La organización Amnistía Internacional (AI) alertó este lunes del desamparo que sufren las mujeres y niñas víctimas de violencia de género en Afganistán, abandonadas a su suerte después de que colapsara el sistema que las protegía a raíz del regreso al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto.
"Las mujeres y niñas supervivientes de violencia de género han sido esencialmente abandonadas en Afganistán. Su red de apoyo ha sido desmantelada y sus lugares de refugio prácticamente han desaparecido", explicó la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnés Callamard, en un comunicado.
Antes de la llegada al poder de los fundamentalistas, las mujeres y niñas podían acceder a una red nacional de refugios y servicios, entre los que se incluía representación legal gratuita, tratamiento médico y apoyo psicosocial.
Sin embargo, las víctimas y los trabajadores de los servicios sociales han advertido a AI que los talibanes cerraron refugios y abrieron las cárceles, liberando, entre otros, a "muchos condenados por delitos de violencia de género".
Un acto que según la organización de defensa de derechos humanos pone en peligro a las supervivientes y al personal de los refugios, además de a abogados, jueces, funcionarios del gobierno y otras personas involucradas en los servicios de protección.
Apertura de las cárceles
Callamard considera que la apertura de las cárceles en el país se realizó "sin pensar en los riesgos que los perpetradores condenados representan para las mujeres y niñas a las que atacaron, y para aquellos que trabajaron en nombre de los supervivientes".
Un portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen, subrayó a AI que la violencia contra las mujeres no tiene cabida en el islam, y que las mujeres que se enfrentan a este tipo de ataques pueden dirigirse a los tribunales para que sus casos sean atendidos.
Para proteger a las mujeres y niñas, Callamard ha pedido a los talibanes que "permitan y apoyen la reapertura de refugios y el restablecimiento de otros servicios de protección para los supervivientes, reinstalen el Ministerio de Asuntos de la Mujer y garanticen que los proveedores de servicios (a estas víctimas) puedan trabajar libremente y sin temor a represalias".
La disolución del Ministerio para Asuntos de la Mujer, el pasado 17 de septiembre, el impedimento de muchas mujeres a volver a ocupar sus puestos de trabajo, o la ausencia de mujeres en el nuevo Gobierno, han levantado críticas de la comunidad internacional hacia el país asiático, por su gestión de los derechos de las mujeres.
Por ello, AI pide ayuda a la comunidad internacional para que inste a los talibanes a cumplir "sus obligaciones con las mujeres y las niñas", y a proporcionar "financiación inmediata y a largo plazo" para desarrollar los servicios de protección, además de evacuar a las supervivientes y a los trabajadores sociales.
De acuerdo con la ONU, Afganistán tiene una de las tasas más altas del mundo de violencia contra la mujer y nueve de cada diez mujeres han experimentando al menos una forma de violencia en su vida, tres veces más que el promedio global.