VENDETTA
Señoras, señores, con posiciones radicalmente encontradas y un incuestionable éxito de audiencia, la serie documental biográfica de Telecinco Rocío: contar la verdad para seguir viva ha sido, sin duda, la revolución de una temporada televisiva que con el final de julio ya termina. Desde los terribles hechos narrados en primera persona por la hija mayor de la Jurado después de 25 años de silencio, hasta el circo mediático montado alrededor de un formato que arrancó con solo seis capítulos, pero se extendió hasta un total de 13 especiales. Todo, todo, todo en favor del negocio, y de la audiencia. La verdad, si es que es una, en este tipo de tele resulta accesoria. Basta con rememorar el espectáculo de la final de Supervivientes para cerciorarse de ello. Un triunfo incuestionable de Olga Moreno que añade gasolina al caso y garantiza a la cadena de Fuencarral contenidos, al menos, hasta diciembre. Los mismos que podría generar Jesulín de Ubrique. Porque ya hay quien dice que el torero estaría barajando protagonizar una docuserie similar a la de Rociíto en la que Belén Esteban sería, en principio, la gran perjudicada.
No me llames Andrea, llámame 'Lips'
Unos ojos grandes... ¡para verte mejor! O una boca enorme... ¡para comerte mejor! Lo que ningún dramaturgo serio se había planteado hasta bien entrado el loco siglo XXI es que los labios, con 'siliconi', también podrían ensancharse. ¡Y mucho! Tanto como dos buenas chistorras de Arbizu, pero con bótox en lugar de buena grasa. Así se presenta al mundo por redes sociales la búlgara Andrea Ivanova. Una absoluta desconocida hasta que el pasado 2019 empezó a coquetear con el ácido hialurónico. Hoy, orgullosa, luce los labios más grandes y carnosos del mundo.
El verano de Hannover
Había sospechas, ciertos salseos, de que al ex marido de Carolina de Mónaco le perdía más la fiesta que al mismísimo Pocholo. Un rumor que se confirmó para el mundo entero aquel sábado 22 de mayo del año 2004. Fecha de la boda entre el entonces príncipe Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Un enlace real al que la hija mayor de Grace Kelly tuvo que acudir sola, y avergonzada, mientras Ernesto de Hannover dormía la mona en el hotel tras una terrible noche madrileña. Aquel episodio supuso, sin duda, el principio del fin de su matrimonio, pero también el comienzo de una leyenda. La del príncipe más chabacano y resiliente de toda la realeza europea.