El Gobierno alemán tomó hoy el control de la subsidiaria germana de la petrolera rusa Rosneft, tras hacer lo propio con Gazprom el pasado mes de abril, en un paso que según asegura es clave para la seguridad del suministro.
El canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó hoy que no fue una decisión "fácil", pero sí "inevitable" para garantizar "a medio y largo plazo" la seguridad del suministro de crudo y proteger así Alemania.
Rosneft Deutschland procesa el 12% de los carburantes producidos anualmente en Alemania y es responsable de abastecer de crudo a tres refinerías. Posee además, con el 54 % de participación, el control de una de ellas, la de Schwedt, al este del país, y de una importancia estratégica.
Scholz compareció hoy ante la prensa con el ministro de Economía, Robert Habeck, para presentar la medida, adelantada esta mañana en un comunicado y que pondrá a la compañía bajo la tutela de la Agencia Federal de Redes (Bundesnetzagentur).
"Rusia no es un suministrador fiable," aseguró el canciller, que afirmó que en su más reciente conversación con el presidente ruso, Vladímir Putin, esta semana, ambos mandatarios no trataron la cuestión de Rosneft.
El Gobierno alemán se ha comprometido a dejar de importar petróleo ruso a finales de este año y temía que Rosneft no permitiese abastecer a las refinerías en cuestión a través de otros proveedores.
Además, según explicó Habeck, la incertidumbre por el futuro de Schwedt ha llevado a muchas empresas prestadoras de servicios a retirarse de este emplazamiento, lo que ponía en riesgo la capacidad de funcionamiento de la refinería.
Para inyectar confianza, el Gobierno prometió hoy una inversión 1.000 millones de euros para la ciudad, que busca dar una "perspectiva de futuro" a la región y a los 1.200 empleados de la planta, que genera el 90 % de los carburantes consumidos en la zona en torno a Berlín.
"Hemos necesitado tiempo para preparar la decisión, pero ahora podemos decir que el emplazamiento está garantizado," afirmó el ministro, que también tiene el rango de vicecanciller.
En la comparecencia, sin embargo, no despejaron las dudas sobre cómo se abastecerá a partir de ahora la refinería de Schwedt sin recurrir al petróleo ruso, puesto que a más tardar a finales de año éste dejará de fluir a través del oleoducto "Druzhba", en línea con el embargo contra Moscú.
El canciller apuntó que ya se han realizado inversiones para mejorar la capacidad del oleoducto que conecta Schwedt con el puerto de Rostock (norte), por donde el crudo podría ser importado por barco.
Además, según Habeck, hay conversaciones en curso "muy avanzadas" con Polonia, cuyo puerto de Gdansk podría suponer otra vía para abastecer la refinería, aunque los analistas dudan de si por estos medios podrían aportarse volúmenes suficientes para mantenerla a pleno rendimiento.
Con la justificación de garantizar el suministro energético, ya en abril el Gobierno alemán puso bajo el control de la Bundesnetzagentur la filial alemana de Gazprom, después de que la matriz del gigante gasístico ruso anunciase su intención de desprenderse de ella.
Berlín sospechaba que la empresa estaba usando tácticamente su control sobre ciertos depósitos de almacenamiento de gas para impulsar los precios de este combustible.
Poco después, la filial de Gazprom obtuvo un préstamo de 9.800 millones de euros para proteger a la compañía de la insolvencia y financiar la compra de gas de fuentes alternativas.
El Gobierno alemán ha impulsado una serie de medidas para reducir la dependencia del gas ruso, como la construcción de terminales para la importación de gas natural licuado (GNL) y espera poder renunciar a las importaciones de Rusia a finales de 2023.
De cara al invierno, Berlín ha conseguido llenar los depósitos de gas al 88 % de su capacidad y Scholz afirmó hoy que pronto se alcanzará el 90 %.