La muera, o sal, es uno de los tesoros más valiosos que oculta el valle salado de Añana, en el corazón del territorio alavés. Y es precisamente el eje del que parte Almazen, un restaurante muy diferente que juega con la materia prima para sus creaciones, combinándolas con la muera que nace tan cerquita de ellos.
La autora de estas obras de arte culinarias es Beatriz Pascual, que combina artesanía, creatividad y producto para dar forma, cada semana, a un menú totalmente distinto. Porque, efectivamente, no cuentan con carta, elaboran sus menús a diario y todo lo crean en base a la oferta de los reproductores locales.
Tal y como ella misma nos cuenta, el único plato atemporal que no han quitado ha sido un steak tar-tar de potro, pues todo lo demás cambia y se adapta a la disponibilidad y la temporada. “Para quienes acuden más de una vez, pues hay quienes vienen tres o cuatro veces al año, la experiencia es cada vez única y diferente”, asegura Pascual. Y es que no es raro que repitan.
Ubicados en un paraje tan incomparable como es Salinas de Añana, muchos aprovechan el viaje para hacer antes o después de comer la visita a este rincón con más de 7.000 años de historia que se encuentra en pleno proceso de recuperación.
Además, entre los meses de abril y octubre, la visita al Valle ofrece la posibilidad de acercarnos al Spa salino al aire libre, donde podremos introducir manos y pies en aguas hipersalinas que proceden de los manantiales y sentir de esta forma los beneficios que tienen para nuestro cuerpo estas aguas saladas.
Hay quienes además escogen la modalidad de convertirse en salineros por un día en el taller salinero, o quienes se atreven con la visita que viene acompañada de cata.
Todo para abrir boca de cara a esta experiencia sensorial que nos ofrecerá también Almazen, este restaurante que además ofrece su comida en una barra adaptada para un total de quince personas que toman asiento alrededor de la cocina para disfrutar de todo un espectáculo para los sentidos.
De esta forma, lo que buscan desde el restaurante es que los comensales interactúen con la cocina, conociendo de esta forma la procedencia de los productos con los que trabajan y pudiendo ser testigo del trabajo de elaboración.
El menú consta de aperitivo, entrantes, pescado, carne y postres, y al hacer la reserva podemos avisar de cualquier tipo de intolerancia o alergia. Porque sí, para poder acercarnos a Almazen, y dado que trabajan con la oferta que tienen los productores y agricultores de la zona, es necesario reservar previamente para que puedan organizar un buen menú acorde a las personas que se vayan a acercar a degustarlo. Las reservas se pueden hacer en el teléfono 628 175 079 o en el mail reservas@almazensalinas.com.
Este parte de un precio de 65 euros por persona, y cuentan con carta de vinos, aunque no descartan, de cara a futuro, crear un maridaje que se adecue y baile con las notas de los platos a los que acompañen. Sea como sea, el verano es un momento propicio para acercarnos a Salinas de Añana y disfrutar de un día de lo más salado.
La historia salinera
Añana se ha volcado durante años en la recuperación de tan legendario oficio, todo para conservar el Valle Salado. Ahora, son diferentes las formas en que podemos conocer su historia. Podemos optar por la visita convencional, acercarnos a los manantiales de salmuera, convertirnos en salineros a través de su taller, optar por la realidad virtual o hacer una visita al Valle Salado y acompañar esta de una cata. También ofrecen visitas escolares, talleres familiares y visitas adaptadas.