Actualidad

Al compás del chacachá

En algún momento de mi infancia sonó un anuncio de la Renfe cuyo eslogan era “papá, ven en tren”. Eran los años 70 del siglo pasado y uno se lo creía todo. Debió coincidir con la emisión por la tele, la única que había, de la película de Hitchcock basada en la novela de Patricia Highsmith Extraños en un tren y con el estreno en cines de Pánico en el Transiberiano, una de terror. Recuerdo esas tres referencias más o menos por la misma época y que las películas me llevaron a la conclusión de que era mejor que aita no volviera en tren porque parecía una opción vertiginosa, pero sobre todo muy peligrosa.

Al poco supe que, vertiginosa, no. En Euskadi, Renfe daba servicio con unas locomotoras cuya falta de potencia convertía el ascenso a la meseta en un tránsito interminable y te paraban en cada apeadero para que cruzaran los mercancías, de modo que alcanzar Miranda de Ebro el mismo día que salías de Bilbao era casi una rareza. Vale, esto es una hipérbole, pero ahí le andaba.

Con esos antecedentes, soy de los que se ilusionaron con la alta velocidad, dispuesto a ganarle productividad a los días en mi aún incipiente vida laboral. En 1989 escuché hablar por vez primera de la Y vasca y en el 92 pensé que iba en serio porque se inauguró la línea Madrid-Sevilla que, con todos los respetos, era ir del ombligo de unos al codo de nadie. De lo que ha venido después no queda sitio para describir la montaña rusa de sentimientos. El último, sobre el dilema de la conexión con Nafarroa. No sé cuál es más cara, más útil o más sostenible porque, sencillamente, los estudios técnicos siguen pendientes. La conjunción de esos criterios debería sustentar una decisión. Pero no perdamos foco: el retraso de todo el proyecto no lo explica esa causa. “Al compás del chacachá del tren, ¡qué gusto da viajar cuando se va en exprés!”, dice la canción. Gusto o no, seguimos esperando al otro.

2025-04-01T06:03:03+02:00
En directo
Onda Vasca En Directo