Árboles que dan frutos comestibles, como el limonero, el ciruelo-cerezo o el olmo, al que no se le pueden pedir peras, pero sí sus frutos verdes, que se emplean en ensaladas. Arbustos, como el árbol de la vida, cuyo aceite esencial tiene propiedades antirreumáticas, o el fisocarpus, cuyas numerosas flores blancas proporcionan néctar a las mariposas. Plantas tóxicas e inodoras, como el agapanto, o perfumadas, como la clavelina de pluma. Todas estas especies y muchas más han echado raíces en el cementerio de Bilbao, cuya flora ha sido catalogada en un libro donde se explican estas curiosidades.
Bajo el título Flora del Cementerio de Bilbao, el texto, publicado por la entidad pública del Ayuntamiento, Bilbao Zerbitzuak, recopila en formato de guía didáctica 28 árboles, 34 arbustos y 12 plantas herbáceas que han florecido y echado hojas en el camposanto de Bilbao.
El libro consta de 166 páginas a todo color, a través de las cuales se pueden conocer gran parte de las especies vegetales que dan vida al cementerio. Además de informar sobre las características generales y datos curiosos de cada especie, se detalla en un mapamundi su procedencia y en un plano, su ubicación en el cementerio. Todo ello acompañado de fotos y dibujos de las flores, hojas y frutos de cada ejemplar.
Su autora, la bióloga ambiental bilbaina Irene de Prado Ponga, “con una gran experiencia y estudios de especialidad en medio ambiente”, aporta a los textos una mezcla de su “sabiduría, talento y sensibilidad al describir las especies”, según destaca la teniente de alcalde, delegada del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao y presidenta de Bilbao Zerbitzuak, Yolanda Díez.
El texto, que la autora dedica a las personas que “sienten la naturaleza” y también “a los amantes de la sensación misteriosa, inquietante y tenebrosa que envuelve a los cementerios”, está dividido en las secciones de árboles, arbustos y plantas herbáceas e incluye un glosario con infografías y un plano detallado de las diferentes zonas del camposanto, desde el claustro, el crematorio, el depósito y las oficinas hasta la Plaza de Nuestra Señora de Begoña.
“Estamos acostumbrados a visitar los cementerios con motivo del fallecimiento de algún ser querido y, en consecuencia, los asociamos con lugares de muerte y tristeza. Pero los cementerios no tienen por qué ser lugares tristes. Debemos convertirlos en lugares de vida como potenciadores de recuerdo”, defiende la presidenta de Bilbao Zerbitzuak.
El Consistorio pretende que quien tenga en sus manos esta publicación realice, durante su lectura, una visita que “da la vuelta al mundo” a través de 28 árboles, 34 arbustos y 12 plantas herbáceas, una muestra representativa de la flora presente en el cementerio. Su objetivo es ser una guía didáctica y visual para apreciar esos elementos vegetativos que, al igual que la muerte, conviven en la necrópolis vizcaina y que, a su vez, la convierten en un ecosistema en constante evolución. De hecho, dar a conocer referencias en guías sobre la flora de los cementerios contribuye a la conservación y evolución de estos espacios.
Con este libro, que estará disponible tanto en formato físico como en su versión on line a través de la página web de Bilbao Zerbitzuak, se busca poner en valor la flora que suele pasar desapercibida en los cementerios, donde la arquitectura y la escultura acaparan las miradas.
En este sentido, Díez insta a que continúen las labores en las áreas concernientes a los cementerios. “Sigamos trabajando para que en ellos convivan las visitas que tienen lugar en el momento del duelo”, que ponen el acento en la muerte, “considerada como una parte del ciclo vital”, con “las actividades culturales y medioambientales de todo tipo que ya venimos desplegando, para que nos ayuden a aceptarla y a convivir en armonía con ella al recordarnos que la vida sigue”, explica.
La publicación incluye información ampliada de especies variadas de árboles como el aflorado árbol del amor, el imponente cedro del Himalaya o las mimosas. También de arbustos como el ornamental agave amarillo, las coloridas azaleas y las míticas camelias. Y de las herbáceas, las reinas del jardín, como las llama la autora del texto.
De hecho, este catálogo permite conocer en más profundidad a especies de plantas como el helenio de otoño, la amapola de California, la cala de Etiopía, la oreja de conejo, la margarita del Cabo o el ala de ángel.
El libro incluye además detalles morfológicos, geográficos, históricos e incluso las propiedades medicinales de las especies. “Es un catálogo tanto estético como informativo, que no requiere ningún conocimiento previo en materia de botánica para su comprensión y disfrute, ya que está escrito en un lenguaje accesible”, concluye Díez, animando a su lectura.