Polideportivo

Álex Mumbrú, 13 años de dolor y gloria en el Bilbao Basket

Álex Mumbrú es manteado tras lograr el ascenso a la ACB.

"AQUÍ he conocido la gloria y el infierno", confesó ayer lunes Álex Mumbrú tras dejar atrás trece años en el Bilbao Basket, un club que, es cierto, en todo este tiempo ha vivido numerosos vaivenes que han forjado una identidad y un carácter que el catalán ha enarbolado como jugador y como entrenador durante más de 560 partidos en la suma de las dos facetas. Llegó en 2009 como un jugador de la clase media-alta de la Liga Endesa, campeón del mundo en 2006 con la selección española, a un proyecto que quería apuntar alto y que lo consiguió dos años más tarde, esa gloria de la que habla Mumbrú, cuando el Bilbao Basket llegó a la final de la ACB y disputó al curso siguiente la Euroliga, en la que alcanzó los cuartos de final ante el CSKA Moscú. En 2013 el equipo llegó a la final de la Eurocup, en lo que fue su techo deportivo.

Mumbrú se despide emocionado del Bilbao Basket. Vídeo: Borja Guerrero

en la cancha empezaron los problemas económicos,en el líder del vestuarioEn la campaña 2013-14 se erigió en portavoz cuando el vestuario convocó una huelga en reclamación de sus salariospieza clave para que el club lograra seguir adelante en un verano en el que su supervivencia pendió de un hilo muy fino.volvió a la Copa, al play-off y a Europa de la mano de Sito Alonso Mumbrú siendo un elemento aún diferencial en la cancha

Mumbrú, en un duelo ante el Real Madrid, su exequipo. Foto: David de Haro

Pero de nuevo volvieron los problemas, que habían quedado apenas ocultos, y tras dos cursos de transición llegó un infierno aún mayor, su peor recuerdo en el Bilbao Basket, como confesó el propio Álex Mumbrú. El equipo descendió a la LEB Oro al final de la campaña 2017-18 tras ganar apenas ocho partidos, pasar por un sinfín de penurias, presenciar numerosos cambios que nada solucionaron y acabar en un partido en Burgos en el que la figura de Mumbrú recibió el cariño de una afición ajena para pasar un trago amarguísimo que se había terminado de cocinar tres jornadas antes.

El Bilbao Basket volvió a tornarse oscuro en un verano en el que quedaron por el camino muchas de las personas que lo habían llevado hasta ahí. Mumbrú, que ya venía preparando un salto a los banquillos, recibió el encargo de entrenar al equipo en una categoría desconocida para él y para muchos, con una afición que podía retirar su apoyo tras acumular tantas decepciones y con la presión de volver a la ACB en cuanto fuera posible. La inexperiencia podía ser un lastre, pero el Bilbao Basket comenzó bien y se confirmó su candidatura. Sin embargo, apareció un rival durísimo, el Betis, el otro conjunto descendido, y tres derrotas consecutivas, dos de ellas en Miribilla, provocaron el primer mal momento de Mumbrú como entrenador porque los sevillanos se escaparon definitivamente hacia el ascenso directo y había que cambiar el chip, sabiendo que la otra plaza esperaba en mayo.

El equipo se rehizo, jugó y perdió la Copa en Sevilla, aunque encontró al fin los automatismos necesarios para mostrarse superior a la mayoría de sus rivales, pese a alguna derrota dura. El segundo puesto aseguró el factor cancha en el play-off y tras salvar un duro cruce ante el Palencia que llegó al quinto partido apareció la oportunidad de sacarse la espina y vivir el que ha sido el mejor recuerdo que se lleva del Bilbao Basket. La Final Four de Miribilla, rematada con el pabellón de nuevo a reventar, mucha emoción y el ascenso de la mano de Javi Salgado, otra de las leyendas del club, fue una liberación, una transfusión de esperanza para el club y el inicio de la segunda parte de la carrera deportiva de Álex Mumbrú, que de momento avanza de manera exitosa.

Porque el que llegó siendo un jugador de élite se marcha como un entrenador revalorizado después de tres temporadas en las que ha cumplido por encima de las expectativas. En la primera, metió al equipo en la Copa y en el play-off antes de que la pandemia parara todo. En la segunda, logró la permanencia en el último partido tras jugar todos los partidos sin público y encontrar una tranquilidad que fue determinante para conseguir que los jugadores se mantuvieran enganchados a una pelea que llegó a parecer imposible. Y en la tercera, y ya última, el Bilbao Basket volvió a partir como candidato al descenso, pero se quedó a unos centímetros de jugar de nuevo el play-off. Ahora Álex Mumbrú vuela en busca de nuevos retos y el club se enfrenta al síndrome del nido vacío, de ver marchar a uno de los grandes pilares de su historia. 

ÁLEX MUMBRÚ EN EL BB

COMO JUGADOR

Ha disputado 417 partidos con la camiseta del Bilbao Basket entre 2009 y 2018. 316 han sido en la ACB, 81 en la Eurocup y 20 en la Euroliga. Ha sido subcampeón de Liga Endesa y Eurocup, además de cuartofinalista en la Euroliga.

COMO ENTRENADOR

Ha dirigido 146 partidos desde el banquillo del Bilbao Basket. En la ACB han sido 98 de Liga y 1 de Copa, en la Champions League han sido 6 y en la LEB ha dirigido 34 de liga, 7 de 'play-off' y 1 de Copa.

08/06/2022