Ana Garralda, UNICEF: "Si un niño entra por una frontera y después va a otra frontera, las autoridades deben saber quién es"

Desde el punto de ayuda que UNICEF tiene desplegado en la frontera de Polinia con Ucrania, en concreto en Medyka, Ana Garralda afirma que el trasiego de refugiados que atienden es constante. Hablamos de decenas de miles de personas a las que intentar dar cobijo, información y seguridad. En especial a los niños y niñas que en estos momentos necesitan más protección y atención que el resto, si cabe.

¿Qué son los puntos azules?

"Estamos en negociación con las autoridades locales y el Gobierno de Polonia para ofrecer espacio de protección a los menores a través de los que llamamos puntos azules", señala la enviada especial de UNICEF en esta zona. De hecho esperan poder desplegar una veintena en las próximas semanas como ya tienen en otro país fronterizo, Moldavia.

Los puntos azules están pensadas para esos niños y niñas no acompañados que llegan día sí y día también a la frontera. "El problema de los niños no acompañados es creciente y real", asegura y afirma que sólo entre el 24 de febrero y el 17 de marzo, 500 menores no acompañados han entrado desde Ucrania a Rumanía. "Sabemos que el fenómeno va a seguir aumentando" y el riesgo de mafias es enorme", advierte.

"Esos niños no solo enfrentan riesgos al salir de Ucrania porque en ese tránsito hay minas sino que cuando llegan, si no están bien identificados, pueden ser captados por las mafias", remarca y alerta de que la criminalidad no disminuye en estas situaciones sino todo lo contrario. De ahí la importancia de la coordinación institucional. 

"Desde unicef hacemos un llamado contundente para que haya coordinación y se comparta la información entre gobiernos", urge. Pide que se compartabn los registros. "Hay que incrementar toda esa coordinación institucional para detectar esos casos que puedan ser carnaza", subraya y añalde, "si un niño entra por una frontera y después va a otra frontera, las autoridades sepan quién es. Es nuestra gran preocupación junto a su atención psicológica". 

Secuelas psicológicas

Preguntada por cómo llegan esos niños y niñas cuando cruzan la frontera, nos cuenta Ana Garralda que la situación es dramática. "No hay más que ver sus caras. Están como despistados, angustiados", explica y pone el ejemplo de una niña a la que atendió ayer. "Estaba haciendo un dibujo y eran garabatos sin sentido, no había formas", señaña. "Es una muestra de las secuelas psicológicas. Dejan todo lo que conocen en un camino al éxodo. No saben dónde van a ir y muchas familias no saben lo que va a ser de ellas. Ahí es donde tenemos que intervenir", puntualiza.

UNICEF agradece las muestras de solidaridad llegadas desde todas partes. "La solidaridad es impresionante pero hay que hacerlo de forma regulada. Mucha gente llega en furgoneta, con autobuses para llevarse a ucranianos. Si no se hace regulado es un caos y en el caos llegan los problemas", afirma. "Cuando te sales de las líneas oficiales es cuando aparecen las mafias de trata de personas y de órganos", advierte. 

Augura un conflicto largo y por lo tanto es muy difícil ahora extraer conclusiones y anima a la ciudadanía a que realice donaciones económicas porque, asegura, "es la forma más efectiva de ayudar porque nosotros detectamos bien dónde están las necesidades, educación, agua, sanidad, podemos ver las mayores necesidades para aplicarlo de manera eficaz", resalta.

En cuanto a los niños que están siendo acogidos en Euskadi subraya la importancia de coordinarse con los servicios de atención a la infancia de cada Comunidad Autónoma y que todo quede registrado. Una vez hecho esto, señala, es necesario integrar a esos menores en el sistema de salud, educativo y en el resto de instituciones para que tengan la vida "más normal posible".