¿Cómo les ha venido este parón? ¿Hacía falta para refrescar la cabeza y las piernas o interrumpe el buen momento del equipo?
—Estábamos en un muy buen momento de resultados, pero también cayendo un poco en el juego. Y no lo digo por el último partido en Burgos. Nuestra defensa estaba cayendo, el ataque quizás también e igual nos venía un poco bien parar... Pero claro, te viene bien si puedes entrenar y nosotros no hemos podido hacerlo con Masiulis, Delgado y Hakanson con sus selecciones y tres jugadores tocados. No hemos trabajado como grupo, como mucho de cara al domingo tendremos un par de entrenamientos con todos los jugadores.
Décimos clasificados con diez victorias y otras tantas derrotas. Supongo que en septiembre habría firmado llegar así al segundo parón.
—Está claro que lo habría firmado aunque nunca sabes hasta dónde puedes llegar. Tras el 0-5 de inicio lo habría firmado sin dudar. Estar fuera de las posiciones de abajo es bueno, pero tampoco estamos tan fuera porque no estamos salvados matemáticamente. Tenemos un pequeño colchón pero con el calendario que viene se puede acabar en un mes. Tenemos que seguir estando duros.
Esas diez victorias son las mismas que se lograron en toda la pasada temporada. ¿Le dice algo ese dato?
—Es que hacer comparaciones con el pasado curso... Un equipo con presupuesto bajo y humilde como el nuestro, que juega todo el año sin público en su pabellón con lo que eso te quita de empuje, con tres titulares como Hakanson, Serron y Balvin lesionados durante tres meses... Esas cosas nos dañaron mucho. Si miro atrás, lo que pienso es qué habría pasado con ese grupo sin aquellas lesiones.
¿Tras el arranque con cinco derrotas llegó a pensar que venía otra campaña repleta de sufrimiento?
—Aquí estamos acostumbrados a sufrir. Forma parte del Bilbao Basket, está dentro de su ADN. Empezamos 0-5 pero el equipo no se caía salvo en el duelo en casa contra el Zaragoza en el que no estuvimos bien porque, en mi opinión, nos pesó la ansiedad y la presión de ser el primer partido con público después de un año. Pero hicimos un gran partido de debut en Badalona con opciones de ganar hasta el último minuto, jugamos en Tenerife y fuimos competitivos casi hasta el final y en Murcia tuvimos tiro para ganar a 30 segundos del final. Sí, íbamos 0-5 pero un 2-3 o un 3-2 no habría sido extraño. Además, fueron duelos ante rivales de la parte de arriba.
¿Cómo se explica que un equipo que arranca con 0-5 pase a enlazar poco después siete victorias seguidas?
—Es un cúmulo de cosas. El calendario influye y también que estas últimas son temporadas muy extrañas por el tema del covid. Recuerdo que el pasado curso nos suspendieron con pocas horas de antelación un duelo contra el Andorra para el que nosotros teníamos a toda la plantilla disponible y a ellos les faltaban tres jugadores y cuando acabamos jugando nosotros teníamos tres bajas y ellos estaban todos. En estas circunstancias no es tan extraño que se puedan dar rachas de ese tipo.
En noviembre Regimantas Miniotas pidió salir del equipo y llegó Damien Inglis, mientras que ficharon a Khyri Thomas por los problemas físicos de Andrew Goudelock. ¿Interpretaron que el equipo tenía un déficit de físico y de defensa y que había que darle una vuelta?
—Nosotros tenemos el problema de que los jugadores utilizan el Bilbao Basket como trampolín: si hacen un buen año, se van. Luego están los jugadores que no hacen una buena campaña y a los que no renovamos. Por una cosa u otra, prácticamente debemos hacer un equipo nuevo cada año, no tenemos continuidad y no podemos mantener una columna vertebral. Cuando haces el equipo piensas que va a funcionar de una manera pero a veces no ocurre. Sí que es cierto que buscamos más defensa y físico porque vimos que nos habíamos quedado cortos en esos aspectos y a veces nos costaba igualar al rival.
El físico está muy cotizado. Para un equipo de bajo presupuesto como el Bilbao Basket, ¿es más factible acceder a jugadores como Inglis o Thomas con el curso ya en marcha que en verano?
—Absolutamente. No podemos llegar a esos jugadores en verano porque son de los que esperan a que les puedan salir mejores opciones, aguantan para intentar encontrar un hueco en la NBA o para completar un equipo de competición europea. Por eso hay que estar siempre atento al mercado. Antes de venir aquí ambos estaban sin equipo. Como David Walker. Esos han sido nuestros refuerzos (risas). Y Stefan Peno, prácticamente igual.
Miribilla ha sido la rampa de despegue hacia los triunfos. El equipo lleva ocho triunfos seguidos en casa cuando toda la pasada campaña, sin público, solo cosechó seis, tres de ellos ya en mayo. ¿Tan importante es de verdad el empuje de la afición?
—El Bilbao Arena sin gente es un pabellón muy bonito pero se queda ahí. Miribilla es Miribilla cuando tenemos a nuestra afición. Y no al 50%, cuando tenemos a toda nuestra gente. ¡Y mira que este año con la mitad de aforo la afición ha empujado como si estuviera lleno! La gente este año se lo está pasando bien. Para nosotros es muy importante que nuestra gente esté orgullosa de lo que hacemos en cancha, de nuestra entrega. Es la única forma de devolverles todo lo que hacen por nosotros haciéndose socios, viniendo al pabellón en estas circunstancias, siendo fieles, animando siempre... Como mínimo, les debemos que el esfuerzo sea innegociable.
En ese sentido, ¿es el actual el tipo de equipo que le gusta?
—Sí. Siempre digo que me gustan los equipos que se sacrifican, que no dan un balón por perdido y luchan hasta el final. Por encima de la táctica quiero equipos en los que los jugadores que estén en pista lo den todo. No me gusta tener cinco jugadores que juegan mucho y el resto a la espera, porque cuando juegas muchos minutos tiendes a descansar en la pista y el Bilbao Basket no puede hacer eso. Si un jugador del Bilbao Basket descansa en la pista, perdemos el partido. Es un lujo que no nos podemos permitir.
¿Y cómo de importante es para este Bilbao Basket tener la red de seguridad que supone ser fiable en casa?
—Aún queda mucha temporada y hay que seguir ganando. Pero sí es importante saber que en nuestra pista nos hacemos fuertes, significa que vas más tranquilo a las salidas y en esta liga ganar fuera es muy difícil juegues contra el primero o contra el último. Pero ahora en Miribilla nos viene un calendario complicado con Joventut, Valencia, Madrid, Baskonia...
El de este domingo será el primer partido en dos años sin restricciones de aforo. Del 8 de marzo de 2019 frente al Obradoiro al 6 de marzo contra el Joventut.
—Tengo muchas ganas. Estaría bien borrar todo lo malo que ha pasado estos dos últimos años, pero va a tocar vivir con ello y aprender. Solo que los jugadores salgan y vean a 10.000 personas, o casi, en la grada va a ser muy emocionante. Sé desde el club que estaremos muy cerca del lleno y eso habla muy bien del Bilbao Basket.
Con diez triunfos como el octavo clasificado, imagino al Mumbrú jugador entonando un discurso ambicioso. ¿El Mumbrú técnico mira de reojo hacia abajo por si acaso?
—El Mumbrú entrenador es igual de ambicioso que el jugador, pero también sabe que hay que ser listo (risas). Cuando yo jugaba el presupuesto y las aspiraciones del club eran otros. Ahora la humildad es otra. Estamos recuperando el pulso tras salir de la UCI como entidad, sabíamos que llegaban años duros y los estamos pasando compitiendo al máximo nivel pero sin olvidar de dónde venimos.
Sabe que desde el entorno la palabra 'play-off' se va a repetir mucho. ¿Teme que el equipo pueda relajarse, caer en la tentación de pensar que el trabajo está ya hecho?
—La euforia de los aficionados o de los medios no la podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es lo que hacemos cada día cuando venimos a entrenar. Si por pensar más allá permitimos que nuestro día a día de trabajo no sea bueno, empezaremos a perder partidos. ¿Por qué? Porque perderemos nuestro foco, que no es otro que mejorar a diario. Aún nos queda mucho por mejorar, en los últimos partidos estábamos cayendo en cosas que debemos recuperar y veremos si somos capaces de hacerlo para volver a relanzarnos tras el parón.
De cero a diez, ¿cuál era su nivel de enfado tras la derrota en Burgos?
—Un doce. Tuvimos demasiados errores al final, fallos por inexperiencia, por tener el partido casi atado... Es cierto que la segunda prórroga nos la provocan con un triple de diez metros, pero es que tendríamos que haber hecho falta antes. Así es el baloncesto, pero el cabreo era importante.
Valentin Bigote ha dejado el equipo por su deseo de volver a Francia. ¿Cómo ha sido ese proceso?
—Yo tengo una máxima: no quiero ningún jugador que no quiera estar aquí. Para ser del Bilbao Basket tienes que querer ser del Bilbao Basket. Para lo que te he dicho antes de competir, dejarte la piel o luchar hasta el final tienes que querer estar aquí porque de lo contrario no lo vas a hacer. En el momento en el que Valentin no sentía que su sitio era este, le ayudamos para que pudiera irse. Seremos mejores o peores, pero tenemos claro qué tipo de ADN queremos para el equipo y en ningún caso entra alguien que no quiera competir con nosotros.
Él ha declarado que últimamente no sentía tan cercano al club y al técnico. ¿Entiende la explicación?
—Cuando tú estas en la ACB siendo importante en un equipo que está ganando y decides irte a la tercera categoría francesa demuestras la ambición que tienes. No hace falta hablar mucho más.
¿Están en el mercado?
—Sí, claro. Hay que reconocer que era un jugador muy importante para nosotros, nuestro segundo anotador y uno de los que más jugaba. Perdemos a un importante generador de puntos y podemos sufrir algo más en esa faceta. Miraremos y si hay algo interesante, ficharemos, pero no nos vamos a precipitar ni hacer las cosas por hacer. Si no lo hay, seguiremos los que estamos porque creo que tenemos equipo para seguir compitiendo.
Unas cuestiones sobre varios jugadores. ¿Tan importante ha sido Inglis en el cambio del equipo?
—Damien es un cuatro y medio y a mí me gusta tener siempre un cuatro abierto y otro de este tipo, como en su día Sulejmanovic o Leo Demetrio en la LEB. Se ponen muchos focos sobre Damien pero, para ser justos, antes de su llegada el equipo ya estaba compitiendo bien y, sin quitarle méritos, su llegada coincide con que Luz y Delgado dan un paso el frente, Goudelock mejora, Withey comienza a controlar la zona como debía... Él nos complementa bien, pero todo el equipo mejora. Pero, sin duda, es un jugador importantísimo para nosotros.
Hay un momento en el que Goudelock parece quedarse sin sitio. Se lesiona, llega Thomas, Withey aún no tiene el pasaporte... Pero en lugar de dejarse ir, da un paso adelante.
—Andrew viene de ser un jugador muy importante en grandes equipos, pero es inevitable que los años pasan y a veces ya no estás tan bien. Nosotros fichamos a Khyri sabiendo que el pasaporte comunitario de Jeff estaba ya muy cerca, contando que cuando llegara pudieran jugar juntos. Y es cierto también que Andrew ha respondido muy bien a la exigencia y al hecho de que el equipo necesita unas cosas específicas de él y que es importante que las acepte, no solo en anotación sino también en otras facetas del juego. Nos sigue ayudando y sigue en el equipo porque se lo ha ganado.
Delgado tiene un problema con los tiros libres que le limita muchísimo en los finales de partido, pero usted le tiene mucha fe y casi siempre le mantiene en cancha.
—Tengo fe en todos, no solo en Ángel. Es cierto que él es un jugador con un problema en el tiro libre por una cuestión mental, ya que entrenando los mete, pero que nos da muchas cosas. Si él falla tiros libres pero defiende, nos coge los rebotes y nos da segundas opciones, pues estamos un poco a la par. Nos ayuda con sus cosas buenas y aceptamos las malas como aceptamos las del resto. Hasta los jugadores de Euroliga tienen defectos.
A Rousselle, las lesiones le sacaron del equipo en el tramo final del pasado curso y durante un par de meses en el presente. Ha perdido minutos en la rotación. ¿Cómo le ve?
—Jo tuvo una lesión importante en la muñeca y el equipo empezó a ganar partidos. Volvió en Sevilla, donde también ganamos, y su regreso debe ser progresivo porque el equipo cada vez iba rodando mejor, íbamos teniendo más entrenamientos y entendiendo más las cosas y él tenía que entrar en un grupo ya compacto. Lo hará, pero necesita tiempo, primero para sentirse bien y luego para ponerse al nivel del resto. Este parón le ha venido bien.
Faltan catorce partidos y el calendario pendiente ofrece, sobre todo, visitas a Bilbao de equipos de la zona alta y salidas ante rivales que luchan por no descender. Una secuencia dura y peligrosa.
—No va a ser fácil, por eso es importante lo que hemos hecho hasta ahora. Pero eso que hemos hecho ya no cuenta. El deporte vive del presente y del futuro. Ahora viene otra fase difícil, seguramente llegarán derrotas y no podemos quedarnos K.O. Tocará prepararse y seguir adelante.
"No estamos salvados matemáticamente; tenemos un pequeño colchón, pero con el calendario que viene se nos puede acabar en un mes"
"No podemos controlar que los aficionados o los medios hablen de 'play-off', pero sí lo que hacemos cada día cuando venimos a entrenar"
"Con Inglis y Khyri Thomas buscábamos más defensa y físico porque vimos que nos habíamos quedado algo cortos en esos aspectos"
"Cuando, como Bigote, estás en la ACB siendo importante en tu equipo y decides irte a la tercera división gala muestras la ambición que tienes"
"El Mumbrú entrenador es igual de ambicioso que el Mumbrú jugador, pero sabe también que hay que ser listo"
"Para nosotros es vital que nuestra gente esté orgullosa de lo que hacemos en cancha, les debemos que el esfuerzo sea innegociable"