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Aluvión de casos de anorexia en jóvenes por los ‘modelos’ que difunden las redes

Las consultas por trastornos alimenticios en Atención Primaria crecen un 10%, sobre todo entre menores de 18 años
Una joven con el teléfono móvil

En Instagram el hashtag #anorexia supera los 5,5 millones de publicaciones y #diet se sitúa en los 72 millones. Mujeres y niñas son las principales damnificadas de los contenidos que invitan por las redes sociales a la anorexia y la bulimia o al trastorno por atracón. Un problema de salud pública que no es menor ya que en Estados Unidos alguien muere cada 52 minutos a causa de problemas con la comida.

En este preocupante contexto, la incidencia y prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) están aumentado considerablemente en los últimos años, sobre todo en mujeres adolescentes, agravándose tras la pandemia. De hecho, las consultas sobre estos trastornos han crecido un 10% en Atención Primaria en pacientes menores de 18 años, según revelan los datos expuestos en el Congreso del Médicos de Familia.

Además se calcula que el número de hospitalizaciones en la infancia por esta causa ha aumentado un 22% en el último año, una tendencia que preocupa cada vez más a los especialistas. “Ahora vemos que es un fenómeno que está adelantando incluso hasta los doce años”, afirman.

Los cuerpos delgados que promueven las redes sociales crean nocivos patrones de alimentación. FREEPIK

La doctora Isabel Paúles apunta a un claro responsable, las redes sociales, ya que suponen una exposición, en demasiadas ocasiones, falseada de la realidad. “Se tiende a exponer una versión filtrada y editada de la realidad, pero que implica tener una percepción distorsionada de lo que es normal o alcanzable, favoreciendo una disminución de la autoestima”, destaca.

Por ello, las principales afectadas son chicas jóvenes. Así la anorexia nerviosa ha pasado del 0,1 al 2%; bulimia nerviosa del 0,37 al 2,98% y el trastorno por atracón del 0,62 al 4,45%. Este trastorno por atracón se define como la sobreingesta frecuente con falta de control (no poder parar, no controlar la cantidad), y acusado sentimiento de malestar.

En el conjunto del Estado, cerca de 400.000 personas sufren un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria). Desglosando este dato, la Sociedad de Médicos de Familia indica que uno de cada veinte adolescentes, sobre todo chicas, sufren alguna patología de este tipo. A pesar de que hay varios tipos de trastorno, todos tienen aspectos en común; la alteración del peso, la obsesión por la imagen corporal y la dieta, y sobre todo, el gran malestar emocional que sufre la afectada.

Cánones físicos inalcanzables

“Es que la exposición distorsionada del aspecto físico, utilizando continuos filtros y edición de las fotos, crea cánones físicos inalcanzables, lo que favorece un empobrecimiento de la confianza en uno mismo y derivando en problemas de autoimagen y trastornos de la alimentación. De hecho, mientras que en las redes sociales impulsan en los chicos el aumento de masa muscular, en las chicas tienden a promocionar el cuerpo delgado y esbelto como garantía de éxito social”, según la doctora Paúles.

En este sentido, afirma que “como médicos de familia debemos estar alerta a posibles signos que nos hagan detectar estos problemas en la conducta alimentaria”. Cambios constantes en el estado de ánimo, falta de energía, preocupación excesiva por el aspecto físico, o visitas al baño después de comer deben encender las alertas de las familias sobre un TCA.

Paúles pone el foco en la importancia del diagnóstico temprano desde el ámbito de la Atención Primaria, así como la derivación posterior a Salud Mental. “Como médicos de familia debemos estar alerta a posibles señales que nos hagan detectar estos problemas en la conducta alimentaria”. En este sentido, apunta otros síntomas muy sospechosos, Tendencia a la astenia, estar pendiente continuamente del espejo, reconocimiento de una baja ingesta por el “no tengo hambre”, aislamiento social con necesidad de estar siempre conectado, ausencia de contacto visual en la consulta cuando se pregunta sobre temas de alimentación y ejercicio físico, son algunos signos de alarma que pueden indicar un posible problema de alimentación.

Diagnóstico, de 1 a 4 años

En su opinión detectar estos problemas de forma temprana es vital ya que “el diagnóstico puede demorarse meses o años, en concreto alrededor de un año para la anorexia nerviosa y de cuatro años para la bulimia nerviosa”.

No obstante, estos trastornos, aunque con cuadros de gravedad, presentan altos porcentajes de recuperación. Según el Ministerio de Salud, alrededor del 50% o 60% de los casos se recupera totalmente, entre un 20% a un 30% lo hace parcialmente, y solo entre un 10% y un 20% cronifica la enfermedad. También se ha evidenciado cómo los pacientes con bulimia tienen una mejor recuperación que los pacientes con anorexia. Sin embargo aquellas que vomitan, usan laxantes, diuréticos o enemas, tienen mayor tendencia al suicidio.

Para la enfermera Julia Ruiz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Pública de la S EMG, “se necesitan tratamientos personalizados, que tengan en cuenta los contextos sociales, para mejorar la respuesta y minimizar el sufrimiento asociado con estas enfermedades que afectan tanto a la esfera biológica como a la psicosocial”.

02/07/2024