón), Gayá (Min. 33, Lato); Carlos Soler, Ilaix Moriba, Bryan Gil (Min.71, Musah); Hugo Duro y Guedes.
ATHLETIC: Agirrezabala; Lekue (Min. 61, Petxarroman), Yeray, Iñigo Martínez, Berchiche; Berenguer (Min. 70, Nico Williams), Dani García (Min. 61, Vencedor), Vesga (Min. 82, Zarraga), Muniain; Raúl García (Min. 61, Sancet) e Iñaki Williams.
Gol: 1-0: Min. 43; Guedes.
Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Paulista (Min. 26), Alderete (Min.73) y Ilax Moriba (MIn. 93), por el Valencia; y a Iñigo Martñinez (Min. 60) y Zarraga (Min. 94), por el Athletic.
Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de Copa disputado en Mestalla ante unos 40.000 espectadores aficionados, entre ellos un centenar de seguidores rojiblancos.