La compra de la vivienda es probablemente el gasto más importante al que tiene que enfrentarse una persona o una familia a lo largo de su vida, por lo que el ciudadano medio se verá obligado a recurrir a un préstamo hipotecario para poder afrontarlo.
Así, la entidad bancaria entregará al cliente una cantidad de dinero que este se compromete a devolver (capital más intereses) mediante cuotas periódicas en un plazo previamente pactado. Si por circunstancias de la vida recibes un ingreso extra o si con el paso de los años logras ahorrar un dinerillo, es probable que te plantees ir amortizando la hipoteca de forma anticipada.
Antes de tomar una decisión definitiva al respecto, hay que tener en cuenta una serie de aspectos como comisiones, necesidades de liquidez, incentivos fiscales o el tiempo que falta para finiquitar el préstamo, ya que cada caso de amortización de hipoteca es diferente y tiene sus propias peculiaridades.
Más ahorro
El mejor momento para amortizar una hipoteca es durante los primeros años del préstamo. De esa forma te ahorrarás más intereses, puesto que, en el sistema de amortización francés, el más usado por los bancos españoles, estos son más altos al principio del préstamo que al final. Con el paso de los años, se pagan menos intereses y más capital.
Si tu objetivo es ahorrarte la mayor cantidad de dinero posible, comprueba bien si la amortización anticipada de la hipoteca está ligada al pago de comisiones, ya que en ese caso puede que la amortización no te resulte rentable. También es esencial vigilar de cerca el euríbor ya que, cuanto mayor sea, mayores serán los intereses que deberás pagar y más ahorrarás si amortizas de forma anticipada.
Otro punto a tener en cuenta que puede incrementar tu ahorro es que si firmaste el préstamo para la compra de tu vivienda habitual antes del 1 de enero de 2013, puedes disfrutar de una serie de ventajas fiscales por la amortización del préstamo hipotecario, pudiendo deducirte el 15% de lo aportado en el ejercicio, hasta un límite de 9.040 euros.
Cuota o plazo
Si te planteas pagar al banco antes de tiempo una parte del dinero que le debes, puedes elegir principalmente entre dos opciones: amortizar cuota (reducir el dinero que pagas al mes) o amortizar plazo (acortar la duración del préstamo). Las dos alternativas tienen sus ventajas e inconvenientes, y la mejor elección dependerá de cada cliente.
Reducción de cuota
Si decides reducir la cuota mensual, dispondrás de más dinero cada mes para otros gastos o inversiones. Además, si tus ingresos son variables o prevés una reducción de estos en el futuro, ahorrar un poquito más al mes te permitirá hacerte con un pequeño colchón para posibles imprevistos.
Con esta opción, aunque reduzcas la cuota mensual, seguirás pagando intereses durante todo el plazo original de la hipoteca, por lo que el ahorro en lo que se refiere a los intereses será menor.
Reducción de plazo
Si te decantas por amortizar plazo, es decir, reducir los años durante los que tienes que pagar la hipoteca, pagarás menos intereses porque dejarás de pagar un número determinado de cuotas. Mientras, la cuota mensual será más elevada, por lo que dispondrás de menos liquidez a corto plazo, lo que puede suponer un contratiempo si tus ingresos disminuyen o si surge algún imprevisto.
¿Cuál es la mejor opción?
En realidad, no se puede generalizar y decir que hay una opción mejor que otra. La más acertada para el cliente será la más acorde a su situación financiera y a sus prioridades.
Se recomienda reducir cuota si necesitas recortar tus gastos mensuales por cualquier motivo, por ejemplo, ingresos variables, jubilación cercana o si deseas tener más dinero disponible cada mes, o si valoras más la liquidez mensual y una mayor flexibilidad financiera a corto plazo.
En cambio, si tu objetivo es pagar menos intereses, tienes estabilidad financiera suficiente y deseas terminar de pagar la hipoteca lo antes posible, amortizar plazo será tu mejor opción.