Al menos 33 personas han muerto y decenas han resultado heridas este viernes en un atentado con explosivos en una mezquita en el norte de Afganistán, en un nuevo atentado contra un lugar del culto en el país en pleno mes sagrado de Ramadán. La explosión ha tenido lugar por la tarde en el distrito de Imam Sahib, situado en la provincia de Kunduz, después de las oraciones del viernes y "ha dejado al menos 33 muertos y decenas de heridos", según ha informado a Efe el portavoz de la Policía regional, Obaidullah Abedi.
"Esta gente no son chiíes y estaban haciendo actividades religiosas después del rezo del viernes", ha afirmado el portavoz, después de que esta semana la minoría chií fuera víctima de varios atentados en el país, como el ataque del jueves también a una mezquita. Ese ataque en una mezquita chií repleta de fieles en la norteña de ciudad de Mazar-e-Sharif dejó al menos 12 muertos y 35 heridos y fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que considera a esa minoría apóstatas.
A estos atentados se suman además los que se produjeron el martes en dos centros educativos en el barrio de la minoría chií hazara de Dashte Barchi, en el oeste de Kabul, causando al menos 6 muertos y 25 heridos, según los datos oficiales. Activistas sugieren que el número de víctimas en estos atentados podría ser mucho mayor, pero creen que las autoridades talibanes tratan de rebajar la cifra para dar una sensación de seguridad en el país.
Además, se han producido varias explosiones de menor envergadura durante los últimos días en diferentes partes del país, como otra detonación este viernes en un barrio de Kabul que en un principio no ha dejado víctimas. Para recordar un periodo con estos niveles de violencia habría que retroceder hasta el pasado octubre cuando, durante dos viernes consecutivos, la minoría chií sufrió dos atentados suicidas en mezquitas en Kunduz y en la provincia meridional de Kandahar, que causaron al menos 80 y 60 muertos, respectivamente, y más de un centenar de heridos.
La comunidad chií hazara vivió uno de sus peores atentados en la capital afgana en mayo del año pasado, cuando un ataque contra una escuela femenina dejó 110 muertos, en su mayoría niñas, y 290 heridos, según datos de la Fundación Hazara.